Al dÃa siguiente, Celia recibió los resultados de la investigación que Ana le envió. Como era de esperar, dichos resultados confirmaron sus sospechas: Estética Sonrisa habÃa “probado” la coartada de Sira y Beatriz era su testigo.Â
¿Acaso Beatriz no querÃa que ella regresara a la familia Rojas solo por algún rencor personal con ellos? Lamentablemente, ella no conocÃa los motivos detrás de todas estas acciones de Beatriz.Â
-¿Celia? -alguien la llamó.Â
Celia se detuvo en seco. Se habÃa encontrado con Ben y Jacob en el vestÃbulo de Lago Sereno: ella habÃa olvidado que Nieve también estaba en el mismo lugar, aunque en una planta diferente…Â
Al ver a Ben acercarse, Celia sintió cierta incomodidad. DebÃa haberlo previsto: era inevitable toparse con ellos bajo el mismo techo. Pero, cuando ella tomó la decisión, realmente no esperaba que tuviera que quedarse en la capital tantos dÃas.Â
-Ben…Â
—Ya regresaste a Rivale, ¿no? —se sorprendió Ben.Â
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-SÃ, señorita, deberÃa estar en Rivale ahora, ¿no es asÃ? ¿Por qué…?–preguntó Jacob con curiosidad, quien estaba junto a Ben.Â
Celia forzó una sonrisa.Â
-Perdón… No fue mi intención ocultártelo…Â
Ben entrecerró ligeramente los ojos. ¿Ella se habÃa quedado en la capital a escondidas…? ¿SerÃa acaso…?Â
-¿¡Es por César Herrera!?Â
-¡No! -Celia lo negó de inmediato. Al notar su propio tono alterado, contuvo el aliento y continuó-: Tampoco era mi plan quedarme aquÃ… Es que César y yo aún no estamos divorciados, asà que sigo siendo su esposa…Â
Hizo una pausa para explicarlo mejor:Â
-La señora Herrera me prometió que, si lo acompañaba durante su tratamiento, convencerÃa a César para que firmara los papeles del divorcio.Â
-¿Sus palabras son confiables? -se rio Ben con un dejo de desprecio-. HarÃa cualquier cosa por su hijo. Probablemente solo intenta engañarte.Â
Celia se quedó sin palabras. Ben tomó su muñeca.Â
-Ven aquÃ. Vamos a hablar con los Herrera,Â
-Ben…Â
Justo cuando Celia intentaba detenerlo, César salió del ascensor y sus miradas se encontraron. Sin mediar palabra, la tensión entre ellos era palpable.Â
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CapÃtulo 378Â
+25 BONUSÂ
César se detuvo frente a ellos y se dirigió a Ben, sin poder discernir si lo hacÃa a propósito:Â
-Señor Rojas, ¿qué ocurrió? Su semblante no parece muy alentador.Â
-Señor Herrera, deja de hacerte el inocente -replicó Ben con una sonrisa sarcástica—. Su familia ha retenido a mi hermana contra su voluntad, pero ustedes ni siquiera nos informaron.Â
-Lamento que mi padre no se lo informara -César aceptó la acusación-. En cuanto reciba el alta, iré personalmente a presentar mis disculpas. ¿Le parece bien?Â
Ben arrugó el ceño. La actitud de César en ese momento era impecable; no habÃa por dónde reprocharle… Tras un momento, contuvo su hostilidad.Â
-Mejor preocupese primero por su propia enfermedad. No vaya a terminar siendo una carga para Celia.Â
César entrecerró los ojos ligeramente, sin responder. Ben se volvió completamente hacia Celia y le dijo:Â
-Sé que tienes tus reservas. Pero debes entender que, por ti, la familia Rojas está dispuesta a enfrentarse a quien sea necesario.Â
Sus palabras, sin duda, iban también dirigidas a César. César se limitó a sonreÃr, sin decir nada. Celia se quedó sorprendida por un momento y, unos segundos después, una sonrisa iluminó sus ojos.Â
-Es que todavÃa no me acostumbro a tener este respaldo.Â
Ben mostró un rastro de desesperación.Â
-Voy a ver a mamá. ¿Y tú?Â
-Iré contigo.Â
Apenas Celia terminó de hablar, César intervino con tono despreocupado:Â
-Yo también. Aún no he tenido el honor de presentar mis respetos formalmente a mi suegra.Â
Ben dudó. Por mucho que le disgustara admitirlo, ese hombre seguÃa siendo el esposo legal de su hermana… Pero, de pronto, recordó algo y dejó escapar una sonrisa maliciosa.Â
-En ese caso, creo que debe usar el mismo trato que Celia, llamándome “hermano“, ¿cierto?Â
La sonrisa de César se desvaneció ligeramente. Él era un año mayor que Ben. Llamarlo asà le resultó muy raro… Ben fingió pesar:Â
-Parece que el señor Herrera no está dispuesto.Â
A Celia le costaba mucho contener la risa. Con el carácter de César, dicha petición era casi imposible. Aparentemente, Ben solo querÃa tomarle el pelo.Â
César apretó los dientes. Tomó la decisión con una expresión entre risa y exasperación.Â
-Claro, mi hermano.Â