Capítulo 200
-¿De qué sirve hablar tanto de esa muerte?-dijo Ada con indiferencia-. Culpa a tu padre por ser hijo de la familia Sánchez.
En ese momento, Mara abrió la puerta y las apuró.
-Basta con los sinsentidos. ¡La familia del novio ya llegó! El novio la está esperando.
-¡Ay, mira, se me olvidó la hora! -Ada se levantó con fingida sorpresa-. Celia, considera lo que te dije. La casa de tu esposo está muy cerca de la nuestra. A esta distancia, podremos ayudarte en cualquier momento. Aunque tu esposo es mayor, al menos tiene casa y tierras. ¡Tu suegro incluso es funcionario del pueblo!
Mientras hablaba, la ayudó a levantarse.
-Disfrutarás de una vida alegre y tranquila. Si das a luz un varón gordito para tu esposo en un año o dos, te convertirás en la verdadera dueña de esa familia.
Aprovechando el momento en que Ada bajara la guardia, ella chocó con su cuerpo con toda la fuerza.
—¡Ay! —Ada gritó de dolor y cayó sentada sobre la cama.
Sin que se diera cuenta, Celia se había liberado de las ataduras y tomó un cuchillo de la mesa para enfrentarlas. Al ver esto, Mara se quedó quieta, sin a acercarse. Entonces, Ada se quejó:
-¡Celia! ¿Qué pretendes hacer? ¿En un día tan feliz en serio quieres apuñalarnos a todos?
Celia mostró una sonrisa de locura.
-Ya no tengo padres, ¿qué me queda por perder? Ir al infierno acompañada es mucho mejor que hacerlo sola, ¿no?
-¡Celia! ¿¡Te has vuelto loca!? ¡No olvides que Carlos aún está con vida! —Ada intentó manipularla.
Pero, ella guardó silencio por un momento, luego sonrió.
-No se preocupe por eso, alguien lo cuidará.
-Celia, mi buena niña, deja de lado el cuchillo y luego hablemos de eso, ¿vale? —Ada quería acercarse, pero Celia agitó más el cuchillo al ver su intención.
-¡No se acerquen ni un paso más!
Ada y Mara intercambiaron una mirada y decidieron no presionarla más. Salieron del dormitorio, esperando que ella se calmara. Al cerrar la puerta, la expresión de Mara cambió drásticamente.
-Esa maldita acaba de perder a su mamá. No es fácil de manejar.
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Capitulo 200
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-No se preocupe, mamá. Solo intenta asustarnos. Más tarde pediré ayuda a más personas. Aunque haya que hacer lo necesario, ¡la llevaremos a la ceremonia!
Dentro de la habitación, Celia abrió la ventana, pero descubrió que tenía rejas. Corrió al baño, pero la ventana estaba demasiado alta para escalar.
Sin celular y ni línea fija… Estaba en una situación desesperada. Pero… quizás aún le quedaba un último método por intentar. Poco después, Ada entró con una pareja. Celia se sentó en la cama sin el cuchillo.
La mujer gordita de mediana edad se llamaba Lisa Dolores.
-¿En serio es la hija de Fabio? -preguntó Lisa mirándola con sorpresa.
Era delicada y de piel fina; su belleza era excepcional y parecía una verdadera joya …
—Sí, Lisa, no te mentí, ¿cierto? —dijo Ada sonriendo.
La mujer parecía satisfecha.
-Aunque es un poco delgada, se puede mejorar con una buena alimentación.
Ada miró a Celia, quien estaba muy callada, y se sorprendió sin entender el cambio. Después de armar todo ese lío, ¿ella iba a aceptar los arreglos? Asumió, entonces, que Celia había tomado la
decisión correcta.
Ada se la acercó y la ayudó a levantarse.
–
-Celia, ellos son tus futuros suegros.
Celia les respondió con un “ah” indiferente.
-¿Puedo ver a mi llamado esposo?
-Qué joven tan impaciente —bromeó Ada, luego miró a la pareja—. Las jóvenes de la ciudad siempre tienen una mente abierta. Espero que no se molesten.
La pareja no dijo nada, solo les sonrió. Celia fue llevada al patio, donde el ambiente era bullicioso y animado. Los vecinos ayudaban a los Sánchez a preparar las mesas para el banquete. Todos del pueblo se quedaron en silencio al ver a Celia, pero ninguno de ellos le deseaba felicidad verdadera.