Capítulo 135
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Después de completar los respectivos trámites funerarios de Fabio, Celia quiso acompañar a Rosa a casa. Al pie del hospital, se encontró con Alfredo, quien bajó del auto y se acercó a ellas con un semblante grave..
-Me enteré de lo que pasó.
Celia quedó aturdida por unos minutos, sin poder pronunciar ninguna palabra. Alfredo se inclinó hacia Rosa y la consoló con suavidad.
-Señora, el señor Sánchez descansará en paz.
Rosa agradeció mecánicamente. Su mirada era vacía, sin vida, como si solo le quedara un cuerpo vacío sin corazón. 1
-Alfredo -Celia habló con voz ronca-, ahora necesito llevar a mi mamá a casa.
-Con el estado en que estás, no me siento tranquilo si las dejo solas. Las llevo de vuelta a casa. -Se ofreció Alfredo.
Celia lo miró y aceptó su oferta.
-Gracias.
Alfredo las llevó a casa en auto. Sin querer, una vecina de Rosa, al ver la escena y sin conocer la desgracia recién sucedida, pensó que Alfredo era el esposo de Celia y le gritó a Rosa:
—¡Ay, Rosa! ¿Vino a verte tu yerno?
Alfredo, que estaba ayudando a Rosa a bajarse del auto, al oír la palabra “yerno“, se detuvo en seco. Rosa, en ese momento, ya había bloqueado todas las palabras ajenas. Frente a la pregunta, ni siquiera le respondió. Celia, concentrada en llevar a Rosa a descansar, tampoco le prestó más atención.
Al ver que ellas la ignoraban de esa forma, la vecina refunfuñó:
-¡Qué caras son estas! ¡Parece que se les murió alguien!
Celia llevó a Rosa a su habitación, y durante el trayecto, Alfredo también le echó una mano.
Al entrar, Rosa finalmente habló:
-Quiero estar sola un rato.
Celia estaba preocupada por ella, pero sabía que esta desgracia había sucedido de forma repentina y, en ese momento, Rosa necesitaba un poco de tiempo y espacio para arreglar todo.
-Mamá, estaré fuera de la habitación. Si me necesitas, llámame.
Dicho esto, Celia salió del dormitorio. Alfredo la esperaba en la sala de estar.
-¿Cómo está tu mamá? -le preguntó preocupado.
Ella meneó levemente la cabeza.
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-Estará bien.
–Celi, no te aflijas demasiado. Si me necesitas, no dudes en decírmelodijo Alfredo acercándose. Luego, puso con suavidad su mano en su hombro.
–Y no te lo guardes todo en el corazón.
Al escuchar estas palabras, Celia sintió que la tristeza le ocupaba cada vez más espacio en el pecho…
-Si quieres llorar, no te preocupes, hazlo.
Apenas él terminó de hablar, Celia ya se cubrió la boca con la mano, intentando evitar emitir algún llanto. Alfredo la abrazó y le dio palmaditas en la espalda para consolarla.
***
Tres días después.
El funeral de Fabio fue sencillo. Sin embargo, aparte de su hermana, quien genuinamente fue a despedirlo, los demás miembros de la familia Sánchez solo esperaban apoderarse de los negocios de Fabio.
La madre de Fabio, Mara, y Paco, hermano mayor de este, conspiraron contra Rosa insultándola.
-Si mi hijo no se hubiera casado contigo, ¡no habría muerto tan joven! ¡Eres una mujer que solo le dio mala suerte a su esposo! ¡Y encima de todo pretendes quedarte con las propiedades de la familia Sánchez!
Rosa no dijo una palabra. Solo permaneció quieta, de pie. En ese instante, Celia entró en el salón principal.
-¡Basta! -gritó con voz cortante.
Todos la miraron.
—Cuando mi padre estaba vivo, ¿quién de ustedes había pensado en ayudarlo? Ahora, tras su fallecimiento, ¿ quieren apropiarse de sus casas y negocios sin pagar nada? ¡Su muerte solo ocurrió hace apenas días! ¿No tienen conciencia? -Celia los cuestionó sin miramientos.
Los dos guardaron silencio, pero la cuñada de Rosa rio.
-¿Acaso Fabio dejó de ser de un miembro de la familia Sánchez cuando se independizó? Además, solo pensamos en el bien de ustedes. Fabio ya murió. Ahora son una simple viuda y una hija solas. Tarde o temprano tendrán que regresar a la familia, ¿no es así? 1
Celia se rio indiferente.
-¿Regresar a la familia Sánchez? ¿Para que mi madre regrese a servirles? Saben muy bien por qué mi padre decidió independizarse, ¿no es así?
La razón por la que Fabio eligió independizarse fue para escapar de la explotación de su madre y su hermano mayor. Él ansiaba desesperadamente que su propia familia prosperara, también que su hijo tuviera éxito y se destacara, pero todo esto era para liberarse de la injusticia que su familia le había impuesto.
Celia miró a la anciana, quien parecía culpable, y esbozó una sonrisa burlona.
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–Tiene dos hijos, pero siempre favorece a Paco, ¿solo porque él le consiguió una nuera con posición y eso puede darle oportunidad de presumir? Si no fuera porque mi padre le dio su único nieto, y que usted no quería que el linaje Sánchez se cortara, estoy segura de que hoy, aunque mi padre hubiera muerto, usted tampoco habría venido a verlo, ¿cierto?
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