Los dedos de Carlos temblaban. Deseaba con todas sus fuerzas liberarse de las ataduras de su propio cuerpo y gritarle una refutación, pero solo podÃa quedarse con los ojos enrojecidos, emitiendo sonidos guturales y ahogados desde su garganta.Â
A Sira le encantaba verlo sufrir. Al mismo tiempo, imaginó la expresión de dolor que tendrÃa Celia. Al pensarlo, una oleada de placer la inundó. En ese momento, liberó el freno de la silla de ruedas. En la ligera pendiente, ¡la silla comenzó a deslizarse lentamente hacia el estanque! Mirando impotente cómo se acercaba poco a poco al agua, Carlos cerró los ojos, sumido en la desesperación.Â
-¡No lo hagas!Â
Ana, al ver la escena, corrió hacia ellos. Carlos y su silla de ruedas ya cayeron al agua. Sin perder tiempo en preguntarle nada a Sira, Ana se lanzó al estanque para rescatarlo. Al ver a Ana, Sira palideció. Pero antes de que pudiera decir o hacer algo más, vio a Estrella llegando con Nicolás y Dylan. Se colocó rápidamente la gorra y huyóÂ
sin mirar atrás.Â
-¡Detente! -gritó Dylan y salió corriendo tras la figura que escapaba.Â
Sira se mezcló entre la multitud. Justo cuando Dylan estaba a punto de alcanzarla, ella tiró bruscamente de un transeúnte para bloquearlo.Â
-¡Estás desquiciada! ¿Vas camino al infierno? -le gritó el transeunte, furioso.Â
Dylan, al intentar evitar chocar con personas inocentes, se detuvo bruscamente. Cuando alzó la vista de nuevo, ya habÃa desaparecido entre la gente.Â
Mientras tanto, Ana logró sacar a Carlos a la orilla. Nicolás y Estrella ayudaron a subirlo. Carlos, que habÃa tragado agua, estaba inconsciente. Nicolás se arrodilló a su lado y comenzó la reanimación cardio pulmonar.Â
Poco después, Carlos expulsó el agua. Al volver en sÃ, su cuerpo temblaba de frÃo. Nicolás lo envolvió con su chaqueta hasta que llegó el personal médico de Montaña Dorada, avisado por Estrella. El personal se lo llevó a la sala de emergencias para un chequeo urgente. Los tres jóvenes los acompañaron.Â
En la sala de espera, una enfermera le dio una toalla a Ana. Estrella la ayudó a secarse el cabello mientras decÃa:Â
-Menos mal que llegamos a tiempo. Y qué suerte que sabes nadar, o quién sabe qué habrÃa pasado con Carlos…Â
Ana iba a decir algo cuando Dylan regresó, jadeando.Â
-¿Y la mujer? -preguntó Estrella.Â
-CorrÃa mucho. Casi la alcancé, ¡pero la vieja usó una táctica sucia! -explicó Dylan apoyándose en las caderas para recuperar el aliento-. Dime, ¿quién diablos era esa mujer?Â
Estrella negó con la cabeza y miró a Ana.Â
-Era Sira Núñez -dijo Ana.Â
-Ah, con razón -Dylan resopló con desdén-. El primer amor de César Herrera. Ahora entiendo todo…Â
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Capitulo 375Â
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De pronto, su mirada se desvió hacia Nicolás, que permanecÃa en silencio. Se le acercó y murmuró:Â
-Te viste bastante preocupado antes.Â
Nicolás lo miró de reojo.Â
-Solo estaba cumpliendo con mi deber.Â
Dylan se burló de él sonriendo discretamente, pero no dijo nada más. El médico salió de urgencias después de examinar a Carlos.Â
-¿Quiénes son los familiares de Carlos?Â
-Todos nosotros -respondió Ana casi al instante.Â
El médico los miró, pero no preguntó más.Â
-Aparte de sus disfunciones neurológicas preexistentes, la caÃda al agua lo sobresaltó un poco. Por lo demás, está estable. No hay de qué preocuparse.Â
-Mil gracias.Â
-No hay de qué.Â
Cuando el médico se fue, Estrella se volvió hacia los demás.Â
-Esa mujer no lo logró el asesinato y me preocupa que vuelva a lastimar a Carlos… ¿DeberÃamos dejar a alguien vigilando?Â
Dylan cruzó los brazos y propuso:Â
-No hace falta. SerÃa más seguro transferirlo a nuestro hospital.Â
-¿Y tú vas a encargarte del papeleo?Â
-Nicolás se encargará de eso -Dylan le dio una palmadita en el hombro a Nicolás-. Con su recurso de conexiones, es solo un pequeño favor entre amigos, ¿cierto?Â
Tanto Estrella como Ana miraron a Nicolás, pero él no respondió.Â
***Â
Cuando Celia recibió la llamada de Ana, salió de la habitación de César para atenderla. Iba a preguntar algo, pero Ana le contó de inmediato lo sucedido. Celia se quedó paralizada en el sitio por el susto y palideció al instante. Apretó el celular con fuerza y de inmediato le preguntó:Â
-¿¡Cómo está Carlos!?Â