CapÃtulo 394Â
–Todos me los compró Ana. Dice que leer también ayuda a relajarse.Â
Celia se sentó en la silla de acompañante con una sonrisa en los ojos:Â
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-Ana es una chica muy buena, no le causes problemas. Si necesitas algo, moléstame mejor a mÃ. Soy tu hermana y no te voy a reprochar nada.Â
Carlos se quedó atónito, pensó en algo y bajó la mirada:Â
-Pero no puedo estar siempre causándote problemas. Sé que mi personalidad nunca ha sido estable ni madura. Papá y mamá decÃan que me querÃan, pero en realidad no confiaban en mÃ. CreÃan que solo podÃa tener éxito dependiendo del hombre de mi hermana.Â
-Los agravios que sufriste durante esos años en casa de los Herrera, si lo hubiera sabido antes, no habrÃa quizás…Â
-Ya, todo eso pasó, no hablemos más de eso. –Celia puso su mano en su hombro-. ¿Quieres regresar a la capital?Â
Él se quedó atónito:Â
-¿Regresar a la capital?Â
—La casa de papá y mamá todavÃa está ahÃ, el tÃo y los demás ya no vendrán a causar problemas. Si quieres regresar, enviaré a alguien a recogerte.Â
Carlos la miró y después de un largo momento, habló lentamente:Â
-¿Es porque esa mujer quiere que muera y no quieres que me quede aquÃ?Â
Celia bajó la mirada:Â
-La verdad es que temo que te pase algo más, y no quiero que Sira vuelva a buscarte. (1)Â
Aunque Sira era su hermana biológica, sabÃa bien que Carlos tampoco podrÃa aceptar ese hecho ni ese golpe.Â
-Está bien. -Carlos también forzó una sonrisa-. Estás preocupada por mi seguridad, asà que no te causaré más problemas. También tengo ganas de volver a la capital.Â
Al escuchar su respuesta, Celia sonrió sin decir nada. Después de salir de la habitación, le envió un mensaje a Ben.Â
Poco después, Ben respondió: “Le pediré a Jacob que vaya“.Â
Que Jacob fuera a recoger a Carlos significaba que, por un lado, porque confiaba en él, y por otro, para prevenir que alguien interviniera usando su nombre.Â
Celia finalmente se sintió tranquila.Â
Al mismo tiempo, la señora Juárez le envió un mensaje invitándola a unos sembradÃos que tenÃan los Herrera.Â
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Como no tenÃa nada que hacer en el hospital por la mañana, aceptó la invitación y llegó al granja repleta de árboles de manzanas. Cien hectáreas de tierra, un mar verde hasta donde alcanzaba la vista. Una edificación brillante se alzaba en medio del verde exuberante, era un invernadero de vidrio por los cuatro costados, usado para cultivar varias plantas y flores.Â
Uno de los agricultores llevó a Celia al exterior del invernadero. Al abrir la puerta y entrar, habÃa un lugar para tomar aromática y conversar. La señora Juárez estaba sentada frente a una mesa preparándola, y a su lado habÃa otras dos señoras de familias adineradas.Â
-Celia, llegaste. -La señora Juárez dejó la tetera y la presentó a las otras dos-. Esta es la hija de Nieve y también Antonio es su profesor, la cirujana Celia.Â
No la presentó como la “señora Herrera“, sino por su propia identidad.Â
Celia inclinó la cabeza hacia las dos señoras.Â
Según la presentación de la señora Juárez, la mujer de mediana edad con cabello corto era la señora Romero, cuyo hijo también era médico. Celia se quedó atónita un momento, la persona que vino a su mente fue Dylan.Â
La otra mujer, de figura más robusta, era la señora Sanz, cuyo esposo era colega de Rodolfo, del mismo rango.Â
-Las cejas y los ojos sà se parecen. Todos decÃan que los Rojas habÃan encontrado a su hija perdida hace más de veinte años, ¡yo no lo creÃa! -La señora Romero miró a Celia con expresión amable.Â
La señora Sanz dejó su taza de té:Â
-La señora Rojas en su juventud era una belleza famosa en toda Ficus, ¡naturalmente su hija heredó la belleza de su madre!Â
Celia se sentó a un lado. Por su tono, parecÃan ser viejas conocidas de su madre. Pensaba que tal vez podrÃa obtener información sobre Beatriz cuando la señora Romero de repente le preguntó a la señora Juárez:Â
-Hablando de Nieve, ¿no tenÃa una hermana menor?Â
Sin esperar a que la señora Juárez respondiera, la señora Sanz se animó:Â
-Te refieres a Beatriz, la he visto. ¡Ella está en Rivale! Es una pena muy grande que años atrás un incendio le desfiguró la cara, se hizo cirugÃa plástica y ahora tiene su propio hospital de cirugÃa estética. La técnica de su hospital es bastante buena. Una amiga mÃa se operó la nariz y hasta se aumentó los senos allÃ, quedó muy satisfecha.Â
-¿Tiene un hospital de cirugÃa estética en Rivale? No, espera, recuerdo que antes estaba con Mario Quiroga… Celia se quedó de repente atónita. Aquel nombre… le parecÃa haberlo escuchado antes.Â
Capitulo 395Â
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