Capítulo 177
-Ustedes se están pasando la raya–dijo Ben, quien también asumió que Celia no entendía inglés. El doctor Adler tenía un traductor, pero esos hermanos hablaban en inglés, comprendiendo la circunstancia. Su intención
era obvia.
Al verlo protegiendo a Celia, César lo miró con rostro impasible, emanando un aura peligrosa. Antes de que pudiera hablar, Celia tomó del brazo a Ben y le dijo con total tranquilidad:
–Déjalo. No me importa lo que digan.
Ella nunca reveló que también hablaba muy bien el inglés y, menos aún, intentó debatir esas cosas aburridas frente al doctor Adler. Si algo es falso, falso será. Nunca podrá reemplazar lo verdadero.
Ben accedió, pero por dentro no podía evitar importarle.
***
La cena continuaba. Macarena salió de la sala de descanso y llamó a un mesero. Puso una copa de vino en su bandeja, le dio una propina y le indicó que se la llevara a Ben. Estando entre la multitud, veía a Ben y a Celia siempre juntos. Simplemente, no podía sentirse tranquila: debía lograr ese matrimonio para su hija…
Pensando, tomó su celular y le envió un mensaje a Rocío. Cuando ella lo recibió, estaba parada parloteando sin parar con César y Sira.
Él agitaba suavemente la copa de vino, con poco interés. Respondía de vez en cuando con indiferencia, sin importar qué le dijeran Sira o Rocío. A través de la copa, su mirada se posaba en esas dos personas.
El mesero llevó la copa a Ben siguiendo la orden de Macarena. Él la tomó y, quizás por la animación de la conversación, bebió el vino lentamente, sin darse cuenta de lo normal de la situación. Poco después, empezó a sentirse mal.
-Ben, ¿qué te pasa? -Celia notó su estado.
Ben se frotó sus sienes, intentando espantar las mareas.
-Es que tengo un poco de mareo…
-¿Necesitas que te lleve a la sala de descanso?
En la frente de Ben se veían gotas de sudor. Apretó los puños con dificultad.
-Creo que sí, por favor…
Ella extendió la mano para sostenerlo, pero Rocío la empujó y, con mucha iniciativa, tomó del brazo a Ben.
-Señor Rojas, ¿no se siente bien? Déjeme ayudarlo. Yo lo llevaré a descansar. Se ofreció con entusiasmo.
Ben ni siquiera tenía fuerza para rechazarla. Solo pudo dejar que Rocío lo llevara a la sala de descanso.
Celia observó sus espaldas alejarse. Le parecía extraño el estado de Ben, muy similar al suyo en la noche del cumpleaños de Valeria. Y el comportamiento de Rocío era demasiado entusiasta…
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Capitulo 177
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Como no se sentía tranquila, iba a seguirlos para comprobar la seguridad de Ben. De pronto, César la agarró de la muñeca. Ella tropezó al girar y se encontró con sus ojos profundos.
-¿No crees que te estás metiendo demasiado en los asuntos de Ben? -le preguntó.
Ella se liberó de su agarre.
-i¿No ves que no se siente bien?!
César sintió un nudo en el pecho. ¿Ella se preocupaba tanto por él?
-César -Sira se acercó, dando quejas-. Celia se lleva bien con el señor Rojas. Es normal que se preocupe por él.
Él refunfuñó con desprecio:
-Ella es mi esposa, ¿pero se preocupa por otro hombre?
Esposa… Sira se quedó inmóvil, con sus uñas clavadas en las palmas de sus manos. ¿Acababa de reconocer a Celia como su esposa frente a ella…?
No obstante, a ella le pareció ridículo. ¿Él sabía que ella era su esposa? Cuando iba a refutarlo, desde la sala de descanso se escuchó el grito de Macarena.
Todos se dirigieron hacia el sonido. Al abrir la puerta de la sala, vieron a Ben con la ropa desarreglada, tendido en el sofá. A su lado, igualmente desarreglada, estaba Rocío. A diferencia de la lucidez de ella, él estaba inconsciente.
Rocío se cubría el cuerpo, con los ojos enrojecidos.
-Es que… Ben no se sentía bien y lo traje a la sala de descanso. No esperaba…
Macarena se interpuso para cubrir a su hija, con una expresión de angustia. Con el creciente ruido a su alrededor, pronto Ben despertó, recuperando lentamente la conciencia. Se masajeó las sienes adoloridas. Cuando vio con claridad la escena frente a él, incluyendo su ropa desarreglada y la de Rocío, se dio cuenta de que había caído en una trampa.