Capitulo 181
+25 BONUS
Sin dudarlo, le envió un mensaje a César. Aunque no la había visto en persona molestar a Óscar, el contenido que envió parecia real. Cuando César recibió el mensaje, la mano que sostenía el cigarrillo se detuvo un poco. Pensó que Celia y Óscar no se encontrarían… Apagó la colilla en el cenicero e hizo una llamada a Marina.
-Por favor, trata de que Oscar no se cruce con Celia. -Hizo una pausa y dijo: A Celia le molesta.
Cuando Sira recibió el mensaje de queja de Rocío, supo que Celia había tenido contacto con su hijo. Pero no le preocupaba que ella obtuviera información de la boca de Óscar. Después de todo, su hijo la obedecía más que a nadie. Tomó su celular y llamó a Alfredo.
-La señora Fernández no estará en la capital estos días, ¿cierto?
Después de que Paco fue capturado por César, ella le avisó a Sara para que se alejara de la capital con cualquier excusa. En fin, evitar que cayera en manos de César.
Alfredo estaba en el balcón del segundo piso del instituto de investigación, revisando documentos. Su actitud fue indiferente. 1
-Mi gente la está vigilando. No caerá en manos de César.
-Mejor así. -Sira se rio, con su voz llena de coquetería-. Hace tiempo que no nos vemos. ¿Salimos algún día?
—Estoy ocupado. —Alfredo no mostró interés. Si estás tan sola, dedica más tiempo a pensar cómo subir a la cama de César, ¿no?
Dicho esto, dejó de lado los documentos y se rio.
-Para convertirte en la señora Herrera, mi ayuda no es suficiente. Debes esforzarte más.
Frente a su sarcasmo, la sonrisa de Sira se desvaneció. Cuando Alfredo colgó la llamada, su cara estaba llena de furia. Si César la aceptara, ¡nunca habría tenido relaciones con Alfredo!
Por su parte, él, después de terminar la llamada, abrió el chat con Celia. Desde ese día, no había vuelto a contactarla…
Admitía que, al conocer a Celia y ver la indescriptible dinámica entre ella y César, había deducido que debían tener una relación nada simple. Al principio, él solo quiso usar su “reencuentro” con Celia para fastidiar a César.
Lo había logrado. Ese día había visto el disgusto en la cara de él. No obstante, en su interior no estaba tan contento como pensó… Y, además, cada vez que recordaba la confianza que Celia y Rosa depositaban en él, sentía un cargo de conciencia. Este sentimiento le hacía querer evitarlas, manteniendo la distancia…
Ni siquiera se atrevía a imaginar cómo reaccionarían madre e hija si supieran la verdad. ¿Se derrumbarían? ¿O lo odiarían?