Capitulo 12
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Controlando sus lágrimas, se puso de pie sobre sus piernas temblorosas. -Soy responsable de una de las galerías de arte, como de una empresa de moda considerada la mejor en su campo. En todo el mundo. Es cierto que estar de pie es lo más difícil para mí, pero también es cierto que cuando asumo una responsabilidad, estoy segura de que lo cumpliré pase lo que pase -expresó alto y claro. No hubo desafío en su tono ni reprimenda, sólo una declaración firme.
Dicho esto, ella se arrastró fuera de su habitación. Las lágrimas calan libremente mientras bajaba las escaleras.
Ella estaba de su lado. Ella solo queria hacer lo correcto con su hermana y él respondió golpeándola donde más le dolía.
Charlotte no se engañaba. Ella entendió su preocupación por su hermana y sus dudas sobre su capacidad para cuidarla. Pero podría haber sido un poco amable con sus palabras. Podría haber sido un poco cuidadoso al elegir sus palabras como lo había sido ella. Sus palabras como una flecha habían atravesado su corazón, sólo unas pocas personas lo hicieron.
Charlotte no volvió a ver mucho a Ares después de eso. Durante dos días, ella se había mantenido alejada de él a propósito. Ella tampoco visitó a Nichelle.
Él se había dejado claro y ella no tenía voluntad de provocar otra pelea. La mujer se mantuvo ocupada con el trabajo y los vecinos. Pero las distracciones sólo distraían hasta cierto punto. El dolor todavía estaba enterrado en su interior, invadiéndola en momentos de soledad.
Después de vagar afuera por un tiempo, regresó a casa.
Cecilia había preparado su té verde y le lanzó una cálida sonrisa cuando la vio. Agradeciendo a Cecilia comenzó a beber su bebida.
La puerta se abrió justo a tiempo y un chillido lleno de alegría atravesó su oído.
-Charlotte.
Charlotte estaba más que sorprendida al escuchar la voz de Nichelle. Se dio la vuelta y encontró a Nichelle parada en la puerta. Llevaba una mochila de peluche de unicornio.
-¿Nichelle? -ella estaba más que asombrada. Su mirada se desvió hacia la persona que estaba detrás de ella. Se encontró con los ojos penetrantes de Ares.
Nichelle corrió hacia ella y le dio un fuerte abrazo, llamando su atención hacia él.
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Charlotte le devolvió el abrazo. Nichelle se alejó y comenzó a contarle lo que había hecho en
dos días en su ausencia.
Ares había desaparecido escaleras arriba para recoger sus pertenencias en su habitación.
Después de hablar un rato, Charlotte entró en la cocina para prepararle a Nichelle su batido
de fresa.
Cecilia había salido a hacer la compra y Nichelle estaba viendo dibujos animados en la
televisión.
Estaba tomando el helado cuando su aroma la envolvió Los fuertes pasos confirmaron su sospecha. Su cuerpo entró en alerta por sí solo, pero decidió darle la espalda y reanudó su trabajo.
-Nichelle se quedará aquí de ahora en adelante -dijo su voz inevitable-. Alguien ha dicho que se toman muy en serio su responsabilidad. Espero que sus palabras sean ciertas.
La sorpresa no se le escapó Charlotte. Él trajo a Nichelle a casa con sus palabras. Se sentía demasiado bien para ser verdad.
La mujer se giró para mirarlo. Sus ojos brillaban con confianza y seguridad cuando se encontraron con los de acero calculadores de él.
-Ese alguien no te decepcionara -le prometió en tono sincero.
Ares no respondió, demasiado ocupado en desmitificar sus ojos.
Ares nunca lo admitiría, ni en millones de billones de años, pero había algo en sus ojos. Algo que no pudo descifrar del todo. Y lo atrapaba cada vez que los miraba. No sabía cómo describirlo. ¿Qué palabra seria perfecta para eso? Lo fascinante podría acercarse.
Letal también podría ser una palabra para describirlo. Pero fue más allá de eso. Algo más.
Como un ángel. La palabra la golpeó como un relámpago cuando encontró sus ojos una vez más clavados en sus malditos ojos.
Mas tarde….
-Hmmm… voy a encontrar a la princesa -Charlotte siguió el juego y comenzó a buscar a Nichelle que
estaba escondida en la cocina.
Nichelle seguía siendo un misterio para Charlotte que no sabía mucho sobre el estado de Nichelle, sólo que el fatal accidente había provocado su regresión en la edad.
Ella era físicamente adulta pero todavía era una niña en mente. Su corazón sangró por esta
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chica. La había visto varias veces en fiestas antes del accidente. A sus ojos ahora les faltaba ese brillo de inteligencia que había visto en ellos durante sus pocos encuentros.
Charlotte sonrió cuando vio el dobladillo de su vestido rosa asomando detrás del refrigerador. Muy silenciosamente, se movió en su dirección.
-Boo–gritó para asustarla. Nichelle saltó en su lugar y chilló, lo que provocó que ella estallara en una carcajada.
-Estoy aburrida -se quejó Nichelle.
Los ojos de Charlotte brillaron con una idea traviesa. Oh, había pasado tanto tiempo.
El conductor entró en el camino de entrada. Después de abrirle la puerta a Ares, el conductor entró en la cabaña para entregarle la bolsa llena de ropa a Nichelle.
Ares se quedó atrás para atender una llamada de negocios.
El conductor sintió una sensación espeluznante tan pronto como entró en la cabaña. La cabaña estaba en un silencio sepulcral. Ignorando eso, se dirigió hacia las escaleras, pero luego captó algo por el rabillo del ojo. Sus ojos se entrecerraron con sospecha cuando noto huellas gigantes en el suelo.
Parecían demasiado grandes para ser humanos. Curioso y confundido, siguió las huellas anormales y se encontró frente a una habitación cerrada
«NO ABRIR>>>
Estaba escrito en la puerta que solo sirvió para despertar su curiosidad
La curiosidad y la precaución lucharon dentro de él y finalmente la curiosidad ganó cuando encontró sus dedos curvados alrededor del pomo. Con un pequeño giro, abrió la puerta para encontrarse con un mar de oscuridad. Su mirada rápidamente captó algo que brillaba en el centro de la habitación parecía que estaba cubierto de tela. Se dirigió hacia el objeto y se detuvo un paso antes.
Extendió sus manos para quitar la manta cuando sintió dos manos frías agarrando sus piernas. El color desapareció de su rostro.
Un fuerte grito atravesó su garganta. La luz to inundo y su grito fue ahogado por una carcajada. El hombre, asombrado, miró a su alrededor y se tomó un momento para darse cuenta de que le estaban haciendo una broma
Ares estaba hablando por teléfono cuando escuchó un fuerte grito proveniente del interior de
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la cabaña. Alarmado, colgó, sacó su arma y entró rápidamente en la cabaña. Su mirada alerta se movió rápidamente. Estaba más confundido cuando escuchó el sonido de risas. ¿ Qué está sucediendo? Preparado, siguió el ruido que le condujo al almacén.
La vista que le esperaba le hizo fruncir el ceño y entrecerrar los ojos. Su conductor estaba parado en el centro riéndose, luciendo nervioso, mientras que Cecilia, Nichelle y Charlotte se reían en un rincón.
No era su intención, pero su mirada se posó en ella, analizándola. Nunca antes la había visto reír. Boca abierta, ojos entrecerrados, nariz arrugada. Habría sido una vista poco atractiva si no fuera por la alegría desenfrenada que bailaba en sus rasgos. El brillo. Eso marcó la diferencia. Un ligero tono rosado empapaba la manzana de sus mejillas.
Una vez más, ni en un millón de billones de años iba a admitir que ella tenía una risa agradable. Chapoteaba con pura exuberancia, recordándole las olas del mar rompiendo contra la orilla.
Igual de despreocupada… igual de salvaje.
Reírse así era impropio de una mujer de su estatus, pero, por extraño que parezca, le sentaba muy bien, concluyó que era su segunda mejor característica, siendo la primera sus ojos, por supuesto. También asumió que su risa debió haberle ganado mucha atención por parte del sexo opuesto.
Detuvo a la fuerza su línea de pensamientos. Sin dejar de mirarla, decidió hacer notar su presencia.
-¿¡Qué carajo está pasando aquí!?
Su ladrido enojado atravesó la niebla de risas, deteniéndolas abruptamente. Junto con los demás, los ojos de Charlotte se dirigieron hacia él, sólo para encontrar su mirada únicamente en ella.
La alegre atmósfera se rompió como una ilusión ante su tiránica presencia. Por la forma en que él la miraba, se dio cuenta de que la pregunta era para ella. Se encontró buscando palabras, lo cual era una tarea difícil mientras estaba sujeta a su fría mirada.
-Estábamos nosotros…
-Le hicimos una broma -chillo Nichelle, interrumpiendo a Charlotte y saltando hacia su hermano. Tomó la mano de Ares y comenzó a compartir lo que le pasó entre risas.
Ares no se molestó en apartar los ojos de su esposa. La mujer consciente de ello bajó la mirada hacia el arma que tenía en la mano. Su atención total la estaba haciendo sentir incomoda.
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-Su expresión era tan divertida… Me duelen las mejillas -concluyó Nichelle antes de volver a caer en otro ataque de risa-. Fue idea de Charlotte.
Los ojos de Charlotte se abrieron cuando Nichelle felizmente la delató con su hermano. Miró a Nichelle con sus grandes ojos traicionados y luego a Ares, que todavía la miraba
fríamente.
-Estaba destinado a alguien más -explicó Charlotte. Su mirada cortante tenía el poder de incluso hacer hablar a los muertos-. Nuestros vecinos -murmuró cuando se dio cuenta de que no entendía los nombres.
Ares finalmente desvió la mirada de ella para mirar a Cecilia. -Lleva a Nichelle a su habitación -le ordenó a la anciana.
Charlotte creció interiormente cuando sintió su mirada sobre ella. Se sentía como una niña esperando su castigo. La mujer evito mirarlo a los ojos y se concentró en el hilo que se desprendía de su vestido.
Por suerte, Ares tenía mejores cosas que hacer y se fue pronto.
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