Capítulo 17
En toda la semana que venía, Celia no volvió a ver a César. Samuel pidió que ella asistiera a la conferencia con Sira, diciendo que era la propuesta de César. Como se había enterado de la noticia con anticipación, no se sorprendió mucho cuando él se lo comunicó.
El día de la conferencia, le envió un mensaje a Sira desde su celular de trabajo para que se preparara. Y ella le respondió con un “bien“.
Cuando Celia salió de la clínica, la esperó un buen rato en la entrada. Poco después, recibió otro mensaje de Sira.
“Disculpa, Celia. Ve primero al sitio de la conferencia. César me llevará allí más tarde“.
Al revisar el mensaje, Celia no pudo evitar reírse. Le respondió y luego apagó la pantalla.
Cuando llegó al Edificio Victoria, salió del auto y se encontró con el auto de César por casualidad. Sira se bajó primero del asiento de copiloto, bien vestida y maquillada, seguida de César. Hoy él llevaba un traje casual de color claro, totalmente diferente al estilo serio de antes.
Es cierto que cada hombre cambia su estilo cuando está con su primer amor… Parecía que había estado con Sira toda la semana.
Celia recuperó la mirada y trató de reprimir la incomodidad. Pasó junto a los dos y entró al edificio. En el vestíbulo, se encontró con un viejo amigo: Alfredo Suárez.
La familia de Alfredo tenía una relación muy cercana con la de su maestro, Antonio Martínez. Cuando ella era todavía alumna de Antonio, lo conoció.
-¡Celi! -Alfredo la saludó, acercándose con una sonrisa radiante pero despreocupada como siempre. ¡ Qué casualidad! ¿También vienes por la conferencia?
Celia asintió con la cabeza.
-Sí.
-¿Cómo va todo últimamente? -le preguntó Alfredo.
Celia le sonrió.
-Todo va bien. ¿Y tú con el maestro Martínez?
-Yo estoy bien, pero el maestro te extraña mucho.
En ese momento, Sira se le acercó a Celia.
-Celia, ¿por qué no me esperas?
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Ella se dio la vuelta, pero lo primero que vio fue a César, quien seguía detrás de Sira. Antes de que pudiera reaccionar, Sira bromeó con una sonrisa maliciosa al ver a Alfredo junto a ella.
-Este señor es tu novio, ¿cierto?
La mirada de César pasó por encima de Celia y se posó en Alfredo. En su mirada ya se percibía una presencia sombría e intimidante.
-Señor Suárez, ¿ya tienes novia?
Alfredo se quedó un poco desconcertado.
-¿Novia?
¿Se refería a Celia? Era cierto que ella era muy hermosa y de su gusto. Después de todo, era la más bonita cuando estudiaba en el Instituto Médico Nacional. Pero, aunque él tenía fama de ser más o menos un mujeriego, nunca bromeaba con las mujeres.
-Señor Herrera, no bromees con eso. Solo somos amigos.
Entonces, se le ocurrió algo y sonrió de nuevo.
-Claro, si Celi necesita un novio, me encantaría serlo.
Celi… Este trato tan íntimo ensombreció aún más la cara de César, pero Sira no se dio cuenta de eso. Seguía bromeando con la misma sonrisa.
-Ustedes pueden ser la pareja perfecta.
Al ver la cara impasible de César, Celia soltó en secreto los puños que tenía apretados. Le dijo a Alfredo.
-Mejor subamos primero. Deberíamos darles espacio al señor Herrera y su novia.
Sira casi saltó de emoción al escuchar la palabra “novia“, incluso su odio hacia Celia se disminuyó en ese
momento.
Alfredo se sorprendió bastante mirando a Sira y luego a César. Pero, cuando recordó los rumores que habían existido brevemente en Facebook, entendió la situación. Sin decir nada más, entró en el ascensor
junto a Celia.
Sira tomó el brazo de César y le dijo con voz dulce:
-César, también…
Él retiró su brazo. En el instante en que se iba a cerrar la puerta del ascensor, la bloqueó con la mano.
-Señor Suárez, creo que no te importa si compartimos el ascensor, ¿verdad?
La voz de César ya cargaba un tono helado, pero no mostraba ninguna emoción en su cara.
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Alfredo se encogió de hombros.
-Claro que no.
Celia se paró junto a Alfredo, guardando silencio.
Al entrar en el ascensor, César ocupó el espacio al lado de Celia, pero ella automáticamente se le acercó más a Alfredo. Sira también entró en el ascensor, primero miró a César, y luego le echó un vistazo a Celia, apretando con fuerza los puños.
Momentos antes, César la había apartado… ¿Era por Celia?
La había investigado, pero no descubrió ninguna relación entre ella y César, incluso el detective creyó que había pensado demasiado en eso. No obstante, ¡sabía que César se había comportado así por celos! Ese descubrimiento profundizó su odio hacia Celia.
El ascensor subía lentamente, mientras el incómodo silencio se apoderaba poco a poco del espacio. En un momento dado, entró un grupo de personas. Celia quiso acercarse más a Alfredo para cederle el lugar, pero de pronto alguien le dio un tirón con fuerza. Ella tropezó y chocó contra la persona a su lado.
