Capítulo 93
Capítulo 93
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La mano de Celia se quedó inmóvil en el picaporte, paralizada, sin poder creer las impactantes palabras de Fabio.
¿Recogerla? ¿A quién recogieron? ¿A ella?
Rosa, que también había contenido sus sentimientos durante muchos años, estalló.
-¿Ahora me echas la culpa? ¿Por qué no mencionas que tu madre vendió a tu hija biológica al verla llegar al mundo? Desprecian a las mujeres, y ¿por eso pudieron vender a mi hija? Cuando perdí a mi bebé, fue mi época más oscura, y en ese momento encontré a Celia. ¡Nunca entenderás cómo me sentía en ese momento! Solo te importaba si tuvieras un hijo. ¡Para ti, hasta yo era una herramienta para continuar con tu linaje!
Rosa había guardado esas palabras en su corazón por décadas. El accidente que le ocurrió a Carlos le dio valor para enfrentar estos problemas, tanto a su esposo como a su matrimonio opresivo e injusto.
Fabio guardó silencio, más callado que nunca.
Rosa se secó las lágrimas, y, de pronto, vio a Celia en la puerta. Se levantó con incredulidad.
-¿Celia…?
Aunque Celia aún no podía aceptar lo que había escuchado, entró con falsa serenidad. Abrió la puerta y les preguntó con voz ronca:
-¿Carlos aún no ha despertado?
-No-Rosa dudó y le preguntó tras una pausa-. Mi hija, ¿escuchaste lo que dije?
Celia bajó la vista, sintiendo cómo las lágrimas ardían sus ojos. Asintió.
-Sí. Ahora entiendo por qué siempre lo preferían durante todos estos años. Él era su sangre. Yo no, ¿cierto?
Rosa sintió un punzante dolor en el corazón, recordando a su propia hija que fue vendida por su suegra. Le tòmó las manos e intentó explicarle:
-Perdón, Celia, no fue intencional…
Ella nunca quiso maltratarla a propósito. Pero en la familia Sánchez, ella era la parte vulnerable, sin derecho a decidir en todo eso.
***
En el edificio del Grupo Haus Inversiones, Nicole introdujo a Mateo a la oficina de César. César se paró frente al gran ventanal, contemplando la ciudad próspera y ruidosa. Vestfa un suéter de cachemir de color gris y un par de pantalones negros impecables. El traje acentuaba perfectamente sus piernas largas y atléticas.
Mateo se le acercó y le preguntó con respeto:
-Señor Herrera, ¿quiere verme?
El reflejo en el vidrio devolvió una mirada interrogativa.
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Capitulo 93
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-Un detenido en su comisaría se quedó inconsciente por una pelea. ¿Cómo permitió que eso ocurriera? 1
Mateo palideció. De hecho, solo supo el caso después de que ocurriera. Si sus superiores se enteraban de lo sucedido, él también tendría que asumir la responsabilidad. Al principio, creía que podría mantenerlo en secreto sin que nadie lo supiera, pero ahora…
-¿Desde cuándo la policía puede lastimar a los detenidos ilegalmente? -lo interrogó César, con cara impasible.
-¡Yo lo supe hasta después! No sabía por qué eso había ocurrido…
César rio, con una presencia intimidante.
-Parece que se ha enterado de lo ocurrido… ¿Y optó por ocultarlo?
Él pasó junto a Mateo y se sentó en el sofá, luego tomó un sorbo de café.
-¿Cree que nadie lo investigaría porque la víctima es una persona común? Señor Díaz, debe conocer muy bien las consecuencias de la negligencia.
Mateo sudaba por el miedo, dándose cuenta de que la víctima de este caso debía ser otra persona poderosa…
-Señor Herrera, no se preocupe. ¡Lo investigaré personalmente para darle una explicación razonable!
César seguía disfrutando del café con una sonrisa descifrable.
-Tiene dos días.
Mateo temblaba de temor, forzando una sonrisa.
-Entendido.
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