Capítulo 246
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¿Por qué sabes lo de mi hermano…?–Cella se sorprendió. ¿Lo escuchaste todo ayer?
No era mi intención.
Nicolás cruzó los brazos. Pero no imaginaba que tu esposo fuera César.
Ella guardó silencio.
Puedo ayudarte. —Se ofreció.
-¿Quieres ayudarme? -replicó ella-. Podrás ayudarme una vez, pero, ¿qué pasará cuando surja la otra? Además, aparte de ser alumna de tu abuelo, no tenemos ninguna otra relación. ¿Por qué arriesgarás ofender a la familia Herrera por mí?
Él no estaba contento con esa actitud.
-Es que ese tipo me cae mal, ¿bueno?
-Eso es asunto tuyo. Prefiero resolver mis problemas sola. Gracias por tus palabras, pero ahora estoy más lúcida que nunca le dijo mirándolo, luego tomó la maleta y entró al ascensor.
— –
Nicole la esperaba junto al auto. Al verla salir, se acercó a tomar su equipaje. Sin pronunciar palabra, Celia abrió la puerta y se acomodó en el asiento trasero. Arriba, Nicolás observaba desde el balcón cómo el auto abandonaba el complejo. Su celular vibró en el bolsillo. Al sacarlo, vio que era una
llamada de Alfredo…
***
Nicole llevó a Celia a un apartamento en el piso superior de Montaña Dorada. El precio del servicio en esos apartamentos era de diez mil por noche. Los magnates ancianos, los altos funcionarios de la alta sociedad y las estrellas del mundo del espectáculo que necesitaban recuperación o atención posnatal solían elegir este servicio en paquete.
Ese tipo de apartamentos tenía el estilo de un resort vacacional de lujo. Solían estar equipados con seis habitaciones, seis baños, cuatro salas, además de una amplia terraza privada con vista panorámica, así como una biblioteca y una sala de recepción.
Tras registrar la huella de Celia en el sistema, Nicole le dijo:
-Su huella permanecerá activa durante toda su estancia.
Ella hizo un breve gesto con la cabeza para responder y luego entró sin más. En la lujosa sala, varias empleadas estaban realizando labores de limpieza. Al ver a Nicole, la saludaron como “señorita López“.
– Ella es la señora Herrera, hermana del paciente. -Nicole les presentó a Celia.
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Capitute Dar
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Una enfermera de mediana edad dejó de lado sus labores, se limpió las manos y se le acercó.
Señora Herrera, soy la cuidadora principal de Carlos. Permitame acompañarla a verlo.
Celia asintió y la siguió a la habitación. Era espaciosa, la más grande de la suite. En la mesa había equipos médicos avanzados que monitoreaban sus signos vitales.
La enfermera accionó un interruptor y las cortinas se abrieron despacio, revelando una terraza grande con ventanales de piso a techo, a través de los cuales se podía ver un lago del parque con
varios cisnes.
-Señora, el señor seleccionó esta habitación para su hermano. La iluminación es excelente y tiene vista al parque. Dijo que quizás el bullicio del parque algún día logre despertarlo.
Celia se acercó a la cama. El cabello de Carlos había sido afeitado y lucía demacrado, pero gracias a los constantes masajes y ejercicios, sus músculos no mostraban atrofia severa.
-Señor. La enfermera inclinó la cabeza al ver al hombre entrar para saludarlo, luego se retiró en silencio.
Celia no lo miró, solo preguntó:
-¿Dónde está mi habitación?
César se acercó a ella y le respondió con voz suave:
-Es la contigua. Ya está bien preparada.
Ella giró y salió sin decir nada más. Él sonrió y luego la siguió. La habitación contigua era una suite mediana con baño privado y vestidor. Todo funcionaba con automatización integral. No era de extrañar que el precio fuera tan exorbitante.
– Dejo el equipaje aquí. Voy al trabajo. -Celia se volteó para irse, pero César tomó su mano.
-Te acompaño.
Ella retiró la mano.
-Como quieras.
Él observó cómo la mano se le escapó de la suya, descontento. Ella bajó, pero no se fue enseguida. Cuando César trajo el auto y vio que ella lo esperaba, la expresión de pesadumbre en su cara se disipó. No obstante, cuando estacionaba, Celia se dirigió hacia otro vehículo,
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Capitulo 247
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