CapÃtulo 443Â
–¡Qué coincidencia, señor Herrera! -Amanda se levantó sonriente y luego miró a Celia-. Señora Herrera, ¿segura de que no vinieron juntos?Â
Ella desvió la mirada y esbozó una sonrisa tensa, apretando los labios.Â
No… Solo fue una casualidad.Â
Jorge parecÃa bastante sorprendido.Â
-¡Vaya, la señora Herrera también está aquÃ! ¡Qué bien! Quiero invitarlos a quedarse a cenar. ¡Hace mucho que no hay tantos invitados! -Jorge le dijo a Amanda.Â
Amanda le correspondió con una leve sonrisa:Â
-Entonces voy a pedirle a la cocina que prepare la comida.Â
César tomó asiento junto a Jorge, quedando justo frente a Celia. Ella volteó la cabeza, evitando su mirada, tomó la taza de té de la mesa y dio un sorbito para ocultar la vergüenza.Â
-Ya que la señora Herrera y mi hija son tan cercanas, supongo que habrá venido por ella, ¿verdad? -comentó Jorge de pronto, dirigiéndose a Celia.Â
Ella no esperó la pregunta, pero respondió.Â
-SÃ, pensé que estarÃa en casa. Vine a visitarla.Â
-Lamentablemente no está, pero su boda se celebrará la semana que viene. Usted y el señor Herrera podrán asistir a la ceremonia juntos–respondió Jorge sonriente.Â
Celia sonrió, pero luego bajó la mirada. Jorge parecÃa muy satisfecho con este matrimonio… ¿Cómo podrÃa hacer que creyera que los Quiroga quizás tenÃan otras intenciones…?Â
César alzó la vista para mirar a Celia, que estaba distraÃda, y bebió un sorbo de té despreocupado.Â
-Corren rumores de que Mario Quiroga es un hombre de grandes ambiciones y bastante astuto. Su hija es ahora la única heredera de los Ruiz, ¿y está seguro de que la familia Quiroga sea confiable?Â
Jorge pareció sorprenderse ante la pregunta. Tras meditarlo unos minutos, le respondió:Â
—SÃ, no he tenido mucho trato con él, pero usted conoce la situación actual de mi empresa. Él me ha prometido el diez por ciento de las acciones de Nolan… Creo que no estará interesado en los ahorros de nuestra familia.Â
Con el diez por ciento de las acciones del grupo, Jorge se convertirÃa en el núcleo de los accionistas. Con la potencia actual de Nolan, siempre que no hubiera imprevistos, su futuro era prometedor.Â
César sonrió sin decir nada, pero en su sonrisa parecÃa haber un dejo de burla y desdén. En ese momento, Celia se levantó.Â
-¿PodrÃa usar el baño, por favor?Â
Por supuesto contestó.Â
Jorge e indicó a la empleada que la acompañara.Â
Celia siguió a la empleada hasta el baño en el segundo piso. Cuando la empleada se fue, sacó su celular y le envió un mensaje aÂ
Ben.Â
***Â
1/3Â
Cuando Ben recibió el mensaje, estaba en una reunión con un cliente en el campo de hÃpica. Tras leerlo, se quedó pensativo. Se disculpó con el cliente y se dirigió hacia el lago para hacer una llamada. Dentro del baño, Celia atendió su llamada.Â
– Hola, Ben.Â
-Papá también recibió la invitación para la boda.Â
-¿Papá tiene trato con ambas familias? -preguntó ella.Â
-No mucho. La invitación repentina de los Quiroga incluso lo tomó por sorpresa. Si los Quiroga realmente tienen otros motivos ocultos en este matrimonio arreglado como dices, lo hablaré con él.Â
Ben se quitó las gafas y se frotó ligeramente la frente, luego continuó:Â
-En cuanto a lo de la señorita Ruiz, incluso si estuviera dispuesto a ayudar, es posible que la familia Ruiz no acepte el favor. Por lo que sé, si los Ruiz insisten en que su hija se case con Sergio Quiroga, debe ser por motivos de intereses. Los comerciantes dan mucha importancia al equilibrio de costos y beneficios de un trato. Aunque supieran la situación actual de su hija, eso no afectarÃa mucho en su decisión. Pero, ya que ambas familias se necesitan mutuamente, al menos hasta la boda, la señorita Ruiz está completamente segura. No te preocupes demasiado.Â
Celia entendió perfectamente lo que Ben habÃa expresado. Amanda habÃa mostrado una expresión titubeante al escuchar sus palabras. Pero, a pesar de sus dudas, ella no habÃa insistido en obtener más detalles. Además, si a los Ruiz realmente les importara su hija, no habrÃan pasado por alto su desaparición durante tantos dÃas…Â
No obstante, mientras los Ruiz no cancelaran esta boda, Luna no podrÃa escapar del control de los Quiroga. De momento, Celia solo podÃa esperar una oportunidad para exponer todas las maquinaciones de los Quiroga en la boda.Â
-Por cierto, hay algo más que debo contarte le dijo a Ben con calma.Â
–Â
***Â
Cuando Celia salió del baño después de terminar la llamada, la figura apoyada en la pared la sobresaltó.Â
-¡César! ¡Lo hiciste a propósito! —exclamó ella enfadada.Â
Él la miró, con una leve sonrisa.Â
-No te molesté.Â
Ella, desconcertada, arrugó el entrecejo.Â
-¿Me estabas espiando?Â
Él no le respondió directamente.Â
-¿Acaso tienes algún secreto inconfesable? -sonrió.Â
Celia apretó los labios. Si le respondÃa, jestarÃa cayendo en su trampa! Dio media vuelta para irse, pero César habló detrás de ellaÂ
con voz serena:Â
-Será mejor que no asistas a la boda de los Quiroga.Â
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