Capítulo 129
+25 BONUS
Celia quedó completamente en blanco durante varios segundos. Se esforzó por recuperar la compostura y luego intentó explicarlo al abogado.
-Han malinterpretado la situación. La verdad no es como se dice en las redes sociales. No tengo ninguna relación íntima con Alfredo como lo interpretan.
-Señorita, entiendo su posición y acepto su explicación, pero el público solo cree en lo que ha visto. Si quiere conseguir divorciarse y lograr las propiedades que pida en el acuerdo, sugiero que solucione esta situación antes de que escale a algo mayor.
-De acuerdo.
Al colgar, Celia sintió una mezcla de emociones complicadas mirando aturdida el hashtag en la pantalla. Tras el escándalo, su suegra, Marta, definitivamente tendría “una charla” con ella…
En cuanto al divorcio… era un problema más fácil de solucionar. Ella no tenía hijos que criar. Podría renunciar a todas las propiedades para conseguir el resultado.
Había puesto los artículos del dinero y la propiedad en Villas Serenidad en el acuerdo, pero fue por el interés de Carlos. Quería pagar la deuda que sentía con él y sus padres adoptivos con esas compensaciones.
Después de asearse, ella se dirigió a la sala de estar. Para su sorpresa, César todavía estaba en casa, ella se detuvo al ver la escena. Él se sentó a la mesa comiendo con despacio, mientras hablaba por celular.
Ella no podía saber el contenido de la llamada, pero él le respondía de vez en cuando al otro lado de la línea.
Margarita salió de la cocina con una bandeja de frutas frescas y la saludó.
-Señora, buenos días.
César levantó la vista y, al ver a Celia, colgó de inmediato la llamada. Celia tomó asiento por su cuenta. Ninguno de ellos tomó la iniciativa de hablar. Después de que Margarita regresó a la cocina, César, reclinado en su silla, rompió el silencio mientras se aflojaba la corbata.
-Ya hice que eliminaran ese hashtag de las redes sociales.
Ella se sorprendió por lo que había hecho. Él dio un sorbo de agua con calma, mientras su mirada intensa se clavó en ella.
-Antes hubo un escándalo sobre mí, y ahora te pasó lo mismo. Ya estamos a mano. Espero que nada parecido se repita en el futuro.
Antes de que Celia pudiera responderle, él dejó de lado el vaso y se levantó de su silla. Tomó su chaqueta del respaldo y luego salió de la casa sin mirar atrás.
Justo en ese momento, Margarita salió de la cocina. Confundida, preguntó:
-¿Se ha ido el señor? Tan rápido…
Murmurando, se giró y se dirigió a Celia, quien seguía aturdida en su lugar.
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Capítulo 129
-El señor le reservó una porción de pasta. Voy a calentarla.
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Celia bajó la vista hacia su regazo y guardó silencio. El César de antes probablemente ignoraría el escándalo, pero jamás habría intervenido para solucionar el problema en persona.
¿Que ahora estaban a mano…? Celia sonrió con amargura por esa situación irónica. ¿Cómo era posible?
Lo suyo con Alfredo había sido completamente un accidente, ¡pero él había permitido lo de él con Sira y ese niño por su propia voluntad! ¡Eran dos asuntos totalmente diferentes! 2
El escándalo en línea fue rápidamente eclipsado por nuevos rumores de famosos, desapareciendo sin dejar rastro como espuma en el mar. Sira se sentó en el sillón de su oficina, apretando los puños con fuerza.
Había contratado a muchos hackers para propagar el escándalo de Celia, pero, por más que intentaran, ya no podían lograr revivir la popularidad del tema.
Pronto, supo que César había intervenido para controlar la situación, lo que la hizo ponerse de mal humor.
Últimamente, cada vez que le enviaba un mensaje a César, él o lo ignoraba, o le respondía con excusas como estaba muy ocupado. No obstante, había aparecido en el cóctel junto con Celia; su auto solía aparecer en Villas Serenidad, pero él siempre pasaba las noches en la casa de esa zorra; ahora ni siquiera los rumores de esa maldita con Alfredo podían enfurecerlo…
Parecía que solo le quedaba la única opción: recurrir al plan que había preparado antes… Era un plan muy arriesgado, pero, ella lo necesitaba para ganar, al menos, una sola vez…
Pensando, marcó el número de Sara y le propuso con fingida emoción.
—¡Señora Fernández! ¿Recuerda aquel plan contra Celia que le mencioné antes? Ahora necesito que use sus contactos para conseguir los números de sus padres…
Fuera de la oficina, Ana, que justo pasaba por el pasillo, escuchó la conversación. Palideció al instante por el shock: ¡Sira era la culpable de lo que le había ocurrido al hermano de Celia!
Sira, que alzó la vista por casualidad, divisó una sombra tras la puerta. Se levantó de golpe.
-¿¡Quién está por ahí!?
Ana, al cruzarse con su mirada, retrocedió aterrada y de inmediato salió corriendo. Sira salió al pasillo, pero solo alcanzó a ver la silueta de una enfermera alejándose a toda prisa.
La voz nerviosa de Sara llegó desde el otro lado de la línea.
-¿Qué sucedió? ¿Alguien nos escuchó?
Sira guardó silencio unos segundos antes de consolarla sonriendo.
-No se preocupe. Es solo una rata. Mientras siga trabajando en la clínica, definitivamente la atraparé.