Capitulo 214
Capítulo 214
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Cuando la policia lo encontró, él había logrado escapar de las manos de los secuestradores. Había una niña con él en ese entonces, pero no estoy segura si era Celia–explicó Rocío, encogiéndose de hombros. Después del secuestro, él tuvo fiebre y estuvo inconsciente varios días. Cuando despertó, ya no recordaba nada de lo sucedido. Mi abuela prohibió que lo mencionáramos de nuevo.
Al escuchar esto, la expresión de Sira se ensombreció levemente. Para Valeria, una mujer de su estatus todavía no era lo suficientemente buena para ser la esposa de César y aún le extrañaba por qué esta había aceptado a Celia. Resultaba que había una razón oculta… Si César habia olvidado el secuestro y a quien lo había salvado… Para ella, jera una buena notícia!
A la mañana siguiente, el médico llegó puntualmente a Villa Serenidad para cambiar el vendaje de César. Justo cuando Celia intentaba salir, él la tomó de la mano.
— Hazlo tú —ordenó él.
Ella miró al médico, pero este le dejó todos los utensilios antes de abandonar la habitación sonriendo.
-Señora Herrera, sé que usted también es médico. Confío en usted.
Margarita acompañó al médico a la puerta, dejándolos solos nuevamente. César entrecerró los ojos y le preguntó en tono
bromista:
-¿Qué pasa? ¿Te cuesta trabajar con la herida que tú misma causaste?
Celia apretó los puños. Con determinación, se agachó para sacar la pomada y el vendaje del botiquín.
-No soy delicada. Aguantará el dolor –dijo con poca paciencia.
La mirada de César la seguía, con una sonrisa casi imperceptible en
sus labios.
—Ya aguanté la puñalada. Esto es pan comido.
-Si no la hubieras empujado, no habrías quedado herido. Te lo buscaste.
La sonrisa de César se desvaneció un poco.
-¿Acaso quieres pasar el resto de tu vida en prisión?
-No sería tan malo.
Su actitud despreocupada desagradó a César.
-Escucha, no vuelvas a hacer algo tan estúpido.
Ella murmuró un “hum“, sin más. De todos modos, ellos ya no tendrían un “futuro“.
Aunque ella accedió, la respuesta no trajo consuelo a César. Una sensación indescriptible lo invadió. Parecía ser una inquietud persistente de que ella podría desaparecer en cualquier momento. Con solo pensarlo le provocó una punzada de pánico.
-¿Qué significan los círculos rojos en el calendario? -Él cambió de tema.
Las manos de Celia se detuvieron ligeramente al atar el vendaje. Ella alzó la cabeza para mirarlo. Como él estaba inclinado, también mirándola, sus labios, cálidos y húmedos, rozaron por accidente la frente de Celia. Él no pudo evitar tragar saliva, y una comezón familiar lo recorrió…
Sorprendida por ese contacto físico, Celia quedó aturdida por unos segundos antes de ponerse de pie de nuevo.
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Capitulo 214
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Son los días en que voy a ver mi auto nuevo. ¿Qué te importa? -Inventó una excusa.
No obstante, su tono despreocupado sono casi como un coqueteo para César, quien sonrió en silencio.
Ya está. Me voy–dijo ella, incómoda.
Justo cuando se dio la vuelta para irse, César la tomó de la mano y la atrajo hacia su regazo. Ella instintivamente se resistió, pero él, anticipándose, la sostuvo con más fuerza.
-Celia, lo que dije antes era en serio. Podemos empezar de nuevo.
Ella permaneció rigida en sus brazos, con una expresión vacía. Después de todo lo sucedido, ¿ahora este quería “empezar de nuevo“? Que ridículo.
Al no obtener respuesta, César la giró para enfrentarlo. En algún momento, esa carita linda y vivaz había dejado de sonreír para él. Ella solía estar llena de vitalidad y había sido el color más vibrante en su vida, pero ahora parecía una marioneta exquisita: era solo una cáscara bonita, pero sin alma.
César lo entendía. Ella no podía superar la muerte de su madre y no podía aceptar ese impacto tan grande en su vida. Pero, eso no importaba. Él la ayudaría a superarlo.
Con suavidad, le tomó la barbilla. Intentó buscar sus labios, pero al sentir su rigidez, se detuvo. En su lugar, depositó ese beso suave en su entrecejo. 1
-En unos días, cuando me recupere, vayamos a Suiza, al lago de Zúrich. Sé que siempre has querido ir, ¿cierto?
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