Capitulo 338Â
CapÃtulo 338Â
+25 BONUSÂ
RocÃo llevó a Oscar hasta Celia. Al ver que el niño se escondÃa detrás de ella, le sonrió.Â
-Óscar, hace tanto que no ves a la tÃa Celia, ¿no vas a saludarla?Â
-¡No quiero! -Óscar se encogió aún más, con una expresión de rechazo.Â
-Celia, no le guardes rencor-dijo RocÃo, acariciándole la cabeza de Óscar-. César lo ha consentido mucho. Excepto por mà y los demás miembros de la familia Herrera, no hace caso a nadie más.Â
Su tono pretendÃa ser sincero, pero Celia captó la insinuación detrás de sus palabras. Aun asÃ, no le dio importancia.Â
-¿Y? ¿Qué tiene que ver conmigo? -refutó.Â
-Claro que tiene algo que ver. -RocÃo parpadeó-. Si César decide adoptar a Óscar, entonces tú serás su… ¿ madrastra?Â
Luego, se inclinó y le preguntó al niño:Â
-Osqui, ¿te gustarÃa que ella fuera tu mamá?Â
Óscar palideció en un santiamén. Apretó los labios con fuerza.Â
-¡Yo ya tengo mamá!Â
RocÃo ya sabÃa su respuesta. Durante los dÃas con los Herrera, Óscar habÃa llevado una vida mejor y estaba bastante alegre. No obstante, cada vez que mencionaban a Sira, él siempre preguntaba por ella.Â
A RocÃo no le importaba si Sira realmente habÃa abandonado a su hijo. Al fin y al cabo, ahora sabÃa que Sira no era buena persona y no deseaba que se casara con César. En cuanto a Celia, como se habÃa ido de la capital y se estaba divorciando de su hermano, RocÃo asumió que todo entre ellos ya habÃa terminado. Incluso habÃa pensado en presentarle a César a la señorita Rojas.Â
Macarena le habÃa dicho que, si la esposa de César también estaba de su lado, cuando la abuela falleciera y llegara el momento de dividir el poder en la familia Herrera, ¡ellas tendrÃan más posibilidades de ganar! En lo que respectaba a Celia… Aunque aún no se hubiera divorciado de César, ella tenÃa muchas formas de hacerla sentir incómoda.Â
Los cambios en la expresión de RocÃo eran bastante elocuentes. Celia adivinó sus intenciones.Â
-No tienes por qué usar a un niño para molestarme. ¿Acaso parezco tan tonta como César, a quien le gusta criar al hijo de otro?Â
RocÃo quedó sin palabras.Â
-¿Cómo puedes hablar asà de César…?Â
-Solo dije la verdad. -Celia alzó una ceja con sarcasmo-. A César le encanta hacer de padrastro, pero tú no tienes ningún comentario sobre eso. En cambio, a mà me criticas. Solo intimidas a mÃ, quien tiene mejor temperamento.Â
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Capitulo 338Â
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Dicho esto, pasó junto a RocÃo para irse. RocÃo volteó y le gritó:Â
-Por un lado, dices que te vas a divorciar de César, ¡pero por el otro te aferras a él! ¡Es solo tu estrategia para atraer su atención!Â
Celia se detuvo y tomó aire para contenerse. Luego, volvió la cabeza para decirle:Â
-¿Por qué no le preguntas a César? ¿Soy yo quien no quiere divorciarse? ¡Es él!Â
Sin esperar la reacción de RocÃo, se alejó rápidamente. Si permanecÃa un segundo más allÃ, la volverÃa loca…Â
**Â
RocÃo fue al estudio para buscar a César. Abrió la puerta sin llamar.Â
-¡César! Celia me dijo que tú no quieres divorciarte de ella. ¿Es eso cierto?Â
Al escuchar ese tema, los sirvientes afuera de la puerta se retiraron en silencio. César estaba de pie frente al ventanal, fumando. No le prestó atención.Â
-¡César! ¿Por qué no me respondes?Â
RocÃo se le acercó e iba a decir algo más. Pero, cuando siguió su mirada hacia afuera, un escalofrÃo la recorrió. Desde la ventana, podÃa ver con claridad el lugar donde ella habÃa tenido la confrontación con Celia… No pudo evitar morder su labio, sintiéndose culpable.Â
-No… no fue mi intención…Â
César exhaló el humo con calma.Â
-Llevaste a Óscar a verla y ¿dices que no fue tu intención?Â
-Pero, ¿qué tiene de bueno Celia? Aparte de ser bonita, su familia es común. ¡No es digna de ser tu esposa! -se quejó RocÃo tirando de la manga de César-. Los Rojas ya encontraron a su hija perdida, ¿no? Una alianza entre los Herrera y los Rojas es la mejor estrategia para ambas partes. ¡La señorita Rojas es mucho mejor que Celia!Â
-Ya darás tu opinión cuando la conozcas-respondió César, apagando la colilla en el cenicero.Â
Se dio la vuelta y salió del estudio sin mirar atrás. De repente, recibió un mensaje de Celia. Era la primera vez en mucho tiempo que ella le escribÃa.Â
“AvÃsale a tu abuela que no me sentÃa bien y que me fui primero”.Â
César pasó la yema del dedo por la pantalla. Al deslizar hacia arriba, vio los numerosos mensajes que ella le habÃa enviado. Ya eran de hacÃa meses.Â
Mientras tanto, CelÃa acababa de llegar a su habitación de hotel cuando recibió un mensaje. Era uno de Nicolás.Â
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