Capítulo 11 Lo encontró
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Lillian se enteró de que Sebastian no estaba en Kingston y que encontrarlo sería imposible por ahora, asi que decidió no insistir en el asunto.
Antes de irse, Simon le entregó su tarjeta de visita, animándola a contactarlo si alguna vez necesitaba ayuda en Ravenshire. Ella aceptó sin dudar, sabiendo que su camino era largo y que construir conexiones solo podría beneficiarla.
Después de dejar la residencia Carter, Lillian se quedó en Ravenshire unos días antes de partir hacia Solara.
Este viaje a Ravenshire no era solo para encontrar a Sebastian. También tenía sus propios asuntos que atender. Antes de partir, había enviado a Karina Nelson a Solara para gestionar varios terrenos que le interesaban.
Solara era una importante ciudad portuaria internacional con una economía en rápido crecimiento.
Planeaba establecerse allí por dos razones. Primero, por su potencial económico, y segundo, por su proximidad a Kingston, lo que le permitiría mantenerse al tanto de sus desarrollos.
Para equilibrar sus estudios, también se había inscrito en la Escuela Secundaria Riverdale en Solara, y el nuevo semestre estaba a punto de comenzar en unos días.
En la estación, Karina observó cómo la chica salía, vestida con un chándal blanco y una gorra de béisbol baja sobre su rostro. Aun así, el leve brillo en sus ojos brillantes y la sonrisa apenas perceptible en la esquina de sus labios aún se podían ver.
“Lillian, ¿cómo estás? Debes estar cansada“, dijo Karina mientras tomaba casualmente la mochila de Lillian.
Lillian puso un puchero juguetón. “Karina, estás exagerando. Solo traje una bolsa. ¿Cómo podría estar cansada?”
Karina era alguien a quien Lillian había rescatado hace cuatro años. Nunca había preguntado sobre el pasado de Karina, y Karina, en agradecimiento por haber sido salvada, había elegido quedarse al lado de Lillian. Con el tiempo, Karina había ayudado a gestionar muchos de los asuntos externos de Lillian. La gratitud de Karina por la ayuda de Lillian había evolucionado hacia algo más profundo. Había asumido el papel de cuidadora, a veces como una hermana mayor, a veces como una madre, cuidando de Lillian no por obligación, sino porque realmente quería protegerla.
La presencia de Lillian naturalmente atraía la atención. La gente a su alrededor ya había
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comenzado a notarla, y algunos incluso sacaron sus teléfonos para tomar fotos. Al ver esto, las dos salieron rápidamente de la estación.
Sin que ellas lo supieran, alguien ya había subido una foto en línea. La imagen mostraba a una chica con una mochila, una mano metida casualmente en su bolsillo. Aunque la gorra de beisbol arrojaba una sombra sobre sus ojos, sus delicadas y refinadas características aún eran visibles. El pie de foto decía: “Vi a esta chica en la estación. Su aura es única en un siglo. ¿Alguien sabe de qué escuela es? ¡Buscando conectar!”
Lo que no se dieron cuenta fue que esta publicación pronto llevaría a un cierto hombre directamente a la ubicación de, Lillian.
Mientras tanto, en una extensa villa en Solara, dentro del dormitorio principal del edificio principal, un hombre yacía perezosamente en el sofá, envuelto en una bata de seda negra. El cinturón estaba atado de manera holgada en su cintura, y sus largas piernas estaban cruzadas casualmente.
Recién salido de la ducha, el cabello húmedo de Sebastian estaba ligeramente despeinado, añadiendo a su aire de indolencia descuidada. Sus dedos delgados y bien definidos tomaron la carpeta que Conrad le entregó. Sus ojos profundos e inescrutables permanecieron impasibles mientras hojeaba el contenido.
La carpeta contenía nada menos que la información personal de Lillian.
“Señor Whitmore, hay muy poca información sobre esta chica. Movilicé a toda nuestra gente, y esto es todo lo que pudimos encontrar“, dijo Conrad impotente. La gente bajo su mando eran la élite de la familia Whitmore, pero habían fallado en descubrir mucho sobre una simple joven.
Los labios de Sebastian se curvaron ligeramente. “Lillian Harrington… Ese apellido no es común. ¿Me estás diciendo que no hay nada en absoluto?”
Conrad respondió, “Señor Whitmore, realmente no pudimos encontrar nada. O los registros fueron deliberadamente borrados, o alguien los ocultó. Entonces, ¿deberíamos continuar la búsqueda?”
Sebastian reflexionó por un momento antes de hablar con su voz baja y magnética. “Por ahora no. En cambio, investiga la conexión de Lillian con la familia Harrington en Kingston.”
Eso era lo que más le desconcertaba. La familia Harrington tenía un estatus significativo en Kingston debido a que sus antepasados habían servido como médicos imperiales. Sin embargo, con el cambio de los tiempos, habían cambiado su enfoque al comercio y rara vez se involucraban en la medicina.
Sin embargo, las extraordinarias habilidades médicas de Lillian eran innegables, lo que hacía
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que Sebastian tuviera curiosidad.
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“Entendido“, respondió Conrad. Justo cuando estaba a punto de irse, algo vino a su mente. Se volvió, sacó su teléfono y dijo: “Señor Whitmore, hay una publicación en Twitter. Esta chica se parece mucho a la señorita Harrington. Echele un vistazo.”
Sebastian tomó el teléfono y echó un vistazo a la pantalla.
La imagen capturaba a una chica con una gorra de béisbol, sus ojos claros y brillantes brillaban desde debajo del ala.
Solo podía ser Lillian.
“¿Dónde fue tomada esta foto?” preguntó.
Conrad inmediatamente sintió el ánimo elevado de Sebastian y respondió: “En la estación de Solara. La señorita Harrington ingresó a la Escuela Secundaria Riverdale en Solara.
Probablemente esté allí
para
la escuela.”
Solo entonces Sebastian recordó que Lillian aún era estudiante. “Haz que alguien la vigile de cerca. Si le pasa algo, tú serás el responsable.”
