Capitulo 296
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Capítulo 296
Nicolás se volvió para mirar a la persona dentro del consultorio y la llamó:
-Celia…
Ella alzó la vista, confundida.
-¿sí?
Él vaciló un momento. Parecía que quería decirle algo, pero se contuvo. Al final, solo le dijo:
-Nada. Revisa los informes, que no haya errores.
-Claro…
:
Observando cómo su figura se alejaba, Celia mostró confusión. Podía notar que estos últimos días Nicolás había actuado de manera un poco extraña. ¿Se sentía culpable por estas palabras hirientes de ese día?
***
Mientras tanto, la pareja Soto y su hija estaban en un tren de alta velocidad rumbo a Rivale. Maira no dejó de dar instrucciones a Celiana durante todo el viaje, hasta que Iván no pudo
soportarlo más.
-Basta ya, Maira. Celiana puede tomar decisiones por sí misma. —La interrumpió.
Celiana permaneció en silencio, mirando por la ventana, como si las palabras de sus padres no le importaran nada. En su corazón, todos querían usarla por dinero, y esa mujer también. Como ella no pudo casarse con un hombre adinerado, había venido a engañarla a ella. Si no fuera por el dinero, nunca habría aceptado ver a un viejo.
El taxi que tomaron llegó a una residencia con jardines y se detuvo frente a la puerta principal. Al bajar, la pareja quedó atónita ante la enorme casona. Se sorprendieron por una casa tan lujosa de los ricos.
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Capitulo 706
Celiana apretó con nerviosismo su mochila, observando asombrada a los sirvientes y guardaespaldas que iban y venían ocupados. ¿Así era el mundo de los ricos?
Nicole salió con calma y posó su mirada en Celiana.
-Señorita Soto, ¿ha llenado el cheque? -preguntó.
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Ella volvió en sí y asintió con la cabeza, sacando el cheque de su bolso. Nicole lo tomó y echó un vistazo al monto: ochocientos mil.
La pareja estaba nerviosa, preocupada de si había sido demasiado. Después de todo, dudaron mucho con el monto. Trescientos mil parecían muy poco, y un millón tampoco parecía apropiado.
-Síganme —dijo Nicole.
Al ver que Nicole no decía nada, la pareja se miró. ¿Así de fácil lo aceptaron?
Los Soto siguieron a Nicole al patio. Miraron hacia el pabellón a través de los escalones con agua corriente y vieron a un hombre elegante y refinado. Era muy atractivo.
Nicole se detuvo fuera del pabellón y lo saludó muy respetuosa:
-Jefe, los Soto han llegado.
Celiana se quedó boquiabierta. ¿Él era el magnate? Iván observó fijamente a César. ¿Era este el joven de aquel entonces?
César dejó la revista y miró con indiferencia a la familia que se acercaba. Le pidió a Nicole que contactara al banco de antemano para informarle sobre lo del cheque. Maira apretó las manos y se adelantó a saludarlo sonriendo.
-¿Es usted el señor Herrera? No imaginé que fuera tan joven…
Iván la jaló de vuelta, nervioso.
-¡Qué demonios estás diciendo!
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Capitulo 206
Luego miró a César con una sonrisa de disculpa.
-Pues… Ha crecido mucho. Ya no es el niño de antes…
César alzó la mirada.
-¿Me vio en aquel entonces?
Iván sonrió incómodo, reuniendo todo el coraje para seguir mintiendo:
-Mi hija también fue secuestrada en ese entonces.
Maira hizo eco de inmediato:
—Sí, exacto. Lo de ese año fue terrible. Esos traficantes…
Antes de que terminara, Iván la jaló de nuevo para que no siguiera hablando tonterías.
César permaneció en silencio, reclinándose en la silla. Después de un momento, habló:
-Ya les di el cheque como prometí. Pueden ir al banco a cobrarlo.
-De acuerdo. Muchas gracias… -Iván asintió.
Dicho esto, se fue con su esposa e hija.
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La mirada de Celiana siguió posada en César. Al dar unos pasos, miraba hacia atrás, reacia a irse. No fue hasta que salieron por la puerta que Iván la jaló de vuelta.
-¿¡Qué miras!?
Celiana volvió en sí, con sus mejillas enrojecidas.
-Nada. Papá, no pensé que el señor Herrera fuera tan joven…
Iván notó las intenciones de su hija.
-Olvídalo. Los ricos no estarán interesados en alguien como tú. Ya obtuvimos el dinero. Ahora regresemos a casa de inmediato. No se lo digas a nadie -advirtió.
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3:21 PM Sat 18 Oct
Capituo 20
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Al oír esto, la expresión de Celiana se ensombreció. Mirando las espaldas de sus padres, mordió su labio. Si no fuera porque sus padres pobres la arrastraban, ¡su vida no sería así! Si eran tan pobres, ¿¡por qué la habían llevado a este mundo!? Solo había pedido ochocientos
mil dólares, ¡no serían suficientes para sus gastos!
Cuanto más lo pensaba, más le ardía la injusticia. ¿Por qué otros podían nacer en familias ricas y ella no? ¡Dios era tan injusto!
Mientras pensaba, Celiana le dio una patada a un bote de basura en la calle y de repente escuchó la conversación de dos jardineros. Decían que la familia Rojas estaba buscando a su hija perdida hacía muchos años.
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Cospitulo 297
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