Capitulo 270Â
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CapÃtulo 270Â
Nicolás se puso la camisa.Â
-No tuve tiempo para meditarlo.Â
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-Claro… Después de todo, parece que… — Dylan tocó el pecho de Nicolás y luego dibujó un corazón con sus manos Tu corazón de piedra se ha ablandado por ella…Â
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.Â
-Doctor Gómez, ¿estás aquÃ…? —Celia abrió la puerta justo en ese instante. Se quedó sorprendida por un momento, luego mostró una sonrisa incómoda antes de retirarse. Disculpen por haber interrumpido. Saldré de aquà enseguida… Lo siento, lo siento…Â
—Â
Dylan, boquiabierto, volvió en sà tras varios segundos. Apartó a Nicolás de un empujón y salió corriendo para alcanzarla, mientras gritaba:Â
-¡Eh! ¡La cosa no es asÃ!Â
Ella fue interceptada en el pasillo y Dylan hizo todo lo posible para explicarle lo que habÃa ocurrido. Cuando Nicolás por fin salió de la habitación, se fue con toda prisa.Â
-¡Hablen ustedes! ¡Me voy ya!Â
Al verlo irse, ella le hizo una pregunta a Nicolás, sin razón aparente:Â
-¿Dylan siempre es tan… activo?Â
-Pues, sÃ. Es su carácter. —Nicolás la miró—. ¿Me buscabas?Â
-¿Cómo estás ahora?Â
De hecho, Celia no entendÃa bien la mente de alguien con misofobia, pero su expresión decÃa que el accidente habÃa sido un desastre terrible para él.Â
-Estoy bien…Â
-Lo siento, deberÃa ser yo quien recibió el golpe. No tienes por qué protegerme…Â
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-No fue mi intención -dijo tras unos segundos de duda-. Es que no pude detenerme.Â
Celia pareció aún más incómoda.Â
-Entonces… lo siento de nuevo…Â
-Aparte de “lo siento”, ¿no sabes decir otra cosa?Â
-¿Gracias?Â
Nicolás se quedó sin palabras y suspiró.Â
-OlvÃdalo. La próxima vez que encuentres a alguien tan inestable como ella, aléjate.Â
Celia lo observó. Solo habÃa conocido a Nicolás hacÃa un mes, pero tenÃa la sensación de que ella empezaba a entenderlo. Este tipo parecÃa ser una persona amable bajo esa fachada frÃa.Â
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-¿Qué tal si hoy te invito a cenar?Â
Nicolás se volvió hacia ella. No sabÃa si estaba bromeando, pero rio de la nada.Â
-Cenaremos cuando te divorcies.Â
Ella no lo entendió y se quedó un poco aturdida.Â
-No quiero terminar como Alfredo.Â
Celia se controló para no rodar los ojos en blancos. Era imposible continuar esaÂ
conversación…Â
***Â
Por la tarde, Celia regresó a Montaña Dorada. Al saber que César y Nicole estaban en el estudio, se dirigió allá y tocó la puerta. Pronto, la puerta se abrió.Â
-¿Señora? -Nicole la miró, sorprendida.Â
Celia se acercó al escritorio y le preguntó César, con un semblante sombrÃo:Â
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Capitulo 270Â
-¿Le pegaste a Alfredo?Â
Él alzó una ceja y su mirada profunda se encontró con la de ella.Â
-Te drogó. Solo le di una lección.Â
-¿Crees que este tipo de castigo tardÃo tiene sentido?Â
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Él apretó el encendedor que tenÃa en la mano, quedándose inmóvil. Nicole intervino paraÂ
explicar:Â
—Señora, el jefe la malentendió ese dÃa. Asà que querÃa compensarla y desquitarse por usted.Â
—¡Ahora no quiero escuchar nada de las supuestas compensaciones ni de desquites! —Celia apoyó las manos en el escritorio-. Tú lo golpeaste, ¡pero su mamá me buscó problemas! Si la próxima vez vendrán otros con cuchillos, ¡me matarán…!Â
-No.-César la interrumpió y se acercó a ella-. No permitiré que eso ocurra.Â
Celia rio con desdén.Â
-Pero siempre ocurren cosas asÃ, ¿no?Â
-Celia…Â
El pecho de él se agitó. Cada vez que ella mencionaba el pasado, su corazón se oprimÃa, incluso sentÃa temor. Celia desvió la mirada, sin decir más. La respiración de César era pesada. Tras un momento, tomó con suavidad los hombros delgados de ella.Â
-Los Suárez no te conocen. Si es Alfredo quien les contó lo sucedido, no tiene motivo para seguir ocultando su identidad.Â
Ella comprendió de inmediato su insinuación. Si los Suárez supieran su identidad, Lola jamás habrÃa ido a buscarla con esa actitud.Â
-Me encargaré de investigar esto. -César acarició su mejilla, con su mirada llena de ternura―. Haré que los Suárez se disculpen contigo.Â
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