ulo 191
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-¿Quién se beneficiará si yo aborto? César, tuviste innumerables oportunidades de intentar creerme, pero nunca lo hiciste. Nunca dudaste de la persona más probable. Si es así, por favor, no me des estos supuestos resultados aburridos y sin sentido en nombre de defenderme.
Celia le dejó esas palabras con firmeza y, antes de que él pudiera decir algo, se dio la vuelta y se fue sin mirar atrás.
Al alejarse, se llevó la mano al pecho por el dolor. Sus emociones parecían un nudo que le bloqueaban todo el aire; no podía tragarse la indignación, el resentimiento y el odio extremo… Entonces, Celia regresó a hablar con la supervisora de enfermería. En cuanto a su herida, ella no creía que la señora
Díaz le hubiera hecho daño.
-Entonces, lo del despido ya no se puede cambiar, ¿cierto? -La supervisora mostraba decepción.
Ella no podía darle ninguna garantía. Después de todo, César se había metido en esto. Tampoco sabía si podría hacerlo cambiar de opinión…
-De acuerdo… Gracias por su intervención… —murmuró la supervisora antes de dejar la oficina.
Al llegar a la estación de enfermería, Sira la llamó. La supervisora, confundida, le preguntó:
-Doctora, ¿en qué puedo ayudarle?
Sira primero echó un vistazo a la oficina de Celia, luego se detuvo frente a ella.
-¿No quiere hacer justicia por su madre?
-Doctora Núñez, no entiendo muy bien sus palabras…
Ella mostró una sonrisa sombría, se acercó al oído de la supervisora y le susurró algo. Un destello de incredulidad cruzó sus ojos. Las palabras de Sira la dejaron pasmada por mucho tiempo.
***
En la casona de la familia Herrera, Macarena y David, creyendo que era el momento oportuno, le contaron a Valeria que Ben había aceptado la alianza matrimonial.
-¿La familia Rojas aceptó? -preguntó Valeria mirándolos.
-Si Ben acepta, supongo que su familia también lo hará. -Macarena echó un vistazo con orgullo a Marta y continuó-. ¿Qué le parece si invitamos a Ben a cenar a casa? Así los jóvenes pueden conocerse mejor.
Rocío, sentada junto a Macarena, tenía la cara sonrojada por la timidez. Marta soltó una risa burlona.
Capitulo 191
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–Maca, parece que tienes mucha prisa.
-Cuando César se casó con Celia, también tomaron la decisión de manera rápida, ¿no? -le refutó
Macarena sin dudarlo.
Su respuesta hizo que Marta perdiera la sonrisa. Puso los ojos en blanco y dejó de prestarle atención. Valeria dejó de lado su taza de té.
-Está bien, hagan lo que consideren.
Macarena y David estaban felices. Entonces, llamaron a Ben, quien aceptó la invitación. Por la tarde, antes de que Celia saliera del trabajo, recibió una llamada de Marta pidiéndole que volviera a la casona para cenar. Por el tono de ella, parecía que algo importante iba a pasar en la familia.
Después del trabajo, manejó de regreso a la casona. En la sala, Macarena y su familia conversaban y reían animadamente. Rocío miró a Celia. Esta vez, no dijo nada, e incluso apartó la mirada.
Celia se sentía confundida. Qué raro. ¿Por qué Rocío no se burlaba de ella…?
Marta le indicó a Celia que se sentara a su lado. Al sentarse, ella le preguntó en voz baja.
-Mamá, ¿por qué hoy…?
-Ben vendrá a cenar. -Marta le explicó, lanzando una mirada a Macarena-. La verdad tengo curiosidad de cómo Ben aceptó esta alianza.
¿Con la hija impotente que crio Macarena? ¡Rocío ni siquiera estaba calificada para tener un matrimonio con la familia Morales!
Macarena ignoró los comentarios hirientes de Marta. Después de todo, ella era de alta cuna, la hija mayor de los Morales. Pero su familia solo tenía una pequeña empresa. Aunque también eran adinerados, no eran la gran cosa en comparación con los Morales.
Además, tenía dos hermanos mayores y los mayores de la familia favorecían a los varones. Las propiedades de los Morales nunca llegarían a sus manos. Naturalmente, Marta nunca entendería por qué ella tenía que esforzarse tanto por promover ese matrimonio de Rocío.
Celia esperó en silencio. La madre e hija obtuvieron esa oportunidad tendiendo una trampa a Ben, para ser honesta, esto no le parecía valer la pena.
Marina ayudó a Valeria en la sala. Todos en el sofá se levantaron y la siguieron. Valeria hizo un gesto con la mano y luego dijo:
-Siéntense todos.
Después de que ella se sentó, los demás hicieron lo mismo. Valeria miró el asiento vacío junto a Celia.
Copitulo 191
Y dónde está César?
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