Capitulo 345Â
+25 BONUSÂ
CapÃtulo 345Â
Cuando la luz del quirófano se encendió, Celia se dejó caer en un banco. Una enfermera le acercó un hisopo para que tratara el rasguño en su frente. Apenas Celia lo tomó, Marta llegó apresuradamente.Â
-¡César!Â
Al ver a Celia sola, le preguntó:Â
-¿Dónde está él ahora?Â
Celia se levantó lentamente.Â
-Está… en cirugÃa.Â
-¿En cirugÃa? -Marta se acercó y le agarró los hombros, interrogándola furiosamente-. ¡Salió contigo! ¿¡Por qué acabó en el quirófano!?Â
Macarena, David y RocÃo también llegaron, pero caminando sin prisa. Antes de que Celia pudiera responder, RocÃo habló:Â
-TÃa Marta, Celia es simplemente una calamidad. Si no insistiera tanto en el divorcio, César no habrÃa manejado en persona para llevarla al Registro Civil. Si no fuera por eso, ¿cómo habrÃa ocurrido el accidente?Â
David lanzó una mirada de advertencia a RocÃo.Â
-¡No digas tonterÃas!Â
Luego, miró a Marta, quien estaba angustiada, y la consoló.Â
-Marta, César ha tenido mucha suerte. Estoy seguro de que saldrá bien.Â
Los ojos de Marta ya estaban enrojecidos, pero soltó a Celia, como si hubiera perdido toda la fuerza.Â
-¡Él es mi único hijo! Celia… Es cierto que te falló. Pero, ¿por qué no lo piensas poniéndote en su lugar? Lo obligaron a casarse con una mujer que nunca habÃa visto… ¿Crees que lo hizo de buena gana?Â
Los sollozos casi le impidieron a continuar, pero insistió.Â
-¡SÃ! Cuando eran pequeños, le salvaste la vida. Pero debido a ese secuestro, él tuvo una fiebre altÃsima después del rescate. ¡Le duró tres dÃas enteros y casi le afecta el cerebro! Cuando despertó, no recordaba nada del secuestro, y nosotros también evitamos mencionárselo.Â
Celia quedó pasmada.Â
-¿Crees que César fue tan despiadado que no te reconoció? ¡Simplemente no lo recordaba! ¿Acaso eso es su culpa? SÃ, él te debe gratitud, por eso los Herrera estaban dispuestos a compensarte. Pero, porque creÃste que él era indiferente y te ignoró todos estos años, ¡le guardaste rencor!Â
Su cara ya estaba cubierta de lágrimas, pero continuó con voz ronca:Â
—Sin embargo, ¡fuiste tú quien aceptó casarte con él voluntariamente! ¡Nadie te obligó! Además, usaste ese favor para pedir lo que querÃas, ¿no es asÃ? ¡Y lo conseguiste!Â
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CapÃtulo 345Â
+25 BONUSÂ
Cada palabra de Marta era como un cuchillo clavándose brutalmente en el pecho de Celia.Â
¿Ella habÃa usado el favor para pedir lo que querÃa…? Era cierto… Y ella no podÃa refutarle porque era la verdad. Ella creyó que César aún la recordaba, asà que habÃa cumplido su promesa y habÃa ido a la familia Herrera a buscarlo.Â
Sin embargo, nadie sabÃa que el trato que habÃa hecho con Valeria no era asÃ, ni sabÃan que ese dÃa fue a la casona con la simple intención de verlo… Y fue entonces cuando, por casualidad, se encontró con Valeria.Â
La anciana, al enterarse de que era alumna de Antonio Gómez, la invitó a charlar un poco en la casona. En ese momento, Valeria le preguntó por qué merodeaba afuera y si estaba buscando a alguien. Ella bajó la mirada con timidez y le respondió que querÃa ver a César. Valeria preguntó por la razón, y ella solo mencionó que era por una promesa de la infancia.Â
En realidad, fue Valeria quien lo adivinó. Porque cuando César fue rescatado, la policÃa mencionó que una niña que estaba con él pidió ayuda a los aldeanos a tiempo.Â
-¿Quieres casarte con mi nieto?Â
-¿… PodrÃa?Â
-Mi nieto no es fácil de tratar. Y quizás ni siquiera te recuerde.Â
-No importa. Haré que me recuerde.Â
-Si… solo digo un si… ¿Qué harás si no lo logras?Â
-¡Entonces haré que se enamore de mÃ!Â
En ese momento, aún era muy joven. Era impulsiva y se guiaba por las emociones. Ingenuamente, creyó que todo saldrÃa como ella deseaba. No obstante, más tarde comprendió lo equivocada que estaba. Las palabras llenas de confianza que habÃa pronunciado frente a Valeria fue el verdadero “trato” hecho entre ellas. Y ella lo habÃa perdido…Â
Creyó que él, debido a la existencia de Sira, ya no le importaba la promesa que alguna vez él le habÃa hecho, o que realmente la habÃa olvidado. Y resultó que sà la habÃa olvidado…Â
Celia volvió en sà por la furia de Marta. No refutó la acusación de “usar el favor para pedir lo que deseaba”. Con la voz ronca, le dijo:Â
-Por eso ahora le devuelvo su libertad…Â
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