Antonio volvió en sà y asintió.Â
-Rara vez vienes a visitarme. Quédate a comer, ¿qué te parece? – le preguntó a CelÃa.Â
Como no le parecÃa bien negarse, asà que aceptó la invitación.Â
+25 BONUSÂ
Al mediodÃa, Adela regresó de la empresa, seguida por SÃa. Primero echó un vistazo a CelÃa antes de desviar la mirada rápidamente. Luego, abrió una silla y se sentó.Â
-¿Teo todavÃa está en la oficina? -preguntó Antonio.Â
Adela tomó los cubiertos.Â
-SÃ, está ocupado con algunos asuntos. Regresará más tarde.Â
Dicho esto, miró a Celia y le preguntó con cortesÃa:Â
-¿Le parece bien la comida?Â
Celia sonrió.Â
-No soy exigente.Â
-Hace años que no veo a tu suegra, Marta. ¿Cómo se encuentra?Â
La pregunta de Adela parecÃa casual, pero era un recordatorio indirecto de su identidad. ParecÃa que todos trefas q divorciarse de César, ella definitivamente se casarÃa con Nicolás… Celia no le refutó directamente, solo le respondÂ
sonrisa cortés:Â
-¿Se lleva bien con mi suegra? No la he oÃdo mencionar. Pero otro dÃa se lo diré a mi suegro, para que le transtnika a Marta preocupación. 1Â
Nicolás bajó la mirada y sonrió discretamente. ParecÃa que no tenÃa que intervenir para ayudarla. Adela se quedó sin palabras cun la cara demudada. Instintivamente, miró a Antonio. La familia Gómez siempre habÃa desaprobado su pasado con Victor HerreraÂ
Antonio comÃa con parsimonia, como si no hubiera notado la tensión en la conversación. SÃa, detrás de Adela, no pudo contenerse y habló:Â
-Señora Herrera, deberÃa cuidar más sus palabras y acciones.Â
Antes de que Celia pudiera decir algo, Nicolás perdió la sonrisa.Â
-¿Te crees calificada para intervenir?Â
SÃa se calló de inmediato. Bajó la cabeza y mordió su labio. Antonio también notó que su nuera estaba provocando problemas deliberadamente. Sin su consentimiento tácito, SÃa nunca se habrÃa atrevido a decir eso.Â
-Ella es nuestra invitada. Creo que tu subordinada debe saber esta simple fórmula.Â
-Fue un descuido mÃo. -Adela lanzó una mirada de advertencia a SÃa y ordenó –: Disculpate con la señorita Sánchez.Â
SÃa apretó los labios, y, al final, pronunció las palabras a regañadientes:Â
–Lo siento.Â
-OK. Que no se repita, por favor, señorita González–dijo Celia con calma, y luego dejó los cubiertos. Maestro, gracias por su invitación. Aún tengo algunos asuntos que atender, debo irme.Â
Capitulo 416Â
-¿Vas a irte tan pronto?Â
Celia sonrió con amargura.Â
-SÃ, tengo trabajo esta tarde.Â
-Yo te llevo. -Nicolás se levantó.Â
No obstante, Adela lo detuvo de inmediato.Â
-¡Quédate!Â
La atmósfera en la sala se volvió tensa.Â
-Nicolás, yo me encargo, ¿de acuerdo? –Se ofreció Yolanda.Â
Celia no lo pensó dos veces y aceptó su oferta enseguida.Â
-Claro.Â
***Â
+25 BONUSÂ
Después de que Yolanda y Celia salieron, Nicolás dejó los cubiertos sobre la mesa y preguntó directamente a Adela:Â
-Espero que me explique su intención.Â
-¿Mi intención? Solo espero que mantengas la calma. ¡Tu abuelo aún está aquÃ!Â
Adela sabÃa que no podÃa ganar la discusión con Nicolás, asà que miró a Antonio.Â
-Padre, Celia es su estudiante. Admito que es muy talentosa, pero es la esposa de César Herrera. No podemos roha a otra familia, ¿no es asÃ?Â
Antonio se quedó pensativo.Â
-¿La he robado? -Nicolás no se inmutó-. Si realmente quisiera hacerlo, ya lo habrÃa hecho. ¿Acaso necesitaria su permisÂ
Dicho esto, se dio la vuelta y se fue.Â
-¡Nico!Â
Adela sintió un profundo remordimiento. La relación con su hijo apenas comenzaba a mejorar, y ahora….Â
-Basta. Dejemos que él decida sus propios asuntos. -Antonio tomó una servilleta y se limpió la comisura de los labios- TodavÃa es incierto si ellos terminarán juntos. Pero ahora que Nicolás finalmente ha encontrado a una joven que le gusta, nosotros, los mayores, ¿no deberÃamos apoyarlo?Â
Adela guardó silencio. Era cierto. Incluso si a Nicolás le gustaba Celia, no era seguro que pudieran casarse. Además, César no se quedarÃa de brazos cruzados viendo a su esposa con otro hombre.Â
Al ver que Adela cedÃa, SÃa bajó la mirada y, sin querer, apretó los labios con fuerza. (2)Â
***Â
Mientras tanto, el auto avanzaba lentamente por el camino. Yolanda se disculpó con ella.Â
–No le des importancia a las palabras de mi mamá. Ella piensa que, como eres la esposa de César Herrera, serÃa escandaloso si Nicolás arruinara una familia.Â
-Lo sé. Pero tu hermano y yo no tenemos ese tipo de relación.Â
CÂ
Copto 416Â
Yolanda parpade confundidaÂ
-¿No te gusta Nicolás?-preguntóÂ
Celia apretó los labios.Â
-Nunca he considerado aceptar a alguien más. Entre nosotros no hay ningfun sentimiento romanticoÂ
Yolanda suspiróÂ
-Pero a él le gustas desde hace mucho.Â
Celia se sorprendió.Â
-¿Desde hace mucho?Â