Capitulo 362Â
+25 BONUSÂ
CapÃtulo 362Â
RocÃo retrocedió tambaleándose, completamente pálida. Como todos habÃan sido testigos de cómo habÃa insultado a Celia, ahora nadie salió en su defensa. Celia tiró suavemente de la manga de Ben y le dijo:Â
–Déjala. Mira, ahora hay tanta gente presente. No interrumpamos el banquete por ella.Â
Ben sonrió y asintió:Â
-Tienes razón. Casi se me olvida.Â
Luego, él miró a Enzo para pedir su opinión:Â
-Papá, ¿se puede empezar ya con el banquete?Â
Enzo asintió y comenzó a atender a los invitados. Luego, la multitud se dispersó y se fue a beber y charlar.Â
RocÃo se quedó pasmada en su sitio. Para evitar problemas, las damas de la alta sociedad ni siquiera se acercaron a saludarla. Ella nunca habÃa sufrido tales humillaciones. ParecÃa que, desde que empezó a meterse con Celia, o desde que Celia empezó a defenderse, nada le salÃa bien… Aislada, no tuvo valor para quedarse y abandonó el lugar.Â
En ese momento, Celia y Ben abrÃan el baile con un vals. Nadie prestó importancia a la partida de RocÃo, incluso poca gente notó su ausencia.Â
-No sabÃa que mi hermana bailaba tan bien el vals-comentó Ben con una sonrisa genuina.Â
Celia lo miró.Â
-¿Subestimabas mis habilidades?Â
-La verdad es que me da pena entregarte a otro.Â
Ben lanzó una mirada a Nicolás. Al cambiar la música, llegarÃa el momento de intercambiar parejas.Â
Ben soltó suavemente su mano, listo para cedérsela a Nicolás, pero inesperadamente, un hombre enmascarado interceptó el movimiento.Â
Sin darse cuenta, Nicolás ya habÃa tomado la mano de la acompañante de otra. El cambio fue tan rápido que tanto Nicolás como Ben se vieron obligados a detenerse, mirando hacia Celia y el hombre con máscara.Â
La mano de Celia descansó sobre el hombro de ese hombre. Al alzar la vista hacia él, cuya cara estaba oculta, su corazón se dio un vuelco: su figura, sus ojos, su perfil … Todo se parecÃa tanto a César Herrera… Solo el aroma de su perfume era ajeno a él.Â
Aquel tipo sostuvo su mirada por un instante antes de apartarla con indiferencia. Sin decir palabra, guio sus pasos al compás de la música. Al recordar que César estaba en el extranjero recuperándose, Celia sonrió con amargura. No iba a ser él…Â
Por cortesÃa, los otros dos hombres no podÃan abandonar a sus parejas, asà que continuaron bailando. Al terminar el baile, el enmascarado la soltó y se perdió entre la multitud. Celia siguió su figura con la mirada, apretando inconscientemente las manos.Â
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Capitulo 362Â
Nicolás se le acercó.Â
-¿Lo conoces? -le preguntó.Â
Ella desvió la vista.Â
-No.Â
De repente, un grito agudo resonó en el salón.Â
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-¡Una serpiente!Â
Nicolás de inmediato la protegió tras de sÃ. El pánico se apoderó de los presentes al ver lo queÂ
ocurrÃa.Â
-¡Es una serpiente de coral! ¡Es venenosa! ¡Tengan cuidado de no ser mordidos! -Enzo intentó calmar a la gente y llamó a los guardaespaldas-. ¡QuÃtenla de aquÃ!Â
La pequeña serpiente se deslizaba bajo las mesas. Asustada por los guardaespaldas que se acercaban con palos, adoptó siseando una postura defensiva.Â
Celiana, que estaba paralizada por el miedo, reaccionó al darse cuenta de que era su caja. Sin saber por qué, ¡se le habÃa abierto! ¿Pero dijeron que era una serpiente venenosa? ¡Eso no podÃa ser! ¡Le habÃan dicho que era solo una serpiente inofensiva!Â
Antes de que pudiera pensar más, la multitud, en su desesperación por alejarse, la empujó. Ella cayó al suelo, justo frente a la serpiente y ¡la coral hundió sus colmillos en su brazo!Â
Los guardaespaldas lograron en ese momento matar a la serpiente. Todos los presentes podÃan escuchar los desgarradores llantos de Celiana. Mientras esperaban la ambulancia, Celia le aplicó a Celia apretó con un vendaje en un punto más cercano al corazón, a una pulgada de distancia a la herida.Â
-No te levantes ni te muevas, y mantén la calma. Si te agitas, el veneno llegará más rápido al corazón -ordenó con calma.Â
-¿Me voy a morir? -preguntó Celiana, temblando.Â
-No-respondió Celia con firmeza.Â
-¿Por qué me ayudas?Â
Celia dudó un momento antes de responder:Â
-Soy médica,Â
Cuando llegó la ambulancia, el personal médico subió a Celiana en una camilla. Enzo, sintiendo cierta responsabilidad por haberla traÃdo a la capital, decidió acompañarla al hospital junto con algunos guardaespaldas, dejando a Ben a cargo de los invitados. Ben primero calmó a los presentes, y luego le pidió a Nicolás que cuidara de Celia.Â
Nicolás acompañó a Celia al interior de la villa. Pero en ese preciso instante, todas las luces de la villa se apagaron, sumiéndolos en una oscuridad absoluta.Â
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