CapÃtulo 424Â
Miranda le dio unas palmaditas en el hombro.Â
-En cuanto termine, vendré a charlar un poco con ustedes.Â
Luego, se dirigió a todos:Â
-Si quieren pedir algo más, dÃganme, ¿de acuerdo?Â
+25 BONUSÂ
Dicho esto, regresó al interior. Celia pasó un rato en el patio, y luego fue a buscarla con la excusa de ir al baño. La mirada de Nicolás se posó en su espalda y se quedó sumido en sus pensamientos.Â
Dentro, Miranda estaba limpiando las copas en la barra. No habÃa nadie más allÃ. El ambiente contrastaba mucho con el bullicio del exterior. Al oÃr el tintineo de la campanilla de la puerta, ella levantó la cabeza y, al ver a Celia, le sonrió con suavidad.Â
-¿Cómo van tus problemas psicológicos? No han empeorado, ¿cierto?Â
Celia le sonrió, sintiéndose un poco avergonzada.Â
-No.Â
Miranda permanecÃa sonriendo.Â
-Me alegra mucho. Eso significa que tu situación es controlable. No tienes que tomar tanta medicación ni enfrentarte a tantos sÃntomas fÃsicos.Â
Celia asintió mirándola, y luego recorrió toda la sala con la mirada.Â
-No imaginaba que tuvieras un restaurante asÃ. ¿Trabajas en tu consulta psicológica durante el dÃa?Â
-Ya la cerré.Â
Celia se sorprendió.Â
-¿La cerraste?Â
Miranda colocó la copa que acababa de limpiar en la estanterÃa.Â
-Después de unos ocho años como psicóloga, sentà que yo misma estaba desarrollando mis propios problemas psicológicos. Asà que preferà cerrarla.Â
Celia no le hizo más preguntas. En el silencio, la campanilla de la puerta volvió a tintinear. Celia volvió la cabeza y vio a Nicolás entrar. Miranda apoyó las manos en la barra y le preguntó sonriendo:Â
-Cuánto tiempo, amigo mÃo. ¿Necesitas algo?Â
-Un tequila, por favor.Â
Sigues con el mismo gusto de siempre. Cada vez que vienes, pides lo mismo —dijo Miranda mientras se volvÃa a buscar la bebida, pero él volvió a hablar-. Y una bebida sin alcohol para ella, gracias.Â
Capitulo 424Â
Miranda miró a ambos, y Celia se quedó sorprendida.Â
-Pero aún tengo una copa de vino en el patio…Â
No bebas tanto alcohol. No es bueno para la salud.Â
-¿Y tú por qué bebes?Â
El respondió con seriedad:Â
-Yo soy hombre.Â
Miranda sonrió.Â
-¿Están saliendo? -les preguntó.Â
-No–negó Celia.Â
-TodavÃa no–dijo Nicolás.Â
Ambos respondieron casi al unÃsono. En un silencio incómodo, él añadió:Â
-Ella todavÃa no se ha divorciado. ¿Acaso voy a ser el amante?Â
Sin dar tiempo a que reaccionaran, salió.Â
+25 BONUSÂ
Bueno, parecÃa un hombre con su propio orgullo… Celia todavÃa no salÃa de su asombro cuando Miranda de pronto se rio.Â
-Qué rareza. Es la primera vez que lo veo interesado en una mujer.Â
-¿No ha tenido interés en nadie en el pasado? -preguntó Celia con curiosidad.Â
Miranda negó con la cabeza.Â
-Fuimos compañeros desde el instituto hasta la universidad. Nunca lo vi tener una relación. Pero no era su culpa. Dicen que de pequeño se perdió. No sé lo que le sucedió, pero el accidente le dejó con un carácter muy peculiar. No le gusta estar con otros.Â
La información sobresaltó a Celia, y ella alzó la mirada con brusquedad.Â
-¿Se perdió de pequeño?Â
-SÃ. Cuando tenÃa unos siete u ocho años, desapareció durante casi dos semanas.Â
Siete u ocho años… Dos semanas… Al escuchar estas palabras clave, Celia apretó instintivamente la copa que sostenÃa. Recordaba que, entre los niños secuestrados, el mayor tenÃa diez años y ella era la menor. César y otro niño tenÃan alrededor de siete u ocho años. En cuanto al tiempo que estuvieron secuestrados… ¡El secuestro también habÃa durado casi dos semanas!Â
De pronto, recordó ese extraño sueño que habÃa tenido antes. En el sueño, la cara del otro niño se transformaba en la de Nicolás. Y él, precisamente, le tenÃa fobia a la sangre…Â
CapÃtulo 424Â
+25 BONUSÂ
Los miedos profundos de una persona a menudo se originan en traumas infantiles. Aquel niño… ¿podrÃa ser Nicolás?Â
Celia salió al patio y volvió a su asiento. Ni siquiera se percató a qué jugaban los demás. Se sentó en medio del ambiente bullicioso, pero su mirada se posó en Nicolás. Él saboreaba su bebida, escuchando lo que decÃa la persona a su lado. ParecÃa que habÃa percibido su mirada. Inclinó la cabeza y la miró.Â
Capitulo 425Â
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CapÃtulo 425Â