CapÃtulo 431Â
Celia permaneció inmóvil en sus brazos y su mente se quedó en blanco, sin poder darle respuesta. Al verla asÃ, César aflojó un poco su abrazo. Cuando ella recuperó el sentido, se separó de inmediato e intentó cambiar deÂ
tema.Â
-Has bebido demasiado. Llamaré a Nicole para que venga a recogerte -dijo ella con voz tensa.Â
Él se rio con amargura, mirándola.Â
-¿Prefieres creer que he bebido demasiado antes que aceptar que estoy siendo sincero?Â
La mente de Celia ya estaba hecha un caos. Al final, evitó su mirada y guardó silencio. Él se levantó sin prisa, tomó su chaqueta y dijo:Â
– Supongamos que sÃ, que he bebido demasiado.Â
Justo cuando se disponÃa a irse, Celia extendió la mano y lo detuvo. Él se paró bruscamente y se volvió hacia ella, con un atisbo de esperanza en sus ojos.Â
Pero, Celia soltó su mano.Â
-Estás borracho. Espera a que Nicole venga a recogerte. Si te pasa algo en el camino, tendré responsable.Â
queÂ
hacermeÂ
Ella lo detuvo, no porque no querÃa dejarlo ir, sino por miedo a ser responsable de las consecuencias… La luz en los ojos de César se desvaneció. Luego, apartó su mano.Â
-No es necesario.Â
Celia quedó inmóvil, observando su espalda mientras entraba en el ascensor. Una vez más, una sensación de inquietud e irritación se apoderó de su pecho. Después de dudar un momento, fue tras él. No fue hasta que vio el auto de César alejarse en la distancia que respiró aliviada.Â
¿Por qué se sentÃa tan inquieta? Probablemente solo era preocupación de que la familia Herrera le causara problemas si le sucedÃa algo malo…Â
***Â
A la mañana siguiente, apenas despertó, Celia recibió un mensaje de respuesta de la señora Juárez. Dijo que, según la señora Ruiz, su hija estaba con Sergio y que ya habÃan anunciado públicamente su compromiso. La boda serÃa a principios del próximo mes. Celia le agradeció la información y dejó el celular a un lado.Â
Efectivamente, Luna estaba con Sergio… Era un asunto entre dos familias. Ella, sin ninguna relación con ellos, probablemente no podrÃa hacer que los Ruiz cambiaran de opinión.Â
Nada más llegar a la clÃnica, Celia oyó la conversación de varias enfermeras. Estaban comentando sobre el intento de suicidio de Sira. Se detuvo y se acercó a ellas.Â
-¿Sira intentó suicidarse?Â
Las enfermeras la miraron.Â
-SÃ, ya es la segunda vez. Hace unos dÃas casi se lanzó desde el edificio. Por suerte la descubrieron a tiempo. Quienes trabajan en su área dicen que se está volviendo loca. La semana pasada, durante la ronda, encontraron que incluso se habÃa orinado en la cama.Â
-Me dijeron que antes era doctora en la capital. Nadie creyó que terminarÃa asÃ…Â
Al oÃr esto, Celia guardó silencio. Ya fuera que Sira estuviera realmente loca o solo fingiera, tenÃa que admitir su carácter tenaz. Alguien tan arrogante y tan preocupada por su dignidad incluso era capaz de tolerar orinarse en la cama… Ella definitivamente podrÃa sacrificar todo lo que tenÃa por lo que querÃa…Â
Debido a los dos intentos de suicidio de Sira, el personal a cargo tuvo que solicitar refuerzos a sus superiores. Poco después, llegó personal de la institución judicial. Tras mostrar sus credenciales, les dijeron a los guardias:Â
-Gracias por su esfuerzo. Nos haremos cargo de la sospechosa a partir de ahora.Â
Los agentes a cargo de la custodia completaron el traspaso de responsabilidades y se marcharon. Al llegar frente al ascensor, el agente más joven cuestionó de repente:Â
-Antes no querÃan encargarse de la custodia, ¿por qué ahora de la nada están tan proactivos?Â
El agente principal entró en el ascensor con un semblante serio.Â
-Trajeron a una abogada.Â
-¿Una abogada? -El agente joven se sorprendió y de inmediato lo comprendió-. ¡Pero el caso ya se ha clasificado como homicidio intencional!Â
-Eres aún muy joven -dijo el agente principal con seriedad e impotencia-. Algunas cosas no son tan simplesÂ
como crees.Â
Al salir del edificio, el agente principal no subió directamente al auto, se apartó y tomo unos minutos para hacer una llamada…Â
Mientras tanto, dentro de la habitación de Sira, la abogada se le acercó y, tras inclinarse y decirle algo al oÃdo, la cara demacrada de Sira mostró un atisbo de vitalidad.Â
Y justo cuando el personal de custodia afuera aún no se daba cuenta de lo que sucedÃa dentro de la habitación, de repente, Sira se abalanzó sobre la abogada, derribándola y estrangulándola con fuerza. El personal, alarmado por el ruido dentro de la habitación, se abalanzó para separar a Sira.Â