CapÃtulo 422Â
Sira volvió en sà y rio con desconfianza.Â
-No hables como si pudieras sacarme de aquÃ.Â
Beatriz se acercó a ella.Â
-No puedo sacarte de aquà de manera directa, pero… ¿qué pasarÃa si tuvieras un informe de evaluación psiquiátrica?Â
Al instante, un brillo de esperanza iluminó los ojos de Sira. Levantó la cabeza y miró a Beatriz, quien se enderezÅ‘ y recuperó la distancia.Â
-Si quieres mi ayuda o no, eso depende de ti.Â
-Habrá condiciones, supongo -replicó Sira, escrutándola con cautela-. No me ayudarÃas sin motivo.Â
Beatriz sonrió.Â
-Tienes razón. Sà hay una condición.Â
***Â
En el estudio del hotel, César estaba redactando un documento cuando recibió una llamada de Yael.Â
-Buenas, dime.Â
-Óscar insiste en ver a su mamá. Hace al menos seis años que no la ha visto, ¿lo recuerdas? 3Â
Los dedos de César se detuvieron sobre el teclado. HabÃa dejado que Óscar se recuperara en la casona, pero él rara vez se habÃa ocupado de sus asuntos Especialmente después de enterarse de lo que habÃa hecho su madre, ya no habÃa vuelto a verlo.Â
Al notar su silencio, Yael continuó:Â
-Fuiste tú quien insistió en que viviera en tu casa debido por compasión. Ahora ha estado separado de su mamá todo este tiempo, pero tú lo has ignorado. ¿Cuántos años tiene ahora? Aunque su madre sea un desastre, sigue siendo su hijo, ¿no?Â
-¿Cómo está él? -preguntó César finalmente.Â
-Pues ha llevado una buena vida y ha crecido, e incluso está más rellenito que antes–respondió Yael en tono bromista. Es que nunca puedo entender a una madre como Sira Núñez. ¡Incluso dejó a su propio hijo en desnutrición!Â
Tras una breve pausa, Yael suspiró.Â
-Sea como sea, es su hijo. Si dejamos que el niño viva con ella, probablemente no tendrá una buena vida; pero, si se queda en tu casa, tu esposa no querrá criar al hijo de la otra mujer, ¿cierto?Â
César arrugó ligeramente el entrecejo, con su mirada fija en la pantalla.Â
-Ya he encontrado a una persona que quiere adoptarlo.Â
-¿Qué? -Yael se sorprendió-. ¿Estás loco? Aún tiene un tutor legal, ¿pero piensas darlo en adopción? ¿No temes que Sira use eso en tu contra?Â
-Una madre que irá a prisión y ha maltratado a su hijo a largo plazo… Podremos hacer que la priven de la custodia.Â
-Bueno, tienes razón. -Asintió Yael tras reflexionarlo-. Pero el niño ya no es un bebé. Con siete años, ya tiene sus propias ideas. ¿Cómo se lo explicarás? 1Â
César le respondió con calma:Â
-Lo irá aceptando poco a poco.Â
***Â
Al anochecer, justo antes de terminar su turno, Dylan se acercó a Celia y habló con ella:Â
-Doctora Sánchez, esta noche cenaremos con varios colegas del departamento. ¿Te apuntas?Â
Celia dejó de ordenar los documentos y se volvió hacia él.Â
-¿Por qué de repente cenarán juntos? -preguntó ella con confusión.Â
Dylan no esperó esa reacción de Celia.Â
-El trabajo nunca ocupará un cien por ciento de la vida. Debemos disfrutar de la vida, ¿no? Festejar nos ayuda a relajarnos un poco. -Rio él incómodo.Â
Celia parpadeó un poco sorprendida. Bueno, esas palabras le parecÃan razonables. Miró a Aurora y le preguntó si también irÃa con ellos. Ella sonrió con amargura.Â
-Yo no puedo ir. Por la noche tengo que ayudar a mi hijo con los deberes.Â
-¿Lo ves? Esta es la desventaja de tener hijos -bromeó Dylan.Â
Aurora le espetó:Â
-¡Más te vale que no dejes que tu futura esposa tenga uno!Â
La cena era a las ocho de la noche. Celia volvió al hotel después del trabajo para cambiarse de ropa. Justo cuando salÃa, se encontró con César en el pasillo, quien la miró confundido.Â
-¿No cenarás conmigo?Â
-Tengo una cena con algunos colegas – respondió ella.Â
Ella creÃa que él le harÃa más preguntas o incluso intentarÃa disuadirla, pero su mirada se posó en su delgadaÂ
blusa.Â
-Ya es otoño. Por la noche refrescará. Llévate una chaqueta–le recordó.Â
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Dicho esto, pasó a su lado. Celia se sorprendió mucho y se volteó a mirarlo. ParecÃa que, después de esa cena, élÂ
ya no insistÃa en estar cerca de ella como antes. ¿Ya estaba cansado? ¿O ya querÃa rendirse? 2Â
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