Capítulo 210
Sira, pålida, se ajustó en pánico la ropa, temiendo que Alfredo saliera de la habitación en ese momento.
Señorita Núñez, ¿por qué está aquí?
Es que… Ella inventó rápidamente una excusa No me sentía bien en casa, así que decidí quedarme en un hotel, pero tuve una hipoglucemia…
Los guardaespaldas se le acercaron a ayudarla a levantarse. Miraron el número de la habitación detrás de ella y uno de ellos le preguntó:
-¿Se aloja en esa habitación?
Cuando este intentó abrir la puerta, ella lo detuvo.
-Ah, muchas gracias… Ya me siento mejor. ¿Podrían decirme por qué están aquí?
Los dos guardaespaldas se miraron, pareciendo que ella había mencionado un tema del que no podían hablar. Al ver su reacción,
Sira no insistió.
-Por cierto, ¿cómo está César? -preguntó.
-Se encuentra bien -respondió el guardaespaldas, mientras escaneaba el pasillo-. Ya que está todo bien, nos retiramos.
Sira suspiró aliviada cuando se fueron; incluso, casi se desplomó. Alfredo salió de la habitación con calma. Entonces, ella comprendió que la había empujado a propósito para usarla como distracción.
-Esta es una advertencia para ti —dijo él, luego se fue tras echarle un vistazo.
Sira se apoyó contra la pared, apretando la mandíbula. No podía entender en qué era inferior a Celia.
En el pasado, había logrado que César se obsesionara solo con ella. Luego, hizo que ese otro hombre gastara fortunas manteniéndola. Nunca había fallado en conseguir lo que quería de un hombre, ni en obtener lo que deseaba.
Pensó que al regresar al país podría manejar las relaciones con diferentes hombres con la misma facilidad de antes, pero la existencia de ella había arruinado todos sus planes: César había comenzado a protegerla; incluso Alfredo, quien solo quería usarla, también le prestó más atención. Esa sensación era irritante.
***
Habiendo perdido a Alfredo, los guardaespaldas regresaron a Lago Sereno para informarle el resultado. César, recostado en la cama, revisaba documentos, mientras Nicole esperaba a su lado. Al ver su silencio, ella miró a los guardaespaldas.
-¿Y las grabaciones de las cámaras del hotel? ¿No pudieron ver a quién fue a ver?
El guardaespaldas parecía exasperado.
La gerencia del hotel dijo que, al no ser la policía, no tenemos derecho a revisar las grabaciones.
-¿Cuál es el nombre del hotel?
-Es el Hotel Estación Floral.
Nicole comprendió todo. Miró a César y le explicó:
—Jefe, ese hotel fue adquirido por la familia Suárez hace dos años. Por eso, la gerencia mostró esa actitud tan inflexible.
César firmó un documento y lo dejó sobre la mesa.
-Entonces, después de seguirlo todo el día, ¿no saben a quién fue a ver?
Copitulo 210
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Temiamos alertarlo y no nos acercamos demasiado. Explicó el guardaespaldas y luego añadió al recordar algo: Pero en el hotel nos encontramos con la señorita Núñez.
César levantó la cabeza.
-¿A Sira?
El guardaespaldas afirmó:
-Dijo que no se encontraba bien en casa y por eso se alojó en el hotel. Cuando la vimos, estaba en el suelo, dijo que fue un ataque de la hipoglucemia.
César guardo silencio. Sus ojos eran oscuros como un abismo. Nicole lo miró.
-Jete, ¿deberiamos investigar más a la señorita?
El cerró los ojos, masajeándose el entrecejo adolorido. Parecía dudar mucho en una decisión. Tras un largo momento, ordenó:
-Sigan adelante.
Al día siguiente, Celia estaba en la habitación de Carlos, empacando sus pertenencias. Para evitar sospechas, separó las cosas en varias cajas, pidiendo a los guardaespaldas de Ben que las sacaran una tras otra.
El personal de la unidad sabía que él le prestaba mucha atención al paciente en la cama número veintinueve, por lo que no sospechó su aparición. Al salir de la habitación, Celia se encontró con Jacob y Ben
-¿Ya tienes todo arreglado? -le preguntó Ben.
Ella hizo un leve gesto con la cabeza como afirmación. Llevarse a Carlos de Lago Sereno, propiedad de los Herrera, era una tarea difícil que la ponía nerviosa.
-No te preocupes. —La tranquilizó―. Ya hablé con el subdirector de la clínica y este ya accedió al tra de Carlos. Además, las decisiones de la clínica no necesitan el permiso de la familia Herrera. A menos que sea una situación muy especial, incluso si transferimos a Carlos, César no se enterará de eso enseguida.
Estas palabras la tranquilizaron un poco.
-Si es así, será la mejor situación.
-¿César aceptó el divorcio?-preguntó Ben.
Celia dudó un momento antes de negar con la cabeza.
-Cree que le propuse el divorcio por otro hombre. Es su posesividad lo que lo hizo negarse a dejarme ir, nada más que eso.
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