Capitulo 358Â
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CapÃtulo 358Â
Unos dÃas después, Enzo anunció públicamente que organizarÃa una fiesta de bienvenida en la capital para su hija recién recuperada. La recepción serÃa al dÃa siguiente por la noche y, según se decÃa, todos los que quisieran podrÃan asistir a la cena. No habrÃa restricciones.Â
Cuando RocÃo recibió la noticia, pasó horas eligiendo entre más de diez vestidos, pero no lograba decidirse por une que la satisficiera. Macarena entró en la habitación y, al ver la cama llena de vestidos, suspiró.Â
-Es la fiesta de bienvenida para la señorita Rojas. No necesitas vestirte muy llamativa para no opacar a la protagonista. Esto podrÃa disgustarla.Â
-¿Y qué? Total, a esa heredera campesina no le importará.Â
Basándose en sus interacciones recientes con Celiana, RocÃo habÃa llegado a la conclusión de que, esa supuesta señorita Rojas no solo era tonta, sino también ingenua.Â
-Puede que a ella no le importe, pero a su familia sÃ. —Macarena volvió a suspirar-. Debes mostrarle respeto a la familia Rojas. En cuanto a esta señorita, una vez que te cases con Ben, podrás manipularla como quieras.Â
A RocÃo le parecÃa que tenÃa razón. Al final, eligió un vestido no muy llamativo y su madre le seleccionó las joyas.Â
—Mi hija es la más hermosa de los cÃrculos sociales de la capital. Estoy segura de que mañana por la nocheÂ
deslumbrarás a todos.Â
RocÃo se miró en el espejo y alzó la barbilla con orgullo.Â
-¡Por supuesto!Â
Mientras tanto, en la villa de los Rojas, Ben llevó a Celia al vestidor. Las sirvientas les presentaron decenas de vestidos de gala para que ella eligiera. Pero, ella lo miró, un poco desconcertada.Â
-Son demasiados…Â
Él se acercó y alzó una ceja, sonriendo.Â
-Son para mi hermanita. Nunca serán demasiados.Â
Ella sonrió con impotencia y revisó los vestidos con cuidado. Al final, su mirada se posó en un vestido de estilo tradicional, pero con toques modernos. El diseño tan novedoso le llamó la atención.Â
En general era de color rosa, pero desde lejos se veÃa un verde pastel claro. El rosa fresco se mezclaba con el verde, creando un ambiente primaveral. El diseño, con un delicado escote en V, mostraba las clavÃculas delicadas de CelÃa, resaltando su encanto sensual pero elegante. Los bordados finos serpenteaban a lo largo del escote y la falda. Cada puntada contaba la historia y la belleza de la artesanÃa tradicional. Celia no pudo evitar acariciar laÂ
tela.Â
-Qué vestido más hermoso…-exclamó.Â
En ese momento, Ben notó la expresión incómoda de la sirvienta. Le preguntó:Â
—¿Por qué muestras esta expresión?Â
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-Señor, es que este vestido es un diseño de hace dos años. Quizás no sea apropiado si la señorita lo usa respondió.Â
Ben dudó e iba a decir algo cuando Celia lo miró.Â
-Es solo un vestido. Un diseño y una confección tan exquisitos no deberÃan quedar en el olvido por ser de temporadas pasadas. Además, yo no pertenezco al mundo de la moda. ¿Por qué deberÃa importarme si está de temporada o no?Â
El soltó una risa y le acarició la cabeza.Â
-Tienes razón luego se volvió hacia la sirvienta-. Lo importante es que a mi hermanita le guste. No importa si es de temporadas pasadas. La sirvienta asintió con respeto.Â
-Entendido.Â
En ese momento, escondida tras la puerta, Celiana observaba la escena con intensidad. Esos hermosos vestidos deberÃan ser suyos… ¡Y la protagonista de la fiesta de bienvenida de mañana también deberÃa ser ella! ¡Ni siquiera pudo disfrutarlo, y ya se lo quitaron!Â
-Señorita Soto, ¿por qué estás aquÃ? —La voz repentina de Jacob detrás de ella le provocó un sobresalto, quedándose aturdida. Celia y Ben miraron hacia la persona parada en la puerta. Entonces, Celiana se apresuró a explicar.Â
-Es que… me dijeron que Celia estaba probándose vestidos. Solo quiero echar un vistazo y pensé en si podrÃa ofrecerle ayuda en eso.Â
-¿Hay algún vestido que te guste? -preguntó Celia.Â
Ella se sorprendió.Â
—¿A mÃ…?Â
-Va a elegir uno o dos. Mañana por la noche tú también asistirás a la fiesta, ¿no es asÃ? -Sonrió Celia.Â
Ella mÃró los hermosos vestidos. Era difÃcil rechazar la tentación. Pero le tenÃa miedo a Ben. Y debido a su presencia, no se atrevió a mostrar su entusiasmo. Celia tomó la mano de él y le preguntó:Â
-Mi hermano, ¿qué opinas?Â
Ben mÃró a la persona frente a él y sonrió con ternura.Â
-Claro. Como tú digas.Â
Ella contuvo su emoción, también sonriendo radiante.Â
-¡Gracias, Celia! Gracias… ¡señor Rojas!Â
Ellos salieron de la habitación y Jacob los seguÃa, desconcertado.Â
-Señorita, Celiana quiso matarla. ¿Cómo puede ser tan generosa con ella? Además, el señor no la invitó a la recepción de mañana. Si usted la incluye, ¿cómo le explicaremos?Â
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-A mà también me gustarÃa saberlo -dijo Ben, con la mirada posada en Celia. Pero sabÃa que ella no actuarÃa sinÂ
una razón.Â
Ella les echó un vistazo antes de detenerse.Â
-Si ella asiste, la persona detrás de ella podrÃa actuar. Esa persona no se permitirá perderse la oportunidad.Â
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