CapÃtulo 438Â
Su figura atrajo la mirada de Celia: rodeado por la multitud, él estaba conversando con sus acompañantes. Ella no podÃa leer en qué estarÃa pensando. Beatriz percibió esa sutil dinámica y mostró una sonrisa burlona.Â
-Dicen que te estás divorciando de César Herrera. Qué lástima. Una mujer tan simple como Sira Núñez logró poner su matrimonio al borde del abismo… No es de extrañar que estés decidida a luchar contra ella hasta el final.Â
Aunque habÃa notado su burla, Celia permaneció serena.Â
-Mi lucha contra ella no es por un hombre, sino por dos vidas. Tú, que nunca has estado casada, ¿cómo podrÃas entender que la vida humana es más valiosa que un matrimonio?Â
La expresión de Beatriz cambió drásticamente. Apretó los dientes y forzó una sonrisa.Â
-Sin duda eres hija de ella. Son igual de detestables.Â
-Son de la misma familia, ¿no? ¿Por qué la odias tanto? -Celia miró a Beatriz-. TÃa, ahora todos tus familiares están en tu contra. ¿Era eso lo que querÃas?Â
-¿Mis familiares? -Sonrió Beatriz con los ojos enrojecidos. Yo no tengo ningún familiar.Â
Celia sabÃa que el corazón de alguien como ella estaba lleno de rencor. Por más que intentara persuadirla, serÃa inútil. Entonces, se dio la vuelta y entró en el gran salón. Beatriz, que se quedó inmóvil, perdió su sonrisa y su expresión se endureció.Â
Al poco tiempo, comenzó el primer juicio. Sira fue llevada a la sala por dos mujeres policÃas. Bajo las miradas de todos, parecÃa completamente aturdida con una expresión ausente. El esplendor y orgullo del pasado habÃan desaparecido, solo se veÃa un estado de postración.Â
Cuando vio a César y a Celia, sus párpados temblaron ligeramente, mostrando rastros de inquietud y temor. Solo cuando divisó a Beatriz entre el público, pudo relajarse un poco. Beatriz echó un vistazo hacia donde estaban César y Celia. Al encontrar la mirada de Celia, mostró una sonrisa siniestra.Â
Celia parecÃa impasible, pero en su interior se preguntaba cómo Beatriz ayudarÃa a Sira. Incluso era posible que pudieran absolver a Sira tras esta audiencia pública… Al pensarlo, no pudo evitar apretar las manos.Â
César, sentado no muy lejos, posó su mirada en Celia. En el instante en que ella alzó la mirada, él desvió la suya con calma, como si no tuviera nada que ver con ella.Â
Antes de que Celia pudiera reflexionar más, el tribunal enumeró los tres cargos contra Sira: maltrato infantil, instigación a lesiones graves y homicidio intencional.Â
En la primera instancia, el tribunal sentenció a Sira a quince años de prisión. Sin embargo, debido al resultado de la evaluación psiquiátrica, se le concedió indulgencia. Decidió sentenciarla diez años de prisión, con un año de suspensión de la ejecución de la condena.Â
-La acusada, señora Sira Núñez, ¿tiene alguna objeción? -preguntó la juez.Â
La mirada de Sira se encontró con la de Candela antes de desviarse deliberadamente.Â
-Acepto la sentencia -afirmó ella.Â
El juez luego miró al jurado.Â
-¿Alguien tiene algo que añadir?Â
Celia vio cómo Beatriz le lanzó una mirada de triunfo, diciéndole que ella ya no tenÃa ninguna oportunidad. Pero lo que Beatriz no sabÃa era que ella todavÃa tenÃa pruebas en su bolso. Justo cuando estaba a punto de presentar las pruebas para impugnar la sentencia, un abogado de mediana edad en el jurado habló de repente.Â
-¡Quiero presentat mis pruebas!Â
La expresión de Beatriz cambió visiblemente, al igual que la de Sira. Candela intentó mantener la sonrisa en suÂ
cara.Â
-Abogado Lucero, ¿tiene pruebas adicionales?Â
El abogado, Santiago Lucero, abrió su laptop.Â
-Tengo aquà el verdadero informe de evaluación psiquiátrica de la acusada. Todos pueden verlo en la pantalla.Â
Pronto apareció en la pantalla la documentación. Ese informe de evaluación psiquiátrica era diferente al anterior: era un reporte normal que no detectaba ningún trastorno mental.Â
-¡Protesto! -Candela se puso de pie-. No puede haber dos conclusiones diferentes en una evaluación judicial. No creo que el departamento judicial falsifique documentos. Tengo dudas sobre la autenticidad de este informe.Â
–Puede verificarlo con el departamento judicial. Además, como usted dijo, el departamento judicial nunca falsifica documentos. Entonces, entre estos dos informes, uno debe ser falso, ¿cierto?Â
La expresión de Candela se ensombreció. Miró nerviosa a Beatriz, interrogándola con la mirada: ¿¡Cómo podrÃa haber problemas con el informe!?Â
Beatriz tampoco parecÃa tranquila. Dirigió una mirada afilada hacia Celia y César. ¡Definitivamente habÃa sido obra de ellos! Celia no le dio importancia a Beatriz, pero miró a César, intrigada.Â
¿HabrÃa sido él quien lo organizó?