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Hunger 9

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Capítulo 9 

Sofía estaba esperando el carro de Carmen en la acera, había como siete metros de distancia entre ellos, además con la oscuridad y otros transeúntes, no se notaba si no te fijabas bien. 

Pero con ese grito de Gabriel, todos voltearon a mirar. 

Sofía no sabía qué hacer. ¿Era embarazoso? Sí, bastante embarazoso. Lo primero que hizo Sofía fue fijarse en la mano izquierda de Diego. En el dedo anular tenía puesto un anillo de hombre, de diseño sencillo, elegante sin ser ostentoso, que hacía que sus dedos se vieran mucho más estilizados. 

Valentina también tenía uno igual. Eran anillos de pareja. 

Una cosa era saberlo y otra muy distinta era verlo con sus propios ojos, Sofía sintió que se le cerraba la garganta. 

“Pip pip-” sonaron dos bocinazos. 

Sofía volteó automáticamente. Carmen se había estacionado junto a la banqueta, hizo un gesto con la barbilla hacia el asiento del copiloto, señalándole que subiera. 

Sofía no lo dudó, abrió la puerta y se subió. 

Todo pasó en un par de segundos. 

Gabriel se quedó pasmado, volteó a ver a Diego. —¿Sofía nos… hizo el feo? 

Se había largado tan rápido y con esa cara tan seria. 

Si hubiera sido antes, ¿cómo se habría atrevido Sofía a irse así? Habría hecho todo lo posible por quedar bien con el grupo. 

Además, esa frialdad de Sofía dejó muy sorprendido a Gabriel, la mujer que siempre pasaba desapercibida ahora parecía tener más personalidad, se había vuelto distinta a como era 

antes. 

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T25 BONUS 

Seguro era solo otro berrinche por el divorcio, ya había visto esto muchas veces, pero esta vez la actitud de Sofía le parecía rara, aunque no podía precisar qué tenía de diferente… 

Diego ya había desviado la mirada, dijo con voz helada: -No hables de ella. 

Gabriel le echó un vistazo a Valentina. Ella tampoco había volteado a ver a Sofía, obviamente no le daba importancia. 

Probablemente, aunque Sofía apareciera en su cumpleaños, ella mantendría esa elegancia. 

Gabriel captó la indirecta. -Está bien, mejor no digo nada para no arruinar el ambiente. 

Después de eso les gritó al demás que se fueran al restaurante. 

La aparición de Sofía había sido solo un detalle sin importancia, nadie le prestó atención. 

Ya conocían a Sofía de antes, era alguien tímida que no congeniaba con ellos, realmente no tenían tanta confianza como para acercarse a saludar. 

Además, esta noche venían a celebrar el cumpleaños de Valentina, ¿quién sería tan tonto de ponerse a platicar con Sofía? 

Solo Gabriel por su amistad cercana con Diego se atrevía a hacer ese tipo de comentarios. 

Si cualquiera de los otros dijera algo, Diego los mataría. Después de todo, Valentina era el amor de la vida de Diego, podían molestar a quien fuera, menos hacerla enojar a ella. 

Claro que Valentina era una Herrera, elegante y sofisticada, de otro nivel, Sofía no tenía 

punto de comparación con ella, Valentina ni siquiera la consideraría rival, eso sería 

rebajarse. 

Así que nadie en grupo mencionó a Sofía, todos se dedicaron a adular a Valentina. 

Pero Gabriel no pudo evitar murmurarle a Diego: -¿Te fijaste en la bolsa de regalo que traía 

Sofía? 

Diego apenas la había visto de reojo, no se había fijado en esos detalles. 

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Gabriel sabía que se iba a hartar, así que se apuró. 

-¿Te acuerdas que te dije que Sofía vendió su anillo de bodas y fue a otras joyerías? Era de esa marca que traía en la mano, seguro compró un anillo nuevo para hacer las paces contigo, pero la situación se puso medio incómoda. 

Diego arrugó la frente tratando de recordar. Efectivamente, Sofía llevaba una bolsa de regalo. 

Miró el anillo que tenía puesto en el dedo anular, el que le había dado Valentina. 

Ya se había confundido una vez, y después de tantos días, Sofía apenas se acordaba de tratar de contentarlo, era demasiado tarde. 

El juego del gato y el ratón también tenía sus límites. 

Diego con cara de pocos amigos dijo sin inmutarse: -Ya no me quedan dedos. 

Gabriel no supo qué contestar. ¿Cómo que no te quedan dedos? ¡Su mano tiene más de un dedo! 

r algo más, pero Diego ya se había adelantado. 

a aparecido Sofía ahí, o en el carro de quién se había ido, a Diego no parecía Larle. 

Lo más importante para él esta noche era hacerle una buena celebración de cumpleaños a Valentina. 

Gabriel se quedó solo, caminando detrás del grupo, y al doblar la esquina volteó una última vez. 1 

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