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Por que 450

Por que 450

Dylan volteó la mirada hacia Nicolás, con un dejo de compasión, pero como su amigo, sintió debía 

consolarlo. Puso una mano sobre su hombro. 

-Mira este líoSeguro que Celia solo dijo eso porque la presionaron, ¿cierto? 

que 

Sus palabras, en lugar de ayudar, hicieron que la expresión de Nicolás se tornara aún más sombría. Avanzó hacia el grupo de personas. 

-Solo salí un momento y ya pasó semejante escándalo. 

Al oír la voz de Nicolás, Celia se sobresaltó, pero no dijo nada para explicarse. Este asunto parecía dirigido contra ella, pero en el fondo envolvía la relación entre Nicolás y ella. Era un hecho que ella aún no se había divorciado, pero con Nicolás ella nunca había cruzado el límite. Antonio era su maestroIncluso si ella realmente tuviera esos sentimientos, simplemente no podía saltarse ese obstáculo. 

Dylan se acercó con una sonrisa burlona, echó un vistazo a la mujer embarazada en el suelo y, al ver la foto en su mano, se la arrebató de un tirón. 

-Vaya, es esta una foto de la doctora Sánchez, ¿no es así? ¿Ahora los que arman escándalos incluso vienen con fotos de los doctores para extorsionar? 

-¡Tú! ¿A quién llamas extorsionadora? -La mujer se puso de pie, furiosa—. ¡Vine a exigir justicia por mi esposo! Esta doctora de su clínica se trepa a la cama de los poderosos, ¡y es infiel enredándose con el joven señor Gómez! Por su culpa, ¡despidieron a mi esposo! 

Dylan se rio despectivo. 

-¿Y qué tiene que ver que despidieran a tu esposo con que ella se enrede o no con el joven señor Gómez? 

La mujer se quedó sin palabras, completamente exasperada. 

-¡Y tú quién eres! ¡No te metas donde no te llaman! ¡Te voy a reportar! 

-Doctor Gómez, mira, ¡dice que va a reportarme! Dylan se acercó a Nicolás-. Esto afecta tu reputación y la de la doctora Sánchez. 

Al oír el apellido Gómez, la mujer se quedó pasmada por un momento. Nicolás tenía la expresión sombría. 

-De los que despidieron de la familia Gómez, aparte de Sía, está el chofer, Daniel Rivas. ¿Usted es su esposa? 

-EsosíSolo vine hoy a entender la situación… 

-¿Qué situación quiere entender? Que mi familia solo despidió a Daniel ya fue un gesto de consideración. Por lo que hizo, bien podría haber pasado diez días o incluso un mes en la cárcel. Él sabe muy bien por qué lo despedimos. Y usted también sabe muy bien quién la mandó aquí a inventar rumores. 

La mujer palideció. ¿Por qué la cosa no era como se lo habían planteado? ¿Por qué el joven señor Gómez había aparecido justo en el peor momento? No obstante, ya no podía retroceder. Se aferró como fiera a su versión: 

-Si de veras son inocentes, ¿por qué les importa lo que yo diga? Si no fuera por ella, ¿la señora Gómez habría 

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usado a mi esposo para ese asunto? Y ahora, ustedes siguen su vida como si nada hubiera pasado, ¡y a mi esposo lo echaron! 

Celia apretó furiosa los labios. ¿Que seguían su vida como si nada? ¡Ella casi había perdido la movilidad de una mano! ¡Y su mano derecha aún no había recuperado la fuerza, no podía sostener un bisturí, ya no podía ser cirujana principal! ¿Eso significaba que no había sucedido nada en su vida? 

-Si fue error de mi madre, debería ir a quejarse con ella, en vez de acosar a una inocente. En cuanto a mi relación con la doctora Sánchez, yo sé que ella está casada —las palabras de Nicolás hicieron que los presentes contuvieran la respiración-. Soy yo quien, por su parte, quiere perseguirla. Pero ella no ha aceptado. Sé que no se ha divorciado, así que estoy dispuesto a esperar a que lo haga. Si hay alguien seduciendo a otro, soy yo quien la 

seduce a ella. 

Celia miró a Nicolás, estupefacta, y apretó levemente los puños. 

-Si todavía tiene objeciones al respecto, puedo llamar a mi madre y a tu esposo. Podremos confrontarlos en la oficina. Y si eso no resuelve el asunto, pues llamamos a la policía. 

Su tono era calmado, sin alterarse, pero esas simples palabras hicieron que la expresión de la mujer se tornara aún más avergonzada. 

Si él quería una confrontaciónella podía aprovechar su embarazo para montar más escándalos, pero si llamaban a la policía, no tendría más remedios

Dylan volteó la mirada hacia Nicolás, con un dejo de compasión, pero como su amigo, sintió debía 

consolarlo. Puso una mano sobre su hombro. 

-Mira este líoSeguro que Celia solo dijo eso porque la presionaron, ¿cierto? 

que 

Sus palabras, en lugar de ayudar, hicieron que la expresión de Nicolás se tornara aún más sombría. Avanzó hacia el grupo de personas. 

-Solo salí un momento y ya pasó semejante escándalo. 

Al oír la voz de Nicolás, Celia se sobresaltó, pero no dijo nada para explicarse. Este asunto parecía dirigido contra ella, pero en el fondo envolvía la relación entre Nicolás y ella. Era un hecho que ella aún no se había divorciado, pero con Nicolás ella nunca había cruzado el límite. Antonio era su maestroIncluso si ella realmente tuviera esos sentimientos, simplemente no podía saltarse ese obstáculo. 

Dylan se acercó con una sonrisa burlona, echó un vistazo a la mujer embarazada en el suelo y, al ver la foto en su mano, se la arrebató de un tirón. 

-Vaya, es esta una foto de la doctora Sánchez, ¿no es así? ¿Ahora los que arman escándalos incluso vienen con fotos de los doctores para extorsionar? 

-¡Tú! ¿A quién llamas extorsionadora? -La mujer se puso de pie, furiosa—. ¡Vine a exigir justicia por mi esposo! Esta doctora de su clínica se trepa a la cama de los poderosos, ¡y es infiel enredándose con el joven señor Gómez! Por su culpa, ¡despidieron a mi esposo! 

Dylan se rio despectivo. 

-¿Y qué tiene que ver que despidieran a tu esposo con que ella se enrede o no con el joven señor Gómez? 

La mujer se quedó sin palabras, completamente exasperada. 

-¡Y tú quién eres! ¡No te metas donde no te llaman! ¡Te voy a reportar! 

-Doctor Gómez, mira, ¡dice que va a reportarme! Dylan se acercó a Nicolás-. Esto afecta tu reputación y la de la doctora Sánchez. 

Al oír el apellido Gómez, la mujer se quedó pasmada por un momento. Nicolás tenía la expresión sombría. 

-De los que despidieron de la familia Gómez, aparte de Sía, está el chofer, Daniel Rivas. ¿Usted es su esposa? 

-EsosíSolo vine hoy a entender la situación… 

-¿Qué situación quiere entender? Que mi familia solo despidió a Daniel ya fue un gesto de consideración. Por lo que hizo, bien podría haber pasado diez días o incluso un mes en la cárcel. Él sabe muy bien por qué lo despedimos. Y usted también sabe muy bien quién la mandó aquí a inventar rumores. 

La mujer palideció. ¿Por qué la cosa no era como se lo habían planteado? ¿Por qué el joven señor Gómez había aparecido justo en el peor momento? No obstante, ya no podía retroceder. Se aferró como fiera a su versión: 

-Si de veras son inocentes, ¿por qué les importa lo que yo diga? Si no fuera por ella, ¿la señora Gómez habría 

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usado a mi esposo para ese asunto? Y ahora, ustedes siguen su vida como si nada hubiera pasado, ¡y a mi esposo lo echaron! 

Celia apretó furiosa los labios. ¿Que seguían su vida como si nada? ¡Ella casi había perdido la movilidad de una mano! ¡Y su mano derecha aún no había recuperado la fuerza, no podía sostener un bisturí, ya no podía ser cirujana principal! ¿Eso significaba que no había sucedido nada en su vida? 

-Si fue error de mi madre, debería ir a quejarse con ella, en vez de acosar a una inocente. En cuanto a mi relación con la doctora Sánchez, yo sé que ella está casada —las palabras de Nicolás hicieron que los presentes contuvieran la respiración-. Soy yo quien, por su parte, quiere perseguirla. Pero ella no ha aceptado. Sé que no se ha divorciado, así que estoy dispuesto a esperar a que lo haga. Si hay alguien seduciendo a otro, soy yo quien la 

seduce a ella. 

Celia miró a Nicolás, estupefacta, y apretó levemente los puños. 

-Si todavía tiene objeciones al respecto, puedo llamar a mi madre y a tu esposo. Podremos confrontarlos en la oficina. Y si eso no resuelve el asunto, pues llamamos a la policía. 

Su tono era calmado, sin alterarse, pero esas simples palabras hicieron que la expresión de la mujer se tornara aún más avergonzada. 

Si él quería una confrontaciónella podía aprovechar su embarazo para montar más escándalos, pero si llamaban a la policía, no tendría más remedios… 

-¿Y qué más? ¿Por qué aún no se va? ¿De veras quiere que llamemos a la señora Góm

Dylan volteó la mirada hacia Nicolás, con un dejo de compasión, pero como su amigo, sintió debía 

consolarlo. Puso una mano sobre su hombro. 

-Mira este líoSeguro que Celia solo dijo eso porque la presionaron, ¿cierto? 

que 

Sus palabras, en lugar de ayudar, hicieron que la expresión de Nicolás se tornara aún más sombría. Avanzó hacia el grupo de personas. 

-Solo salí un momento y ya pasó semejante escándalo. 

Al oír la voz de Nicolás, Celia se sobresaltó, pero no dijo nada para explicarse. Este asunto parecía dirigido contra ella, pero en el fondo envolvía la relación entre Nicolás y ella. Era un hecho que ella aún no se había divorciado, pero con Nicolás ella nunca había cruzado el límite. Antonio era su maestroIncluso si ella realmente tuviera esos sentimientos, simplemente no podía saltarse ese obstáculo. 

Dylan se acercó con una sonrisa burlona, echó un vistazo a la mujer embarazada en el suelo y, al ver la foto en su mano, se la arrebató de un tirón. 

-Vaya, es esta una foto de la doctora Sánchez, ¿no es así? ¿Ahora los que arman escándalos incluso vienen con fotos de los doctores para extorsionar? 

-¡Tú! ¿A quién llamas extorsionadora? -La mujer se puso de pie, furiosa—. ¡Vine a exigir justicia por mi esposo! Esta doctora de su clínica se trepa a la cama de los poderosos, ¡y es infiel enredándose con el joven señor Gómez! Por su culpa, ¡despidieron a mi esposo! 

Dylan se rio despectivo. 

-¿Y qué tiene que ver que despidieran a tu esposo con que ella se enrede o no con el joven señor Gómez? 

La mujer se quedó sin palabras, completamente exasperada. 

-¡Y tú quién eres! ¡No te metas donde no te llaman! ¡Te voy a reportar! 

-Doctor Gómez, mira, ¡dice que va a reportarme! Dylan se acercó a Nicolás-. Esto afecta tu reputación y la de la doctora Sánchez. 

Al oír el apellido Gómez, la mujer se quedó pasmada por un momento. Nicolás tenía la expresión sombría. 

-De los que despidieron de la familia Gómez, aparte de Sía, está el chofer, Daniel Rivas. ¿Usted es su esposa? 

-EsosíSolo vine hoy a entender la situación… 

-¿Qué situación quiere entender? Que mi familia solo despidió a Daniel ya fue un gesto de consideración. Por lo que hizo, bien podría haber pasado diez días o incluso un mes en la cárcel. Él sabe muy bien por qué lo despedimos. Y usted también sabe muy bien quién la mandó aquí a inventar rumores. 

La mujer palideció. ¿Por qué la cosa no era como se lo habían planteado? ¿Por qué el joven señor Gómez había aparecido justo en el peor momento? No obstante, ya no podía retroceder. Se aferró como fiera a su versión: 

-Si de veras son inocentes, ¿por qué les importa lo que yo diga? Si no fuera por ella, ¿la señora Gómez habría 

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usado a mi esposo para ese asunto? Y ahora, ustedes siguen su vida como si nada hubiera pasado, ¡y a mi esposo lo echaron! 

Celia apretó furiosa los labios. ¿Que seguían su vida como si nada? ¡Ella casi había perdido la movilidad de una mano! ¡Y su mano derecha aún no había recuperado la fuerza, no podía sostener un bisturí, ya no podía ser cirujana principal! ¿Eso significaba que no había sucedido nada en su vida? 

-Si fue error de mi madre, debería ir a quejarse con ella, en vez de acosar a una inocente. En cuanto a mi relación con la doctora Sánchez, yo sé que ella está casada —las palabras de Nicolás hicieron que los presentes contuvieran la respiración-. Soy yo quien, por su parte, quiere perseguirla. Pero ella no ha aceptado. Sé que no se ha divorciado, así que estoy dispuesto a esperar a que lo haga. Si hay alguien seduciendo a otro, soy yo quien la 

seduce a ella. 

Celia miró a Nicolás, estupefacta, y apretó levemente los puños. 

-Si todavía tiene objeciones al respecto, puedo llamar a mi madre y a tu esposo. Podremos confrontarlos en la oficina. Y si eso no resuelve el asunto, pues llamamos a la policía. 

Su tono era calmado, sin alterarse, pero esas simples palabras hicieron que la expresión de la mujer se tornara aún más avergonzada. 

Si él quería una confrontaciónella podía aprovechar su embarazo para montar más escándalos, pero si llamaban a la policía, no tendría más remedios… 

-¿Y qué más? ¿Por qué aún no se va? ¿De veras quiere que llamemos a la señora Gómez? -Dylan añadió otra puntada.

Dylan volteó la mirada hacia Nicolás, con un dejo de compasión, pero como su amigo, sintió debía 

consolarlo. Puso una mano sobre su hombro. 

-Mira este líoSeguro que Celia solo dijo eso porque la presionaron, ¿cierto? 

que 

Sus palabras, en lugar de ayudar, hicieron que la expresión de Nicolás se tornara aún más sombría. Avanzó hacia el grupo de personas. 

-Solo salí un momento y ya pasó semejante escándalo. 

Al oír la voz de Nicolás, Celia se sobresaltó, pero no dijo nada para explicarse. Este asunto parecía dirigido contra ella, pero en el fondo envolvía la relación entre Nicolás y ella. Era un hecho que ella aún no se había divorciado, pero con Nicolás ella nunca había cruzado el límite. Antonio era su maestroIncluso si ella realmente tuviera esos sentimientos, simplemente no podía saltarse ese obstáculo. 

Dylan se acercó con una sonrisa burlona, echó un vistazo a la mujer embarazada en el suelo y, al ver la foto en su mano, se la arrebató de un tirón. 

-Vaya, es esta una foto de la doctora Sánchez, ¿no es así? ¿Ahora los que arman escándalos incluso vienen con fotos de los doctores para extorsionar? 

-¡Tú! ¿A quién llamas extorsionadora? -La mujer se puso de pie, furiosa—. ¡Vine a exigir justicia por mi esposo! Esta doctora de su clínica se trepa a la cama de los poderosos, ¡y es infiel enredándose con el joven señor Gómez! Por su culpa, ¡despidieron a mi esposo! 

Dylan se rio despectivo. 

-¿Y qué tiene que ver que despidieran a tu esposo con que ella se enrede o no con el joven señor Gómez? 

La mujer se quedó sin palabras, completamente exasperada. 

-¡Y tú quién eres! ¡No te metas donde no te llaman! ¡Te voy a reportar! 

-Doctor Gómez, mira, ¡dice que va a reportarme! Dylan se acercó a Nicolás-. Esto afecta tu reputación y la de la doctora Sánchez. 

Al oír el apellido Gómez, la mujer se quedó pasmada por un momento. Nicolás tenía la expresión sombría. 

-De los que despidieron de la familia Gómez, aparte de Sía, está el chofer, Daniel Rivas. ¿Usted es su esposa? 

-EsosíSolo vine hoy a entender la situación… 

-¿Qué situación quiere entender? Que mi familia solo despidió a Daniel ya fue un gesto de consideración. Por lo que hizo, bien podría haber pasado diez días o incluso un mes en la cárcel. Él sabe muy bien por qué lo despedimos. Y usted también sabe muy bien quién la mandó aquí a inventar rumores. 

La mujer palideció. ¿Por qué la cosa no era como se lo habían planteado? ¿Por qué el joven señor Gómez había aparecido justo en el peor momento? No obstante, ya no podía retroceder. Se aferró como fiera a su versión: 

-Si de veras son inocentes, ¿por qué les importa lo que yo diga? Si no fuera por ella, ¿la señora Gómez habría 

1/3 

usado a mi esposo para ese asunto? Y ahora, ustedes siguen su vida como si nada hubiera pasado, ¡y a mi esposo lo echaron! 

Celia apretó furiosa los labios. ¿Que seguían su vida como si nada? ¡Ella casi había perdido la movilidad de una mano! ¡Y su mano derecha aún no había recuperado la fuerza, no podía sostener un bisturí, ya no podía ser cirujana principal! ¿Eso significaba que no había sucedido nada en su vida? 

-Si fue error de mi madre, debería ir a quejarse con ella, en vez de acosar a una inocente. En cuanto a mi relación con la doctora Sánchez, yo sé que ella está casada —las palabras de Nicolás hicieron que los presentes contuvieran la respiración-. Soy yo quien, por su parte, quiere perseguirla. Pero ella no ha aceptado. Sé que no se ha divorciado, así que estoy dispuesto a esperar a que lo haga. Si hay alguien seduciendo a otro, soy yo quien la 

seduce a ella. 

Celia miró a Nicolás, estupefacta, y apretó levemente los puños. 

-Si todavía tiene objeciones al respecto, puedo llamar a mi madre y a tu esposo. Podremos confrontarlos en la oficina. Y si eso no resuelve el asunto, pues llamamos a la policía. 

Su tono era calmado, sin alterarse, pero esas simples palabras hicieron que la expresión de la mujer se tornara aún más avergonzada. 

Si él quería una confrontaciónella podía aprovechar su embarazo para montar más escándalos, pero si llamaban a la policía, no tendría más remedios… 

-¿Y qué más? ¿Por qué aún no se va? ¿De veras quiere que llamemos a la señora Gómez? -Dylan añadió otra puntada. 

La mujer ya no se atrevió a quedarse más y se marchó cabizbaja y derrotada. Nicolás recorrió con la mirada a los que habían presenciado la escena. 

-No sé quién filtró esos rumores, pero ya les he dado la respuesta que querían. No espero escuchar más cuchicheos malintencionados dentro de nuestra clínica. 

Los demás se dispersaron de inmediato. Era la primera vez que Nicolás mostraba un enojo tan evidente durante tanto tiempo en la clínica… 

La mujer ya no se atrevió a quedarse más y se marchó cabizbaja y derrotada. Nicolás recorrió con la mirada a los que habían presenciado la escena. 

-No sé quién filtró esos rumores, pero ya les he dado la respuesta que querían. No espero escuchar más cuchicheos malintencionados dentro de nuestra clínica. 

Los demás se dispersaron de inmediato. Era la primera vez que Nicolás mostraba un enojo tan evidente durante tanto tiempo en la clínica… 

ez? -Dylan añadió otra puntada. 

La mujer ya no se atrevió a quedarse más y se marchó cabizbaja y derrotada. Nicolás recorrió con la mirada a los que habían presenciado la escena. 

-No sé quién filtró esos rumores, pero ya les he dado la respuesta que querían. No espero escuchar más cuchicheos malintencionados dentro de nuestra clínica. 

Los demás se dispersaron de inmediato. Era la primera vez que Nicolás mostraba un enojo tan evidente durante tanto tiempo en la clínica… 

-¿Y qué más? ¿Por qué aún no se va? ¿De veras quiere que llamemos a la señora Gómez? -Dylan añadió otra puntada. 

La mujer ya no se atrevió a quedarse más y se marchó cabizbaja y derrotada. Nicolás recorrió con la mirada a los que habían presenciado la escena. 

-No sé quién filtró esos rumores, pero ya les he dado la respuesta que querían. No espero escuchar más cuchicheos malintencionados dentro de nuestra clínica. 

Los demás se dispersaron de inmediato. Era la primera vez que Nicolás mostraba un enojo tan evidente durante tanto tiempo en la clínica… 

Por que

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