Capítulo 14
No tenía sentido explicar, así que no había necesidad de hacerlo. La alteración emocional de antes había sido por lo del aborto.
Después de que Sofía se calmó, miró a Isabella con frialdad.
-Di lo que quieras.
Dicho esto, se dio la vuelta y se fue, dejándole a Isabella una espalda helada.
Ella no esperaba esa actitud, su expresión se puso un poco sombría. —Qué falsa.
Isabella había acompañado a una amiga al hospital, la amiga se acercó con medicinas y siguió su mirada. —¿Quién es?
—Una perra que mantienen los Villarreal -Isabella la miró con desprecio.
-Ah, ¿te mordió?
Isabella resopló. -¿Cuándo has visto que un perro muerda a su dueño? Esa perra no se larga por más que la patees, es un poco molesta nada más.
Había escuchado de Nicolás que Sofía se había vuelto loca de celos por el regreso de Valentina al país, que en apariencia estaba haciendo berrinche por el divorcio, pero por detrás investigaba en secreto los movimientos de Diego.
Que usara tácticas tan patéticas como jugar al gato y al ratón, que se atreviera a ponerle
mala cara era comprensible, pero sin importar cuánto alboroto hiciera Sofía, todo era una
broma.
Isabella inmediatamente se olvidó de ella y se fue con su amiga, pero entonces Diego le
marcó.
Isabella se alegró y dejó atrás el mal rato que le había dado Sofía. —Diego, ¿qué necesitas?
La voz de Diego sonaba pesada.
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ད་པ་་ ་་
-Él regresó al país.
—¿Él? — Isabella se quedó helada, en su mente apareció una figura alta y solemne, todo su cuerpo se tensó, hasta su respiración se volvió más ligera.
El tono de Diego no era bueno. —El abuelo ya dio la orden, el fin de semana hay reunión familiar en la mansión, si no quieres verlo, vete ya a otra ciudad a esconderte, yo me encargo del abuelo.
Isabella se conmovió. Sabía que su hermano siempre la protegería.
En realidad, esa persona también era como otro hermano para ella, solo que su relación era
peor que con un extraño.
La primera vez que lo vio de niña, la mirada feroz del joven, su aura fría y dura, con solo mirarlo se le ponían los pelos de punta.
Isabella se echó a llorar directamente, incluso quedó traumatizada, no se atrevía ni a
hablarle.
Después de tantos años, todavía le tenía mucho miedo a esa persona, pero eso era muy
vergonzoso…
Isabella quería superar su miedo y aguantarse, con voz insegura dijo: No lo he visto en
tantos años, no le tengo miedo.
Diego solo había llamado para avisarle, lo que hiciera era su decisión, después de decir eso
se preparó para colgar.
-Diego, espera.
-¿Qué pasa?
Isabella quería tantear la actitud de Diego. —Vi a Sofía en el hospital, no sé si estará enferma, ¿no quieres ir a preguntarle?
A Diego no le importaba para nada, la interrumpió con frialdad.
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-Si no hay nada más, vete temprano a casa.
Solo se escuchaba el tono de ocupado en el teléfono.
-Tu reacción no me sorprende para nada.
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Aunque ya lo sabía, al confirmar que Sofía no era importante para Diego, Isabella se puso súper contenta.
Porque a ella tampoco le gustaba Sofía.
***
Sofía regresó al auto.
Carmen estaba hablando por teléfono con un compañero de trabajo, como dueña de una empresa tecnológica, ella estaba muy ocupada, que pudiera sacar tiempo para acompañarla a celebrar su cumpleaños atrasado solo le causaba emoción y gratitud a Sofía.
Al verla regresar, Carmen platicó un poco más y colgó, preguntó con preocupación: ¿Cómo está tu hermano?
Sofía respondió: -Bien, no se va a morir:
―
Carmen mientras encendía el carro preguntó con cierta malicia: -Saliste muy rápido, ¿no te quiso ver verdad?
Sofía no esperaba que se diera cuenta, suspiró. —Me guarda rencor.
Carmen se sintió afortunada. —Qué bueno que no tengo un hermano tan problemático, si no me quitaría muchos años de vida.
Sofía se quedó sin palabras. Cambió de tema.
-¿De qué hablabas hace rato?
Carmen explicó: -Hablaba con un compañero de la empresa. Quiere presentarme a una compañera de la Universidad Atlántica, es una doctora que regresó al país, talento de primer
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nivel en inteligencia artificial. Aunque por más talentosa que sea no es mejor que tú, no importa si la conozco o no.
Sofía sugirió: -Al menos es compañera de universidad, conócela.
Carmen accedió. -Está bien, voy a quedar con ella, pero seguro será hasta dentro de dos semanas, estoy súper ocupada.
Carmen era muy eficiente, inmediatamente confirmó la cita con su compañero.
Antes de colgar, Carmen casi se olvida de algo, le preguntó al compañero: -Por cierto,
¿cómo se llama esta compañera? 1
Sofía también volteó a mirarla.
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