Por que 174

Capítulo 174 

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¿Vendría a recogerla? Celia estaba confundida. ¿El sol había salido por el oeste? Como ella no le respondió de inmediato, la voz de César sonó un tanto grave. 

-¿No quieres? 

Uff… Ella ya no quería molestarse en confrontarlo… 

-Estoy en la intersección del Centro Comercial Internacional – Cedió ella. 

César le dejó un “bien” y colgó sin más. Celia esperó junto a la parada de bus. No pasó mucho tiempo antes de que el auto de él se detuviera junto al borde de la carretera. Subió al auto y, en silencio, se abrochó el cinturón de seguridad. 

La mirada de César se fijó en ella, con un gesto un poco anormal. 

-¿Te sientes mal? -le preguntó. 

Ella detuvo su movimiento, sin mostrar la más mínima emoción en su cara. 

-Ahora no. Ya tomé un medicamento. 

Él entrecerró los ojos, pero no dijo nada. Celia recordó algo importante y lo miró. 

-¿Necesito cambiarme de ropa? 

La cena sería bastante formal. César se recostó en el asiento, apoyando una mano en su sien. 

-No. 

Al obtener la respuesta, ella no preguntó más. A las siete de la noche, llegaron a un restaurante tradicional. Era también una propiedad que compartía el nombre de “Cielo Adorado“. Era el más famoso y lujoso de la capital. 

La sala “Imperio” ya era lo suficientemente lujosa para las personas comunes y corrientes, pero el salón de banquetes más difícil de reservar era “Paraíso“. Era un espacio extravagante. La tarifa mínima por una noche para este salón superaba los ochenta y ocho mil dólares, e incluso con dinero era difícil reservarlo. 

Al entrar al gran salón, Celia quedó impresionada por la escena frente a ella. La arquitectura tradicional del salón era palaciega, con tallados exquisitos y una belleza deslumbrante. No era de extrañar que fuera tan popular. 

Nada más aparecer César, varias personalidades se acercaron a saludarlo. Entre ellos había funcionarios regionales y numerosos profesores y expertos reconocidos de la Asociación Médica de la Capital. Varios de ellos le resultaban familiares a Celia. Un profesor de mediana edad también la notó. 

-¿Es usted la doctora Sánchez de neurocirugía? ¿Vino con el señor Herrera? -Saludó a Celia con cortesía. 

Celia sonrió y asintió. 

-Sí, él me trajo aquí de paso. 

César la míró, tomó la copa que le ofrecía un invitado y permaneció en silencio. Ella intercambió varias frases con el profesor. Cuando estaba a punto de brindar con él, César, con un semblante sombrío, le quitó la copa. 

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Capítulo 174 

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– 

-Hoy ella no puede tomar alcohol. No se encuentra bien. Se disculpó con el señor. 

Los presentes se miraron entre sí al escuchar esas palabras, ni siquiera Celia esperaba esa actitud. Permaneció aturdida por un buen rato, antes de reaccionar. Extendió la mano para recuperar la copa. 

-No tengo ningún impedimento para beber. 

César la esquivó y, en cambio, llamó a un mesero para que le trajera un vaso de agua. Los presentes parecieron recibir alguna señal y sonrieron. 

-Doctora Sánchez, si no se siente bien, mejor no beba. Haga caso al señor. -Comentó uno de ellos. 

Celia miró a César, quien permanecía impasible, sin entender lo que este tipo estaba armando. En ese momento, vio dos figuras familiares entre la multitud: Ben estaba conversando con David y Macarena. Como eran también representantes de El Valle Dispositivos Médicos, su asistencia era común. 

Al ver que la mirada de ella se quedaba fija en la dirección donde estaba Ben, César dejó su copa y se dirigió hacia los tres. Al verlo, David se sorprendió. 

-¿César? 

Él le hizo gesto como respuesta. 

-Buenas noches, tíos -Saludó a David y a Macarena. 

-Tu abuela nos pidió la asistencia —dijo David. De pronto, su mirada pasó por Celia, quien estaba no muy lejos, y se sorprendió-. ¿Viniste con Celia? 

No solo él, incluso Macarena no lo esperaba. Después de todo, Celia llevaba seis años casada con César. Excepto por exigencia de Valeria, nunca lo había visto llevarla a un evento público. 

-Sí, ¿por qué la sorpresa? -César no les preguntó, pero lo admitió tácitamente. 

David río incómodo. 

-Nada, es raro verte llevar a tu esposa a este tipo de ocasiones. 

-¿Esposa? -Ben míró a César con sorpresa. 

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