La mirada de Ares mirada se dirigió a la de su esposa y su corazón se detuvo. Ella lo miraba con ojos llenos de esperanza.
-Siempre monto solo -dijo inexpresivamente Ares, aplastando su esperanza de inmediato.
Su rotundo rechazo hizo que las mejillas de Charlotte ardieran.
Hailey y Chris se sorprendieron por la indiferencia de Ares, mientras que Lisa tenía una
sonrisa en su rostro.
Charlotte se volvió hacia Theo. -Creo que montare otro día le dijo con una sonrisa de disculpa.
No puede montar sola y Are se había negado a viajar con ella, por lo que no tenía otra opción.
-No, lo aras -Theo la sujetó por la cintura y la hizo montar en el caballo antes de que ella pudiera negarse.
Charlotte lo miró boquiabierta con los ojos muy abiertos. Y se sorprendió aún más cuando Theo se sentó detrás de ella, consciente de la distancia entre ellos.
-Vamos a dar un paseo -dijo Theo desde atrás y puso el caballo a correr.
Ares los vio alejarse al galope. Su idea funcionó bien.
Fue idea de Ares traer el caballo y hacer que Theo llevara a Charlotte a dar un paseo.
El sol estaba a punto de ponerse cuando regresaron. Ya habían encendido una hoguera y estaban sentados alrededor de ella. La carne cruda que Hailey había traído colgaba sobre el fuego de los huesos.
Theo la ayudó a bajar y se dirigió hacia el fuego de huesos.
Charlotte se sentó junto a Lisa. Frente a ellas estaba sentado Ares quien la analizó su rostro cuando regresó. Tenía los ojos bajos, lo que le dificultaba leerla.
Hailey, que estaba sentada a su derecha, preguntó cómo estuvo el viaje.
Charlotte sonrió y dijo que estaba bien. Y luego, cuando menos lo esperaba, ella levantó la mirada y chocó sus ojos con los de él. Sus ojos marrones lo miraron fijamente.
Había una pizca de ira en ellos. No era explícito como su belleza, sino sutil pero innegable como su encanto. El destello de sus ojos era notablemente similar al mar verde iluminado
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<Capitulo 16 por el sol.
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Ella lo interrumpió en seco cuando miró hacía otro lado con decepción y dirigió su atención a la mujer sentada a su lado.
Él, sin embargo, no apartó la mirada y continuó observándola.
Charlotte sintió que alguien le arrebataba la mano y se giró en su dirección. Encontró a Lisa inspeccionando su anillo de bodas.
-Esto es hermoso -Lisa admiró el anillo.
-Gracias -respondió Chralott sin entusiasmo. Frunció el ceño cuando Lisa comenzó a quitarle el anillo del dedo.
-¿¡Qué estás haciendo!? -Charlotte retiró la mano en estado de shock.
Lisa la miró y le dedicó una sonrisa de disculpa. -Lo siento si te molesté. Sólo quería ponérmelo una vez -explicó Lisa.
Charlotte controló sus rasgos. -No te preocupes, pero no puedo compartirlo contigo. Este es mi anillo de bodas.
-Ohh -Lisa parecía decepcionada.
-Si quieres, puedo pedirle a mi diseñador de joyas que te diseñe un anillo con el mismo patrón, pero por supuesto con una T–ofreció Charlotte en un tono más suave.
Lisa asintió sin una pizca de entusiasmo.
-Entonces, ¿puedo intentar ver si encaja perfectamente o no? -preguntó Lisa.
-No es perfecto para ti -respondió Charlotte y empujó el anillo a su lugar.
Después de dejar a todos, regresaron a su cabaña. Nichelle saltó y corrió dentro de la cabaña, dejando atrás a los esposos.
Ares también bajó del coche.
Charlotte permaneció sentada porque necesitaba la ayuda de alguien para bajar del auto. Preguntarle a Ares estaba fuera de toda duda y si se negaba de nuevo. Su puerta se abrió de repente y en poco tiempo se encontró siendo levantada. Sus ojos sorprendidos se encontraron con los de él mientras él la levantaba.
Rompió el contacto visual y cerró la puerta de una patada antes de girarse.
Sintió sus fuertes brazos apretándola alrededor mientras la llevaba hacia la cabaña. El
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Capitulo 16
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neumático explotó de repente, sobresaltándola. Asustada, se pegó a él y escondió su rostro en su pecho, haciendo que Ares se detuviera. Miró hacia abajo,
Ella se asomó cuando él no se movió por un segundo solo para sorprenderlo mirándola fijamente. Su mirada no estaba en blanco como siempre sino llena de cierta curiosidad como si ella fuera algún acertijo que quisiera resolver.
Su espíritu lo intrigó.
El calor le pinchó toda la piel a Charlotte. Cualquiera que fuera la intención detrás de esa intensa mirada, se sintió incapaz de sostenerla. Ella bajó los ojos como un gatito tímido.
Ares apretó la mandíbula.
Un poco intencionadamente, su mirada se deslizó hasta su boca. Una vez más, no admitirá ni en millones de billones de años que esta mujer poseía un par de labios muy atractivos. Tono de rosa delicado y más suave. Nunca los había saboreado, pero podía dar fe de que debían tener un sabor delicioso.
-¿Debo traer la silla de ruedas?
Una voz ronca lo sacó de sus pensamientos. Apartó la mirada de ella para mirar a Cecilia.
Charlotte se sintió medio aliviada y medio decepcionada por la interrupción de Cecilia. Ares ignoró a la anciana y fue directamente a su habitación. La habitación estaba a oscuras. Cuando llegaron a su cama, él la arrojó en su colchón y se fue con los hombros tensos y puños cerrados.
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