C16-UN VIAJE AL CORAZON.
C16- UN VIAJE AL CORAZON.
El baño estaba en completo silencio, Grayson la miró, su corazón latiendo con fuerza descontrolada mientras la sostenía en sus brazos. Kate estaba inconsciente, su cabeza descansando contra su pecho, los mechones de cabello que se habían soltado de su
moño rozándole la mandíbula.
-Kate… -murmuró.
Con cuidado, ajustó su agarre, sosteniéndola como si fuera algo frágil que podía romperse con el más mínimo movimiento. Su mano tembló ligeramente mientras buscaba su pulso en la muñeca y cuando sintió el latido bajo sus dedos, dejó escapar la respiración que habia estado conteniendo.
-Gracias a Dios… -susurró, cerrando los ojos por un breve segundo antes de abrirlos de nuevo.
Sacó su teléfono del bolsillo con la otra mano y marcó.
-Trae el auto. Ahora ordenó al chofer -. Entrada principal. En dos minutos.
Colgó antes de recibir respuesta.
Volvió a levantarla, esta vez con más cuidado, sus brazos fuertes la sostenían con una delicadeza que nadie le habría creído capaz y la atrajo, su cuerpo se adaptó al de él como si lo conociera de memoria.
Salió del baño con Kate en brazos.
Cuando salió del hotel, su chofer ya esperaba junto al auto.
-Abre la puerta del copiloto —dijo Grayson sin rodeos
El hombre asintió, sorprendido, pero se quedó de piedra, cuando vio a Grayson acomodarla en el asiento con la misma ternura que
tendría un hombre que sostiene algo valioso.
Le abrochó el cinturón con cuidado, y luego apartó con suavidad un mechón de cabello que se había soltado de su moño.
Los dedos se le quedaron un segundo sobre su mejilla.
-Tan terca… -susurró apenas, sin que nadie lo oyera.
Cerró la puerta y al girarse hacia el chofer, su expresión volvió a endurecerse.
-Busca un taxi para Sienna, dile que la lleve al hotel. Luego ve a casa. Yo me encargo a partir de aquí. 1
—Sí, señor Maxwell.
Sin más explicaciones, rodeó el auto y se sentó en el asiento del conductor, encendió el motor y arrancó.
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KUD PM MORE O
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Durante varios minutos, no dijo nada. Solo conducía, con la mirada fija en el camino… aunque cada tanto se desviaba hacia ella.
La veía tan frágil.
Tan hermosa.
Y no entendía por qué eso lo enfurecía más.
Kate se movió de pronto, girando un poco y su cuerpo rodó hacia él.
Grayson extendió una mano sin dejar de conducir y la acomodó con cuidado, pero su mano quedó sobre su muslo por unos segundos más de los necesarios.
-Mira lo que me obligas a hacer, Kate -murmuró con voz grave y controlada, aunque sus dedos la acariciaron inconscientemente. -Esto de jugar a ser tu caballero de brillante armadura no estaba en mi agenda.
Sus palabras eran duras, pero el tono traicionaba una ternura que no podía ocultar del todo, por más que lo intentara.
Suspiró, pasándose la mano por la nuca y la miró de reojo otra vez. Y esta vez no solo fue preocupación.
Era deseo.
Era rabia.
Era esa necesidad maldita de tenerla cerca… incluso cuando no debía.
Cuando llego a la mansión, cruzó el umbral con Kate aún en brazos y la sirvienta apenas lo vio se preocupó.
-¿Señor Maxwell? ¿Necesita ayuda?
-No-respondió mientras se dirigía a las escaleras-. Yo me encargo.
La sirvienta asintió y el subió las escaleras con Kate abrazada a su pecho. Sus pasos eran firmes, seguros… pero dentro de él, el
corazón no dejaba de golpear.
Cada rincón de la casa le traía recuerdos, pero ninguno tan fuerte como esa habitación. La misma en la que la tuvo por primera vez,
la noche que lo cambió todo.
Empujó la puerta con el hombro y entró. Y la acostó con cuidado sobre el colchón. Kate murmuró algo, inaudible, y se movió como
si buscara acomodarse.
-Shh… tranquila -susurró
–
No te muevas.
Ella obedeció, o quizá simplemente no podía resistirse y él se agachó y tomando su tobillo y comenzó a quitarle las sandalias, una a
una. Sus dedos rozaron la piel suave de sus pies. Se tomó su tiempo.
Le gustaba.
Maldita sea, le gustaba demasiado.
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C16- UN VIAJE AL CORAZON
Como un adicto sin poder apartarse, sus manos subieron por sus piernas, lentamente, deslizándose por la piel cálida hasta sus muslos y la giró con cuidado, exponiendo la cremallera del vestido.
Kate murmuró de nuevo, entre el sueño y el delirio.
-No vas a dormir así le dijo en voz baja, con un dejo de sonrisa amarga. -Voy a ayudarte.
Tiró de la cremallera.
–
El vestido se abrió deslizándose por sus hombros, lo apartó con cuidado, hasta dejarla en ropa interior: un conjunto de encaje
negro, sutil, provocador, con transparencias.
Cada parte diseñada para matarlo.
Tragó saliva.
-Maldito Dios…
Contuvo el aliento y desvió la mirada, obligándose a no perder el control. Tomó la manta y la cubrió con ella, hasta los hombros.
Luego se sentó a su lado, respirando hondo, como si necesitara obligarse a no tocarla más.
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Pero sus dedos no resistieron del todo. Subieron al moño que sujetaba su cabello y, con delicadeza, lo soltó y un segundo después,
las hebras doradas se desparramaron por la almohada como una cascada suave.
Grayson la miró, hipnotizado.
-Las tentaciones son peligrosas, Grayson… —murmuró para sí mismo. -Contrólate.
Apartó la mirada y entonces lo vio.
Todo. La habitación. El reflejo en el espejo. La cama. El recuerdo de lo que una vez fueron… de lo que pudieron ser. Su pecho se
tensó y la nostalgia mezclada con frustración lo golpeó como una ola.
Y ahí, entre esos pensamientos… apareció Ethan.
Ese maldito nombre.
Su expresión cambió en segundos, tomó el teléfono y marcó sin pensarlo dos veces. 1
–Necesito que averigües un nombre -ordenó, casi en un gruñido—. Ethan.
Pausó. Sus ojos se clavaron en ella de nuevo, quien dormía ajena al torbellino dentro de Grayson.
Y él… ya no podía ni respirar.
-Quiero saber quién es en la vida de mi esposa.
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