Capítulo 86
Al ver a Carlos en ese estado, el corazón de Celia se partió en mil pedazos. Se le acercó y lo ayudó a levantarse,
pero los guardias los separaron de inmediato. Ella dio un sobresalto y luego le dirigió a César una mirada llena de pánico.
—¿Qué vas a hacer? ¡Dijiste que si Sira estaba a salvo, no lo meterías en problemas!
Cuando le había contado a César sobre el secuestro, le aseguró que Carlos jamás lastimaría a Sira. 1
¡Y él había accedido sus condiciones!
César observó la palidez de Celia, impasible.
-¿No ves la herida en su frente? ¿A esto le llamas “estar a salvo”?
Celia quedó aturdida. Solo entonces notó el rastro de sangre en la frente de Sira.
-Dije que no lo metería en problemas, pero nunca dije que lo dejaría ir tan fácilmente le respondió con voz profunda, luego ordenó a Nicole-: Llévenlo a la comisaría. Secuestro es secuestro. Que la ley decida.
Nicole asintió, y los guardias llevaron a Carlos fuera del edificio.
César rodeó los hombros de Sira y se la llevó, pasando junto a Celia sin siquiera mirarla. Sira, sin embargo, sí lo hizo. Incluso le mostraba una sonrisa de triunfo.
En el auto, Nicole miró a César por el retrovisor.
-Jefe, ¿esperamos a la señorita Sánchez?
César abrió la boca para responder, pero Sira se llevó una mano a la cabeza, gimiendo.
-César… Ese desgraciado me golpeó con una llave inglesa. Me duele mucho…
Sin dudarlo dos veces, él le ordenó a Nicole:
-Vámonos a la clínica.
Total, ella sabría regresar por su cuenta…
***
Cuando Celía salió del edificio, el auto de César ya se había alejado. No era la primera vez que la dejaban atrás por Sira, así que ella ya estaba acostumbrada a eso.
Intentó llamar un taxi, pero la zona estaba demasiado desolada, así que no había rastro de autos. Incluso con la aplicación, ningún conductor aceptaba el pedido.
Bajo el sol abrasador, sin sombra a la vista, caminó más de diez kilómetros. El sudor empapó su ropa y la vista comenzaba a nublársele, Justo antes de llegar a la carretera, todo se volvió negro. Cayó al borde de la carretera. En sus últimos segundos de consciencia, vio un auto blanco acercándose lentamente,
***
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En la clínica, César estaba hablando con Nicole. Tras la llamada, guardó el celular en el bolsillo. El médico salió de la habitación.
-¿Cómo está?
-Solo sufrió un shock. No tiene otras heridas graves-le respondió el médico.
César asintió y abrió la puerta para entrar. Sira se aferró a las sábanas, fingiendo miedo.
-César, ¡quería matarme! ¡Ha venido de nuevo!
-No lo hará respondió él, tras una pausa-. No te preocupes.
-No tengo rencores con él, ¿por qué me haría esto? —Una lágrima rodó por su mejilla, aparentando ser inocente -¿Fue… fue por Celia? Es su hermano, ¿fue ella quien lo mandó?
Ella lo observó, esperando su reacción. Antes, habría destruido a cualquiera que la lastimara así. Por eso, esta vez tampoco quería que perdonara a Carlos.
-No pienses demasiado -dijo César, consolándola-. Investigaré esto.
Ella asintió, forzando una sonrisa.
-De acuerdo.
Pero sus ojos ocultaban indignación y crueldad de rencores.
***
Cuando Celia despertó, estaba en otra clínica, recibiendo un suero. Se incorporó lentamente y una mujer mayor en la cama vecina le sonrió con amabilidad.
-Niña, has despertado. Te desmayaste del calor y un joven alto y apuesto te trajo. Me pidió ayuda para que te
cuidara. 1
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