Por que 154

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Capitulo 154 

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Capítulo 154 

La expresión de César se ensombreció, arrinconándola entre el auto y su pecho. 

-¿Tanto deseas divorciarte de mí? 

Ella levantó la cabeza para mirarlo a los ojos. 

-Sí–Le dio una respuesta firme. 

Él la observó de arriba a abajo, con una mirada que parecía intentar penetrarla. 

Celia sintió cómo un escalofrío le recorría la espalda. Sintiéndose incómoda bajo su mirada, apartó la cara a un 

lado. 

-Cuando tengas una decisión, dímela. 

Dicho esto, apartó con rabia su mano. Apenas dio dos pasos adelante, la voz grave de César llegó desde atrás. -¿ Quieres divorciarte de mí por Alfredo Suárez? 

Celia se detuvo por un momento. Por un fugaz momento ella cambio de expresión, pero pronto recuperó la normalidad. 

-¿Y qué si lo es? ¿Y qué si no? 

-Incluso si él te usa y te engaña, ¿también le creerías? 

Celia guardó silencio. César se acercó a su espalda, mirándola una y otra vez. 

-Él no quiere ayudarte con sinceridad. Más te vale pensarlo bien. ¿En serio vas a divorciarte de mí por un hombre así? 

Celia apretó los puños y los soltó por un momento. Se volteó con calma para mirar a César. 

-¿De verdad crees que quiero divorciarme por Alfredo? 

Él no esperó esta respuesta suya. 

-Además, incluso si me está usando, es mejor que tú – añadió con firmeza. 

Los ojos brillantes de César se tornaron aún más sombríos. Le agarró el brazo para detenerla. 

-Celia, ¿cuándo dejarás de hacer berrinches? 

Ella liberó su mano con fuerza. 

-Señor Herrera, debe preguntarse cuándo dejará de aferrarse a mí. 

Sin voltear la mirada, entró dando pasos firmes al patio. Rosa estaba de pie detrás de las cortinas de su habitación en el segundo piso. Había presenciado todo lo que había ocurrido. Cuando Celia entró a la casa y subió corriendo las escaleras, se encontró con Rosa. 

Mamá, ¿aún no duermes? -Se sorprendió Celia. 

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¿Por qué vino él a estas altas horas? 

-No lo sé. Celia lo negó. 

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¿Acaso ese tipo había ido a buscarla solo para decirle que lo de Carlos no tenía que ver con él? Y, además, sobre lo de Alfredo… 

Al verla distraída, Rosa la llamó con dulzura: 

-¿Celia? 

Celia levanto la mirada y, sonriendo, tomó su brazo. 

-Mejor no le hagamos caso. Vamos a dormir, mamá. 

Rosa asintió. Echó un vistazo por la ventana y luego regresó a la habitación con Celia. 

*** 

Dentro de una suite lujosa de un hotel en el otro lado de la ciudad, un hombre y una mujer se enredaban con pasión. Sira se apoyó contra el gran ventanal de cristal, jadeando de placer. Frente a ella, estaba el espléndido panorama de la ciudad. El paisaje era brillante e ilusionante, pero, al otro lado del vidrio, la oscuridad ocultaba de manera conveniente el rostro del hombre detrás de Sira. 

Al terminar, él se separó sin consideran alguna. Recogió el pantalón del suelo y se lo puso sin prisa. Sira, con una expresión satisfecha, volvió en sí. 

-¿Ustedes los hombres tienen la misma actitud tanto en la cama como fuera de ella? -se quejó murmurando, mordiéndose el labio inferior. 

Él se ajustó el cinturón mientras hablaba: 

-Solo es un acuerdo tácito entre adultos. Además, fuiste tú quien se ofreció a hacerlo, ¿no es así? 

El humor de Sira se ensombreció mientras se ajustaba las tiras del vestido. Si no fuera porque aún no había conquistado a César, nunca habría recurrido a él. 

-César ya me descubrió a través de Paco. Pronto buscará a Nieve -añadió el hombre mirándola-. Espero que seas la adecuada para lidiar con estas cosas. 

Sira apretó las manos, mirando la espalda del joven, algo nerviosa. 1 

-No te preocupes, me encargaré de ella. ¡Pero tú también me prometiste que me ayudarías a conseguir el título de señora Herrera! No romperás tu palabra por Celia, ¿cierto, señor Suárez? 

Alfredo se volteó hacia ella sin prisa alguna. Su rostro, impasible, mostró una sonrisa siniestra. 

Entre nosotros solo existe una relación de cooperación. Cada uno intenta como puede obtener de esta relación lo que busca. No es necesario involucrarnos en los asuntos de la otra parte, ¿no crees? 

Al escuchar estas palabras, Sira se tranquilizó. Se acercó a Alfredo y deslizó los dedos por su corbata. -Mejor así. No imaginé que también fueras buen actor. Me interesa saber cómo reaccionará Celia cuando se 

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entere de lo que le hiciste…