Dylan volteó la mirada hacia Nicolás, con un dejo de compasión, pero como su amigo, sintió debÃaÂ
consolarlo. Puso una mano sobre su hombro.Â
-Mira este lÃo… Seguro que Celia solo dijo eso porque la presionaron, ¿cierto?Â
queÂ
Sus palabras, en lugar de ayudar, hicieron que la expresión de Nicolás se tornara aún más sombrÃa. Avanzó hacia el grupo de personas.Â
-Solo salà un momento y ya pasó semejante escándalo.Â
Al oÃr la voz de Nicolás, Celia se sobresaltó, pero no dijo nada para explicarse. Este asunto parecÃa dirigido contra ella, pero en el fondo envolvÃa la relación entre Nicolás y ella. Era un hecho que ella aún no se habÃa divorciado, pero con Nicolás ella nunca habÃa cruzado el lÃmite. Antonio era su maestro… Incluso si ella realmente tuviera esos sentimientos, simplemente no podÃa saltarse ese obstáculo.Â
Dylan se acercó con una sonrisa burlona, echó un vistazo a la mujer embarazada en el suelo y, al ver la foto en su mano, se la arrebató de un tirón.Â
-Vaya, es esta una foto de la doctora Sánchez, ¿no es asÃ? ¿Ahora los que arman escándalos incluso vienen con fotos de los doctores para extorsionar?Â
-¡Tú…! ¿A quién llamas extorsionadora? -La mujer se puso de pie, furiosa—. ¡Vine a exigir justicia por mi esposo! Esta doctora de su clÃnica se trepa a la cama de los poderosos, ¡y es infiel enredándose con el joven señor Gómez! Por su culpa, ¡despidieron a mi esposo!Â
Dylan se rio despectivo.Â
-¿Y qué tiene que ver que despidieran a tu esposo con que ella se enrede o no con el joven señor Gómez?Â
La mujer se quedó sin palabras, completamente exasperada.Â
-¡Y tú quién eres! ¡No te metas donde no te llaman! ¡Te voy a reportar!Â
-Doctor Gómez, mira, ¡dice que va a reportarme! – Dylan se acercó a Nicolás-. Esto afecta tu reputación y la de la doctora Sánchez.Â
Al oÃr el apellido “Gómez“, la mujer se quedó pasmada por un momento. Nicolás tenÃa la expresión sombrÃa.Â
-De los que despidieron de la familia Gómez, aparte de SÃa, está el chofer, Daniel Rivas. ¿Usted es su esposa?Â
-Eso… sÃ… Solo vine hoy a entender la situación…Â
-¿Qué situación quiere entender? Que mi familia solo despidió a Daniel ya fue un gesto de consideración. Por lo que hizo, bien podrÃa haber pasado diez dÃas o incluso un mes en la cárcel. Él sabe muy bien por qué lo despedimos. Y usted también sabe muy bien quién la mandó aquà a inventar rumores.Â
La mujer palideció. ¿Por qué la cosa no era como se lo habÃan planteado? ¿Por qué el joven señor Gómez habÃa aparecido justo en el peor momento? No obstante, ya no podÃa retroceder. Se aferró como fiera a su versión:Â
-Si de veras son inocentes, ¿por qué les importa lo que yo diga? Si no fuera por ella, ¿la señora Gómez habrÃaÂ
1/3Â
usado a mi esposo para ese asunto? Y ahora, ustedes siguen su vida como si nada hubiera pasado, ¡y a mi esposo lo echaron!Â
Celia apretó furiosa los labios. ¿Que seguÃan su vida como si nada? ¡Ella casi habÃa perdido la movilidad de una mano! ¡Y su mano derecha aún no habÃa recuperado la fuerza, no podÃa sostener un bisturÃ, ya no podÃa ser cirujana principal! ¿Eso significaba que no habÃa sucedido nada en su vida?Â
-Si fue error de mi madre, deberÃa ir a quejarse con ella, en vez de acosar a una inocente. En cuanto a mi relación con la doctora Sánchez, yo sé que ella está casada —las palabras de Nicolás hicieron que los presentes contuvieran la respiración-. Soy yo quien, por su parte, quiere perseguirla. Pero ella no ha aceptado. Sé que no se ha divorciado, asà que estoy dispuesto a esperar a que lo haga. Si hay alguien seduciendo a otro, soy yo quien laÂ
seduce a ella.Â
Celia miró a Nicolás, estupefacta, y apretó levemente los puños.Â
-Si todavÃa tiene objeciones al respecto, puedo llamar a mi madre y a tu esposo. Podremos confrontarlos en la oficina. Y si eso no resuelve el asunto, pues llamamos a la policÃa.Â
Su tono era calmado, sin alterarse, pero esas simples palabras hicieron que la expresión de la mujer se tornara aún más avergonzada.Â
Si él querÃa una confrontación… ella podÃa aprovechar su embarazo para montar más escándalos, pero si llamaban a la policÃa, no tendrÃa más remedios…
Dylan volteó la mirada hacia Nicolás, con un dejo de compasión, pero como su amigo, sintió debÃaÂ
consolarlo. Puso una mano sobre su hombro.Â
-Mira este lÃo… Seguro que Celia solo dijo eso porque la presionaron, ¿cierto?Â
queÂ
Sus palabras, en lugar de ayudar, hicieron que la expresión de Nicolás se tornara aún más sombrÃa. Avanzó hacia el grupo de personas.Â
-Solo salà un momento y ya pasó semejante escándalo.Â
Al oÃr la voz de Nicolás, Celia se sobresaltó, pero no dijo nada para explicarse. Este asunto parecÃa dirigido contra ella, pero en el fondo envolvÃa la relación entre Nicolás y ella. Era un hecho que ella aún no se habÃa divorciado, pero con Nicolás ella nunca habÃa cruzado el lÃmite. Antonio era su maestro… Incluso si ella realmente tuviera esos sentimientos, simplemente no podÃa saltarse ese obstáculo.Â
Dylan se acercó con una sonrisa burlona, echó un vistazo a la mujer embarazada en el suelo y, al ver la foto en su mano, se la arrebató de un tirón.Â
-Vaya, es esta una foto de la doctora Sánchez, ¿no es asÃ? ¿Ahora los que arman escándalos incluso vienen con fotos de los doctores para extorsionar?Â
-¡Tú…! ¿A quién llamas extorsionadora? -La mujer se puso de pie, furiosa—. ¡Vine a exigir justicia por mi esposo! Esta doctora de su clÃnica se trepa a la cama de los poderosos, ¡y es infiel enredándose con el joven señor Gómez! Por su culpa, ¡despidieron a mi esposo!Â
Dylan se rio despectivo.Â
-¿Y qué tiene que ver que despidieran a tu esposo con que ella se enrede o no con el joven señor Gómez?Â
La mujer se quedó sin palabras, completamente exasperada.Â
-¡Y tú quién eres! ¡No te metas donde no te llaman! ¡Te voy a reportar!Â
-Doctor Gómez, mira, ¡dice que va a reportarme! – Dylan se acercó a Nicolás-. Esto afecta tu reputación y la de la doctora Sánchez.Â
Al oÃr el apellido “Gómez“, la mujer se quedó pasmada por un momento. Nicolás tenÃa la expresión sombrÃa.Â
-De los que despidieron de la familia Gómez, aparte de SÃa, está el chofer, Daniel Rivas. ¿Usted es su esposa?Â
-Eso… sÃ… Solo vine hoy a entender la situación…Â
-¿Qué situación quiere entender? Que mi familia solo despidió a Daniel ya fue un gesto de consideración. Por lo que hizo, bien podrÃa haber pasado diez dÃas o incluso un mes en la cárcel. Él sabe muy bien por qué lo despedimos. Y usted también sabe muy bien quién la mandó aquà a inventar rumores.Â
La mujer palideció. ¿Por qué la cosa no era como se lo habÃan planteado? ¿Por qué el joven señor Gómez habÃa aparecido justo en el peor momento? No obstante, ya no podÃa retroceder. Se aferró como fiera a su versión:Â
-Si de veras son inocentes, ¿por qué les importa lo que yo diga? Si no fuera por ella, ¿la señora Gómez habrÃaÂ
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usado a mi esposo para ese asunto? Y ahora, ustedes siguen su vida como si nada hubiera pasado, ¡y a mi esposo lo echaron!Â
Celia apretó furiosa los labios. ¿Que seguÃan su vida como si nada? ¡Ella casi habÃa perdido la movilidad de una mano! ¡Y su mano derecha aún no habÃa recuperado la fuerza, no podÃa sostener un bisturÃ, ya no podÃa ser cirujana principal! ¿Eso significaba que no habÃa sucedido nada en su vida?Â
-Si fue error de mi madre, deberÃa ir a quejarse con ella, en vez de acosar a una inocente. En cuanto a mi relación con la doctora Sánchez, yo sé que ella está casada —las palabras de Nicolás hicieron que los presentes contuvieran la respiración-. Soy yo quien, por su parte, quiere perseguirla. Pero ella no ha aceptado. Sé que no se ha divorciado, asà que estoy dispuesto a esperar a que lo haga. Si hay alguien seduciendo a otro, soy yo quien laÂ
seduce a ella.Â
Celia miró a Nicolás, estupefacta, y apretó levemente los puños.Â
-Si todavÃa tiene objeciones al respecto, puedo llamar a mi madre y a tu esposo. Podremos confrontarlos en la oficina. Y si eso no resuelve el asunto, pues llamamos a la policÃa.Â
Su tono era calmado, sin alterarse, pero esas simples palabras hicieron que la expresión de la mujer se tornara aún más avergonzada.Â
Si él querÃa una confrontación… ella podÃa aprovechar su embarazo para montar más escándalos, pero si llamaban a la policÃa, no tendrÃa más remedios…Â
-¿Y qué más? ¿Por qué aún no se va? ¿De veras quiere que llamemos a la señora Góm
Dylan volteó la mirada hacia Nicolás, con un dejo de compasión, pero como su amigo, sintió debÃaÂ
consolarlo. Puso una mano sobre su hombro.Â
-Mira este lÃo… Seguro que Celia solo dijo eso porque la presionaron, ¿cierto?Â
queÂ
Sus palabras, en lugar de ayudar, hicieron que la expresión de Nicolás se tornara aún más sombrÃa. Avanzó hacia el grupo de personas.Â
-Solo salà un momento y ya pasó semejante escándalo.Â
Al oÃr la voz de Nicolás, Celia se sobresaltó, pero no dijo nada para explicarse. Este asunto parecÃa dirigido contra ella, pero en el fondo envolvÃa la relación entre Nicolás y ella. Era un hecho que ella aún no se habÃa divorciado, pero con Nicolás ella nunca habÃa cruzado el lÃmite. Antonio era su maestro… Incluso si ella realmente tuviera esos sentimientos, simplemente no podÃa saltarse ese obstáculo.Â
Dylan se acercó con una sonrisa burlona, echó un vistazo a la mujer embarazada en el suelo y, al ver la foto en su mano, se la arrebató de un tirón.Â
-Vaya, es esta una foto de la doctora Sánchez, ¿no es asÃ? ¿Ahora los que arman escándalos incluso vienen con fotos de los doctores para extorsionar?Â
-¡Tú…! ¿A quién llamas extorsionadora? -La mujer se puso de pie, furiosa—. ¡Vine a exigir justicia por mi esposo! Esta doctora de su clÃnica se trepa a la cama de los poderosos, ¡y es infiel enredándose con el joven señor Gómez! Por su culpa, ¡despidieron a mi esposo!Â
Dylan se rio despectivo.Â
-¿Y qué tiene que ver que despidieran a tu esposo con que ella se enrede o no con el joven señor Gómez?Â
La mujer se quedó sin palabras, completamente exasperada.Â
-¡Y tú quién eres! ¡No te metas donde no te llaman! ¡Te voy a reportar!Â
-Doctor Gómez, mira, ¡dice que va a reportarme! – Dylan se acercó a Nicolás-. Esto afecta tu reputación y la de la doctora Sánchez.Â
Al oÃr el apellido “Gómez“, la mujer se quedó pasmada por un momento. Nicolás tenÃa la expresión sombrÃa.Â
-De los que despidieron de la familia Gómez, aparte de SÃa, está el chofer, Daniel Rivas. ¿Usted es su esposa?Â
-Eso… sÃ… Solo vine hoy a entender la situación…Â
-¿Qué situación quiere entender? Que mi familia solo despidió a Daniel ya fue un gesto de consideración. Por lo que hizo, bien podrÃa haber pasado diez dÃas o incluso un mes en la cárcel. Él sabe muy bien por qué lo despedimos. Y usted también sabe muy bien quién la mandó aquà a inventar rumores.Â
La mujer palideció. ¿Por qué la cosa no era como se lo habÃan planteado? ¿Por qué el joven señor Gómez habÃa aparecido justo en el peor momento? No obstante, ya no podÃa retroceder. Se aferró como fiera a su versión:Â
-Si de veras son inocentes, ¿por qué les importa lo que yo diga? Si no fuera por ella, ¿la señora Gómez habrÃaÂ
1/3Â
usado a mi esposo para ese asunto? Y ahora, ustedes siguen su vida como si nada hubiera pasado, ¡y a mi esposo lo echaron!Â
Celia apretó furiosa los labios. ¿Que seguÃan su vida como si nada? ¡Ella casi habÃa perdido la movilidad de una mano! ¡Y su mano derecha aún no habÃa recuperado la fuerza, no podÃa sostener un bisturÃ, ya no podÃa ser cirujana principal! ¿Eso significaba que no habÃa sucedido nada en su vida?Â
-Si fue error de mi madre, deberÃa ir a quejarse con ella, en vez de acosar a una inocente. En cuanto a mi relación con la doctora Sánchez, yo sé que ella está casada —las palabras de Nicolás hicieron que los presentes contuvieran la respiración-. Soy yo quien, por su parte, quiere perseguirla. Pero ella no ha aceptado. Sé que no se ha divorciado, asà que estoy dispuesto a esperar a que lo haga. Si hay alguien seduciendo a otro, soy yo quien laÂ
seduce a ella.Â
Celia miró a Nicolás, estupefacta, y apretó levemente los puños.Â
-Si todavÃa tiene objeciones al respecto, puedo llamar a mi madre y a tu esposo. Podremos confrontarlos en la oficina. Y si eso no resuelve el asunto, pues llamamos a la policÃa.Â
Su tono era calmado, sin alterarse, pero esas simples palabras hicieron que la expresión de la mujer se tornara aún más avergonzada.Â
Si él querÃa una confrontación… ella podÃa aprovechar su embarazo para montar más escándalos, pero si llamaban a la policÃa, no tendrÃa más remedios…Â
-¿Y qué más? ¿Por qué aún no se va? ¿De veras quiere que llamemos a la señora Gómez? -Dylan añadió otra puntada.
Dylan volteó la mirada hacia Nicolás, con un dejo de compasión, pero como su amigo, sintió debÃaÂ
consolarlo. Puso una mano sobre su hombro.Â
-Mira este lÃo… Seguro que Celia solo dijo eso porque la presionaron, ¿cierto?Â
queÂ
Sus palabras, en lugar de ayudar, hicieron que la expresión de Nicolás se tornara aún más sombrÃa. Avanzó hacia el grupo de personas.Â
-Solo salà un momento y ya pasó semejante escándalo.Â
Al oÃr la voz de Nicolás, Celia se sobresaltó, pero no dijo nada para explicarse. Este asunto parecÃa dirigido contra ella, pero en el fondo envolvÃa la relación entre Nicolás y ella. Era un hecho que ella aún no se habÃa divorciado, pero con Nicolás ella nunca habÃa cruzado el lÃmite. Antonio era su maestro… Incluso si ella realmente tuviera esos sentimientos, simplemente no podÃa saltarse ese obstáculo.Â
Dylan se acercó con una sonrisa burlona, echó un vistazo a la mujer embarazada en el suelo y, al ver la foto en su mano, se la arrebató de un tirón.Â
-Vaya, es esta una foto de la doctora Sánchez, ¿no es asÃ? ¿Ahora los que arman escándalos incluso vienen con fotos de los doctores para extorsionar?Â
-¡Tú…! ¿A quién llamas extorsionadora? -La mujer se puso de pie, furiosa—. ¡Vine a exigir justicia por mi esposo! Esta doctora de su clÃnica se trepa a la cama de los poderosos, ¡y es infiel enredándose con el joven señor Gómez! Por su culpa, ¡despidieron a mi esposo!Â
Dylan se rio despectivo.Â
-¿Y qué tiene que ver que despidieran a tu esposo con que ella se enrede o no con el joven señor Gómez?Â
La mujer se quedó sin palabras, completamente exasperada.Â
-¡Y tú quién eres! ¡No te metas donde no te llaman! ¡Te voy a reportar!Â
-Doctor Gómez, mira, ¡dice que va a reportarme! – Dylan se acercó a Nicolás-. Esto afecta tu reputación y la de la doctora Sánchez.Â
Al oÃr el apellido “Gómez“, la mujer se quedó pasmada por un momento. Nicolás tenÃa la expresión sombrÃa.Â
-De los que despidieron de la familia Gómez, aparte de SÃa, está el chofer, Daniel Rivas. ¿Usted es su esposa?Â
-Eso… sÃ… Solo vine hoy a entender la situación…Â
-¿Qué situación quiere entender? Que mi familia solo despidió a Daniel ya fue un gesto de consideración. Por lo que hizo, bien podrÃa haber pasado diez dÃas o incluso un mes en la cárcel. Él sabe muy bien por qué lo despedimos. Y usted también sabe muy bien quién la mandó aquà a inventar rumores.Â
La mujer palideció. ¿Por qué la cosa no era como se lo habÃan planteado? ¿Por qué el joven señor Gómez habÃa aparecido justo en el peor momento? No obstante, ya no podÃa retroceder. Se aferró como fiera a su versión:Â
-Si de veras son inocentes, ¿por qué les importa lo que yo diga? Si no fuera por ella, ¿la señora Gómez habrÃaÂ
1/3Â
usado a mi esposo para ese asunto? Y ahora, ustedes siguen su vida como si nada hubiera pasado, ¡y a mi esposo lo echaron!Â
Celia apretó furiosa los labios. ¿Que seguÃan su vida como si nada? ¡Ella casi habÃa perdido la movilidad de una mano! ¡Y su mano derecha aún no habÃa recuperado la fuerza, no podÃa sostener un bisturÃ, ya no podÃa ser cirujana principal! ¿Eso significaba que no habÃa sucedido nada en su vida?Â
-Si fue error de mi madre, deberÃa ir a quejarse con ella, en vez de acosar a una inocente. En cuanto a mi relación con la doctora Sánchez, yo sé que ella está casada —las palabras de Nicolás hicieron que los presentes contuvieran la respiración-. Soy yo quien, por su parte, quiere perseguirla. Pero ella no ha aceptado. Sé que no se ha divorciado, asà que estoy dispuesto a esperar a que lo haga. Si hay alguien seduciendo a otro, soy yo quien laÂ
seduce a ella.Â
Celia miró a Nicolás, estupefacta, y apretó levemente los puños.Â
-Si todavÃa tiene objeciones al respecto, puedo llamar a mi madre y a tu esposo. Podremos confrontarlos en la oficina. Y si eso no resuelve el asunto, pues llamamos a la policÃa.Â
Su tono era calmado, sin alterarse, pero esas simples palabras hicieron que la expresión de la mujer se tornara aún más avergonzada.Â
Si él querÃa una confrontación… ella podÃa aprovechar su embarazo para montar más escándalos, pero si llamaban a la policÃa, no tendrÃa más remedios…Â
-¿Y qué más? ¿Por qué aún no se va? ¿De veras quiere que llamemos a la señora Gómez? -Dylan añadió otra puntada.Â
La mujer ya no se atrevió a quedarse más y se marchó cabizbaja y derrotada. Nicolás recorrió con la mirada a los que habÃan presenciado la escena.Â
-No sé quién filtró esos rumores, pero ya les he dado la respuesta que querÃan. No espero escuchar más cuchicheos malintencionados dentro de nuestra clÃnica.Â
Los demás se dispersaron de inmediato. Era la primera vez que Nicolás mostraba un enojo tan evidente durante tanto tiempo en la clÃnica…Â
La mujer ya no se atrevió a quedarse más y se marchó cabizbaja y derrotada. Nicolás recorrió con la mirada a los que habÃan presenciado la escena.Â
-No sé quién filtró esos rumores, pero ya les he dado la respuesta que querÃan. No espero escuchar más cuchicheos malintencionados dentro de nuestra clÃnica.Â
Los demás se dispersaron de inmediato. Era la primera vez que Nicolás mostraba un enojo tan evidente durante tanto tiempo en la clÃnica…Â
ez? -Dylan añadió otra puntada.Â
La mujer ya no se atrevió a quedarse más y se marchó cabizbaja y derrotada. Nicolás recorrió con la mirada a los que habÃan presenciado la escena.Â
-No sé quién filtró esos rumores, pero ya les he dado la respuesta que querÃan. No espero escuchar más cuchicheos malintencionados dentro de nuestra clÃnica.Â
Los demás se dispersaron de inmediato. Era la primera vez que Nicolás mostraba un enojo tan evidente durante tanto tiempo en la clÃnica…Â
-¿Y qué más? ¿Por qué aún no se va? ¿De veras quiere que llamemos a la señora Gómez? -Dylan añadió otra puntada.Â
La mujer ya no se atrevió a quedarse más y se marchó cabizbaja y derrotada. Nicolás recorrió con la mirada a los que habÃan presenciado la escena.Â
-No sé quién filtró esos rumores, pero ya les he dado la respuesta que querÃan. No espero escuchar más cuchicheos malintencionados dentro de nuestra clÃnica.Â
Los demás se dispersaron de inmediato. Era la primera vez que Nicolás mostraba un enojo tan evidente durante tanto tiempo en la clÃnica…Â