Capítulo 64
Capítulo 64
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-Ya te dije que no me interesa el título de la señora Herrera ella le dijo con calma, mientras guardaba los documentos en el archivador-. Dáselo a quien sí le interese.
La expresión de César se tornó sombría.
-Celia, no seas ingrata.
Ella lo ignoró. Justo cuando él iba a decir algo más, el timbre de su celular lo interrumpió. Al ver que era Sira, contestó de inmediato, sin siquiera apartarse, con voz suave.
-¿Qué ocurrió?
Celia detuvo brevemente sus movimientos, sin volverse. Ese tono… Definitivamente, era una llamada de Sira.
-César, no sé por qué, pero Celia denunció al doctor Fernández. Es que él me hizo un favor y estoy segura de que hay algún malentendido en eso. ¿Podrías intervenir para ayudarlo?
César golpeaba ligeramente los dedos sobre el escritorio.
-Aléjate de ese tipo de personas que solo buscan provecho. No voy a intervenir-la rechazó con voz impasible y colgó la llamada.
Celia se sorprendió. Había imaginado el motivo de la llamada: pedirle ayuda por Felipe. Creía que él accediera… Después de todo, jamás le negaba nada a Sira.
César observó la espalda de Celia por un buen rato antes de levantarse con calma.
-No quiero volver a oír esas palabras -le ordenó.
Dicho esto, salió de la oficina. Celia lo vio alejarse, confundida. ¿A qué se refería con “esas palabras”? ¿Estaría hablando sin sentido otra vez?
***
Sira, al ser rechazada, acudió a Rocío, quien se ofreció a ayudarla de inmediato. Estaban cenando juntas. Al notar que Sira estaba desanimada y apenas comía, Rocío le preguntó, preocupada.
-Sira, ¿qué sucedió?
Ella se puso cara de tristeza.
-Pues, nada… Es que siento que la relación entre César y yo ya no es la misma de antes.
Rocío se puso nerviosa al oír el tema. Quería contarle que César se había visto obligado a casarse con una mujer a la que no amaba. Además, jesa mujer era la perra lamebotas de César! No obstante, si Sira se enteraba del matrimonio de César, él la mataría…
-Estás exagerando, Sira. César te quiere mucho. Lleva años esperándote, ¿no? -intentó consolar a Sira.
-¿En serio? -Sira la míró-, No mientas, Rocío. Sé que hay una mujer que se llama Celia Sánchez en la vida de César, ¿cierto?
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Capítulo 64
-¿Cómo lo sabes? – Rocío se sobresaltó y se dio cuenta de su error-. ¿Él te lo dijo?
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Sira observó la reacción de Rocío con atención. Al confirmar sus sospechas, bajó la cabeza para fingir unas lágrimas.
-No, los vi juntos.
Rocío se alivió visiblemente y le puso una mano en el hombro para reconfortarla.
-Sira, no lo malinterpretes. Tú eres la mujer a la que César ama. Celia es solo la perra lamebotas de él.
-¿Perra lamebotas? -Sira se sintió algo perpleja por esa descripción de Rocío.
-Exactamente. Además, ella es la que lo persigue, mientras que César nunca le ha hecho caso.
Sira se quedó pensativa. Por la actitud de Rocío, dedujo que decía la verdad. Debía ser cierto que César casi no le prestaba atención a Celia antes. Pero ahora ya no veía esa actitud en él. Llevaban seis años juntos y ahora compartían casa… Era posible que César hubiera desarrollado sentimientos por Celia sin darse cuenta.
Apretó los cubiertos con fuerza. Al principio, pensaba esperar a que César resolviera lo del registro civil de su hijo antes de actuar, pero después de un mes sin que César mencionara el tema, sumado a las amenazas de Celia, sintió que el tiempo se le acababa. Necesitaba encontrar un plan infalible.
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