Capítulo 194
La sirvienta le contó con nervios a Celia lo del ahogamiento de Óscar. Celia guardó silencio al escucharlo. Cuando lo relacionó con las numerosas heridas en las piernas del niño, comenzó a sospechar.
-¿Puedes ayudarme con algo?
La sirvienta asintió.
-Claro, señora.
-Cuando el niño esté dormido, toma algunas fotos para mí. Enfócate en sus muslos, que sean lo más claras posibles. Y, que nadie lo sepa.
Después de darle la orden, Celia agregó el contacto de la sirvienta y le transfirió dinero. Aunque la sirvienta no entendía bien su intención, aceptó tanto el dinero como la tarea.
Al caer la noche, Celia estaba sentada en la barra bebiendo jugo que ella misma había preparado. Después, recibió varias fotos de la sirvienta.
Bajo la luz, los moretones en las piernas del niño eran casi aterradores. Sus rodillas estaban llenas de cicatrices. Guardó todas las fotos en su celular y quedó pensativa. También se las envió a Alfredo, pidiéndole ayuda para encontrar evidencia del abuso infantil de Sira. Cuando Alfredo recibió las fotos, respondió al momento: 2
“De acuerdo“.
Él revisaba una y otra vez las fotos, pensando durante mucho tiempo. Si ayudaba a Celia, César descubriría el verdadero lado de Sira. El fracaso del plan de Sira no le traería ningún beneficio…
Se recostó en la silla y terminó el alcohol de su copa. La indecisión lo torturaba en su interior: la familia Herrera aún les debía mucho y no podía…
Después de meditarlo con cautela, decidió hacer una llamada a Sira. Al enterarse de que Celia había obtenido fotos de las heridas en las piernas de Óscar, entró en pánico. Mordiéndose las uñas, paseó
nerviosa de un lado a otro en la sala.
-¡Sabía que la última vez que esa zorra vio a Óscar se dio cuenta de algo! ¡Pero no pensé que fuera esto! -murmuró muy irritada.
Había dejado cicatrices solo en las piernas, no en brazos ni en la cara, porque temía que César las viera. Durante el tiempo en que Óscar estuvo en coma tras la caída de la azotea, no le había dado la oportunidad a César de ver sus piernas. ¡Celia había tomado fotos! ¿Acaso quería decírselo a César?
– Resuelve lo de tu hijo tú misma. Haré todo lo posible para ayudarte a ocultarlo para que César no se
Capitulo 194
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entere de eso dijo Alfredo, mirando su copa vacía con una mirada afilada-. Pero si él lo descubre, por sí mismo… ya te lo advertí.
Sira colgó, con sus ojos llenos de malicia. Al principio, no quería hacer nada a Celia, por un tiempo… Pero tras lo sucedido… ¡Fue ella quien la obligó a hacerlo!
Al día siguiente, Celia y Alfredo se encontraron en un restaurante cerca de la clínica. Con la taza en la mano, él la miraba con una actitud seria.
-Sobre el abuso infantil de Sira, ¿tienes otras pruebas?
Celia negó con la cabeza.
-No–habló mientras revolvía su café-. Obviamente, esas cicatrices se acumularon con el tiempo. Las heridas accidentales no aparecerían en el mismo lugar. Solo las causadas por personas serán así. ↑
-No puedo garantizar que la investigación tenga un resultado preciso. Sira es demasiado cautelosa. No dejaría pruebas.
Ella se sorprendió al escucharlo, luego asintió
-Tienes razón.
muy considerada.
De lo contrario, habría dejado rastros cuando hacían las maldades… De pronto, una sospecha saltó en su mente. Era posible que ella hubiera evitado los castigos una o dos veces.
No obstante, cada vez que investigaban sus “obras“, nadie había encontrado ninguna evidencia relacionada con ella, incluso las grabaciones de seguridad siempre estaban incompletas… Había demasiadas coincidencias… ¿Ella podía ocultar todos esos rastros por su propia fuerza?
-Pues, no te preocupes. La consoló Alfredo, cubriendo su mano sobre la suya, con una sonrisa tranquilizadora-. Encontraré una manera de hacerlo. Solo necesito tiempo, ¿de acuerdo?
Ella se quedó algo avergonzada y su mirada se posó sobre su mano. Incómoda, la retiró.
-Está bien, gracias.
Él miró, algo decepcionado, cómo su mano se apartó. Su sonrisa se desvaneció, luego retiró también la suya con naturalidad.
En ese momento, su celular sonó. La identificación de la llamada decía: “Mamá de Celia“.