Capítulo 132
Capítulo 132
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Fabio estaba furioso. Juró que no iba a dejar tranquilo a quien había inventado esos chismes. Pero al ver que la cita sería en Villa Serenidad, quedó pensativo.
Rosa le quitó el celular para revisar también el mensaje.
-¿Villa Serenidad? Es la casa de… -Al instante se sorprendió Rosa.
De golpe, la expresión de Fabio se ensombreció.
-¡Voy a ver quién se atrevió a armar este lío!
Rosa, que conocía bien el temperamento de su esposo, temía que le pasara algo malo, así que se apresuró a seguirlo.
Tomaron un taxi y pronto llegaron a Villa Serenidad. Tan solo al bajar, recibieron otro mensaje: la persona los esperaba en la segunda planta de la cafetería junto a las tiendas afuera.
Rosa y Fabio entraron a paso largo en la cafetería, subieron a la terraza y en la azotea al aire libre vieron a una joven madre con su pequeño hijo, los únicos clientes en la azotea. Rosa clavó la mirada en la mujer, intuyendo vagamente su identidad.
Fabio se acercó y la interrogó:
-¿Tú me enviaste el mensaje?
-Exacto -admitió Sira con total naturalidad, removiendo despreocupada el café en su taza—. Señor Sánchez, no sé si su hija le habrá hablado de mí. Me llamo Sira Núñez.
¿Sira Núñez…? Fabio quedó perplejo por un momento.
Ella le dio más información.
-Ah, ¿cómo está Carlos ahora?
Al escucharlo, Fabio entendió todo. Apretó con fuerza los puños.
-¡Fuiste tú, maldita zorra!
Rosa lo agarró como pudo, intentando calmarlo, y luego miró a Sira.
—Señorita Núñez, en cuanto al secuestro que organizó Carlos, como sus padres, le pedimos perdón por nuestra ignorancia en su educación. Ahora… ya ha pagado las consecuencias de lo sucedido. ¿Qué más pretende de nosotros?
-¿Qué más pretendo? -Se rio Sira con indiferencia.
Cambió despreocupadamente de postura y levantó altiva la mirada, mirándolos fijamente a los ojos.
-¡Pues claro que quiero que todo el mundo se entere de que su desvergonzada hija es una maldita amante! César y yo ya tenemos un hijo, y ella se mete en medio. ¿Acaso ustedes, como padres, también toleran este comportamiento inmoral de amante?
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Capítulo 132
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-¡Qué disparate dices! -rugió Fabio, enrojecido y las venas del cuello marcadas de ira.
Óscar no pudo evitar temblar de miedo ante esa tensión.
-¡Fabio!
–
Rosa lo detuvo, apartándolo de nuevo, y luego miró a Sira sin más contemplación-. Señorita Núñez, creo que se ha equivocado. Mi hija nunca ha sido ninguna amante. La amante es precisamente usted.
Sira mostró una sonrisa desafiante. No creí que la verdad fuera así.
-Señora Sánchez, ¿qué quiere decir con eso?
-¿Acaso el señor Herrera no le ha dicho que ya está casado?
La sonrisa de Sira se congeló en el acto. Clavó su mirada en Rosa. Rosa intuyó lo que pasaba y sonrió.
-Ahhh… ya veo. Pensaba que César ocultaba el matrimonio con mi hija para protegerse de los rumores innecesarios, ¡pero resulta que él no quería que usted lo supiera!
Sira apretó con rabia las manos y palideció.
-Dime que estás bromeando, ¿cierto? ¿César ya se casó con su hija?
-Si no me cree, puede ir al registro civil a consultar el acta, o preguntárselo a César.
Rosa permaneció tranquila de principio a fin. Hizo una pausa antes de continuar.
-Dijo que mi hija es la amante, pero la verdad es todo lo contrario. Mi hija y César son un matrimonio legal. Aunque él tuviera un hijo con usted, jeste niño sería un hijo ilegítimo! Si esto se hiciera público, quién es la amante quedaría claro de inmediato, ¿pero se atrevería a dejarlo pasar?
Sira se quedó aturdida por unos minutos.
De repente, recordó uno a uno todos los detalles que ella había omitido: en varios casos a Rocío se le había ido la lengua, y aquella vez que vio a Celia en la casona de los Herrera, incluso lo natural que parecía Celia cuando mencionó a Valeria…
Resultaba que… César y Celia no solo tuvieron una simple relación de convivencia… ¡Estaban casados! ¡¡César había llegado a casarse con Celia!!
—Ja, ja, ja, ja, ja… — Sira se echó a reír enloquecida. Sus ojos se enrojecieron, riendo con plena incredulidad.
¡Pensaba que César no había tenido mujeres a su lado en estos seis años porque aún la añoraba y estaba anhelando su regreso! ¡Pero resultó que se había casado con Celia!
Su plan original era aprovechar su existencia para alejar a la familia Sánchez de César, pensando que se sentirían avergonzados al enterarse de que Celia era la amante. De esta manera, no podrían seguir viviendo en la capital. Sin embargo, si ya César y Celia estaban ligados por el matrimonio, ¿ese plan funcionaría?
Al ver su expresión desolada y perdida, la pareja Sánchez pensaba que ella había decidido renunciar a su plan. Justo cuando se disponían a irse, oyeron el llanto del niño.
-¡Mamá! ¡No!
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Rosa se volteó con brusquedad y vio cómo Sira estaba a punto de empujar al niño desde el segundo piso.
¡Está loca! -gritó Rosa estupefacta.
Quizás por instinto maternal, Rosa, sin pensarlo dos veces, se lanzó desesperada hacia adelante, extendiendo la mano para agarrar al niño.
En ese momento, Sira soltó a Óscar… 1
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