Celia se sorprendió, quedándose aturdida. César le sonrió con ternura, como si nada hubiera pasado.
Prefieres sabores ligeros, ¿cierto? Te prepararé otro plato.
Al terminat de hablar, se fue a la cocina. Ella apretó los puños, se levantó de un golpe y luego le gritó
con furia:
-¡César! ¡No quiero tu desayuno! ¡Y tú no necesitas cocinar para mí!
El se detuvo en seco, como si no la hubiera oído.
-Debes desayunar antes de ir a trabajar.
Celia lanzó los cubiertos en la mesa contra el suelo con fuerza. Él salió de la cocina. Al ver los fragmentos en el suelo, se acercó y tomó sus manos, revisándolas con mucho cuidado.
-¿Te lastimaste? -Se preocupó.
El estruendo alarmó a Nicole y también a los guardaespaldas. Entraron apresurados y vieron el desorden en el suelo. Nicole contuvo las palabras que estaba a punto de decir. Al no haber mayores problemas, se retiraron.
Ella apretó los puños, retirando las manos sin mirar a César. Él sabía que estaba desahogando su
furia.
-Descárgate conmigo si quieres, pero no te lastimes a ti misma. -Su voz se escuchó ronca y un
poco tensa.
Celia no discutió con él, solo cedió. Sabía que, por más que se resistiera, él mantenía esa actitud. Así que decidió dejar de luchar. Quería ver hasta qué punto podría tolerarla.
***
Nada más llegar al hospital, Celia recibió una llamada de Antonio. Él le informó que el equipo del doctor Adler se había unido al proyecto de nanoterapia y que, la próxima semana, llegarían a Rivale. La llamó para invitarla a asistir al evento. Ella solo había visto una vez al doctor. No había la oportunidad de conversar con él, pero sabía que, con su incorporación, la tecnología médica obtendría grandes avances en el futuro. Ella aceptó la invitación.
En ese momento, se abrieron las puertas del ascensor. Ella alzó la vista y se encontró con la mirada de Nicolás. Dudó un instante y luego se paró a su lado.
-Buenos días. -Lo saludó, algo incómoda.
Él pulsó el botón del ascensor.
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Capitulo 249
+25 BONUS
-Por la tarde, asiste a la consulta conmigo–dijo él con calma.
-¿Yo?
-Se señaló a sí misma. Dylan es tu asistente, ¿no?
Pidió permiso.
-¿Permiso? ¿Está enfermo?
-Por una cita para matrimonio arreglado.
Ella se quedó sin palabras antes de asentir con un “ah”. Tras una breve pausa, le preguntó:
-¿Por qué yo?
Nicolás le respondió con indiferencia:
-Todos los expertos contratados pueden designar a su asistente. Eres nueva, así que te elijo a ti.
-Entonces, ¿debo agradecerte…?
-No hay de qué.
Ella casi puso los ojos en blanco… Al salir, se encontraron con Estrella. Celia se sintió un poco avergonzada. Sabía que su amiga sentía atracción por Nicolás. Además, acababan de hacerse amigas
No quería que surgieran malentendidos entre ellas por eso.
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Se acercó a Estrella y le explicó:
-Fue una coincidencia.
Estrella no le respondió, lanzando una mirada fugaz a Nicolás. Él estaba revisando sus mensajes en el celular, sin prestar atención a su conversación.
-Pues, no tienes por qué explicármelo. —Le dio una palmadita en el hombro-. Sé que no eres ese tipo de persona.
Ella hizo una señal con la barbilla señalando hacia Nicolás, y continuó:
-Este tipo me ha designado para asistir con él a la consulta de la tarde. ¡Qué descaro! Sea como sea, soy también jefa de mi departamento.
-¿No quieres hacerlo? -Su amiga pareció sorprendida.
-Dios… Con él las conversaciones mueren al nacer. ¿Por qué no vas tú?
Celia le dio un suave codazo, pero ella negó con la cabeza.
-Prefiero no hacerlo. Con él tengo aún menos de qué hablar. No sé qué decir cuando estoy frente a él
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Capítulo 249
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En ese momento, Nicolás se plantó detrás de ambas, con mirada serena pero penetrante.
-Señoritas, puedo escucharlas.
Sus palabras hicieron que ambas se sobresaltaran. Estrella, como si fuera pillada haciendo travesuras, huyó dejando a Celia muy avergonzada en su lugar. Esta última forcejeó con una sonrisa y lo miró, intentando cambiar de tema.
-¿A qué hora será la consulta de la tarde?
Él se inclinó hacia ella, acercándose lo justo para que ella percibiera el tenue aroma de su ropa.
-Tienes mi WhatsApp, ¿no? Espera mi mensaje.
Sin darle tiempo a reaccionar, pasó junto a ella y se marchó con toda naturalidad.