Capitulo 359Â
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CapÃtulo 359Â
Al oÃr esto, Ben de inmediato le indicó a Jacob que vigilara a Celiana. Jacob, comprendiendo la intención de Celia, aceptó la tarea sonriendo.Â
-Voy a vigilarla.Â
Los dos bajaron las escaleras. Una sirvienta se apresuró a informarles que Nieve habÃa despertado.Â
Ben llevó a Celia a Lago Sereno. En la habitación, además de dos expertos y el médico principal, también Enzo estaba. Se sentó junto a la cama, acompañando a su esposa.Â
Mientras el médico principal y los expertos conversaban, Celia logró entender algunas de las terminologÃas médicas que usaban. Mostró una expresión de sorpresa y guardó silencio.Â
Cuando los expertos le informaron al señor sobre la situación general, él miró a Nieve, quien permanecÃa en silencio, lleno de preocupación.Â
-¿No hay cura para su enfermedad?Â
Uno de los expertos suspiró.Â
-La enfermedad psicológica acumulada durante años ha progresado a una situación neurodegenerativa. Por lo general, esta situación se manifiesta en personas mayores, pero en el caso de la señora…Â
-¿Qué significa eso?Â
Antes de que el experto le respondiera, Celia habló.Â
-El Alzheimer, en términos simples, es una demencia senil.Â
Enzo se quedó pasmado por la noticia, mientras ella también bajaba la mirada.Â
—Mamá ya muestra signos iniciales de Alzheimer. Quizás no sean tan iniciales; tal vez comenzaron hace mucho tiempo.Â
Enzo no podÃa creerlo.Â
-Pero ella ni siquiera tiene sesenta años. ¿Cómo es posible…?Â
-Mi maestro alguna vez me dijo que el paciente más joven de Alzheimer registrado tenÃa solo diecinueve años. Excluyendo causas genéticas o infecciones inflamatorias, las enfermedades psicológicas y el trauma emocional también pueden ser factores desencadenantes…Â
Cuanto más hablaba Celia, más se le apretaba el corazón. TodavÃa no se habÃa reunido con su mamá, pero, en ese momento, lo que la esperaba parecÃa ser el olvido… El experto miró a Celia y le preguntó a Ben, con curiosidad:Â
-Parece que ella entiende muy bien la enfermedad de Alzheimer.Â
-Ella es mi hermana —dijo Ben, mirándola-. Y también es doctora.Â
-Con razón. -Asintió el experto.Â
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Capitulo 359Â
Enzo relajó lentamente los puños y miró a la persona en la cama.Â
-¿Cuánto tiempo nos queda… hasta que nos olvide por completo?Â
El experto le respondió:Â
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-Si podemos lograr estabilizar sus sÃntomas de manera efectiva, se puede retrasar la progresión. PodrÃa ser entre uno o dos años, o hasta cinco o seis años como máximo.Â
Después de que el médico principal y los expertos salieron de la habitación, Enzo se sintió desanimado y guardó silencio durante un largo rato. Ben se acercó a su lado y puso una mano en su hombro para consolarlo:Â
-Papá, el doctor ya dijo que, con control efectivo, aún tendremos cinco o seis años. TodavÃa tenemos tiempo.Â
-Pero…Â
-Mi niña…Â
De pronto, Nieve le extendió la mano hacia Celia. Ella, sorprendida, se acercó. Con su voz ronca, también le dijo:Â
-Mamá…Â
—Estoy aquÃ, mi niña… —Nieve tomó su mano con fuerza—. Mi niña ha crecido… ¡Qué hermosa eres!Â
Celia se sorprendió. Parece que Nieve ya no recordó que ella la habÃa visto antes… Su comportamiento decÃa que esta era la primera vez que la veÃa… Pero, lo que la consolaba era que, sin importar dónde y cuándo, una madre siempre recordarÃa a sus hijos… Ella bajó la mirada y sonrió:Â
-SÃ, crecà bien y finalmente he vuelto a tu lado.Â
La señora sonrió sin decir nada. Varios minutos después, comenzó a buscar de nuevo.Â
-¡Mi niña! ¿Dónde está mi niña?Â
Ben le alcanzó la muñeca que estaba cerca y ella la abrazó con fuerza.Â
-Menos mal, ¡mi niña está aquÃ! Qué bien, qué bien…Â
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Al anochecer, después de la cena, Ben llevó a Celia de regreso a su hotel. Viendo cómo ella se bajaba del auto, él bajó la ventanilla y le dijo:Â
-Mañana por la noche vendré a recogerte.Â
-De acuerdo.Â
Ella lo observó alejarse en el auto antes de entrar sin prisa al hotel. Como si recordara algo, se dirigió a la habitación de Nicolás y presionó el timbre. Poco después, la puerta se abrió.Â
Celia iba a hablar, pero lo que vio fue el torso desnudo de él, del cual emanaba vapor mezclado con el aroma del gel de baño. Las gotas de agua resbalaban por su piel y luego desaparecÃan en la frontera entre su abdomen y laÂ
toalla.Â
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Capitulo 359Â
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Nicolás no esperaba que fuera ella y ella no esperaba que él estuviera bañándose. Una sensación de vergüenza se apoderó del ambiente… Ella desvió la mirada.Â
-Pues, ¿por qué no te vistes primero?Â
Él lo pensó por un breve momento y entrecerró los ojos.Â
-En los ojos de un médico, no hay distinción de género -respondió con seriedad.Â
Ella se quedó sin palabras…Â
-¡Pero entre colegas tampoco podemos hablar en una situación… pues… tan descubierta!Â
-¿O también quieres estar “tan descubierta”? -Sonrió Nicolás y le dio un golpecito en la frente con el dedo-. Pero yo no lo permito.Â
Celia parpadeó, desconcertada. Se tocó la frente y luego le dijo entre dientes:Â
-Estimado doctor Gómez, ¡mire el sentido del humor que tiene!Â
-Voy a vestirme. -Rio él.Â
Dicho esto, no cerró la puerta y entró en la habitación. Celia no pudo evitar echarle otro vistazo discretamente… César también tenÃa una buena relación cintura-cadera, pero, en comparación, Nicolás parecÃa más delgado. Su cintura era muy estrecha, con músculos tonificados con unas lÃneas bien esculpidas. Al pensarlo, ella meneó la cabeza para despejar estas imágenes de su mente…Â
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