Capitulo 215
Celia no esperó esta propuesta de César. Era un gesto tan tierno y afectuoso… ¿pero había provenido de él? Y estaba dirigido a ella
Recuperó rápidamente la compostura y desvió la mirada con incomodidad.
-¿Cuándo te dije que quería ir al lago de Zúrich?
La primera vez que mencionaste nuestra luna de miel–respondió él mirándola fijamente.
Fue durante el segundo mes de su matrimonio… Solo entonces, aturdida, Celia recordó ese fragmento del pasado. En ese momento, recién convertida en su esposa, ella anhelaba tener un viaje de luna de miel con él. Había elegido meticulosamente un destino ideal: el lago de Zürich, en Suiza.
Sonaba con navegar con él a través de los pueblos románticos, caminar de la mano por los adoquines medievales, hacer picnics a la orilla del agua, tomar el sol. Luego, irían a visitar viñedos para hacer vino en persona y ver las cataratas del Rin muy famosas a nivel mundial…
Habia planeado cada detalle del viaje. Pero cuando, se lo propuso llena de ilusión, él la rechazó con frialdad… Al recordarlo, sintió una punzada en el corazón. No por estar conmovida por sus palabras, sino por la amargura que le provocaba recordar a la joven que una vez fue, tan ansiosa por complacer a su esposo…
No pudo evitar reírse de ella misma, pero al mismo tiempo, tenía que ocultar sus emociones.
—Pero ya no quiero ir al lago de Zúrich.
-¿Entonces adónde quieres ir?
-No quiero ir a ningún lado. Estoy ocupada con el trabajo. Ahora me parece bien ser una mula de carga, trabajando todos los días -dijo Celia, mirándolo directamente. El dichoso viaje de luna de miel no me parece necesario. Será solo una pérdida de tiempo y energía.
Dicho esto, se liberó de sus brazos y se puso de pie.
-Voy a trabajar.
César sintió una repentina opresión en el pecho que le dificultaba la respiración. Esa última frase… eran sus propias palabras del pasado. Ahora lo lastimaron de la misma manera como un búmeran.
Esa tarde, César regresó a la clínica y le pidió a Nicole que reservara dos boletos de primera clase a Zúrich.
-¿Va a viajar al extranjero con la señorita Sánchez? —Nicole pareció confundida.
-Sí. -Asintió César, deslizando los dedos sobre la pantalla de su tableta-. Le debo una luna de miel.
Aunque ella le había dicho que ya no quería ir, él sabía que ella lo había rechazado por su depresión. Una vez en Zúrich, quizás olvidaría todas esas penas.
Nicole rodó los ojos en blanco en su interior, sin entender por qué César no lo había hecho antes. Pero no se atrevió a pronunciar estas quejas. En su lugar, hizo enseguida la llamada para reservar los boletos.
Lo que César no sabía era que, Celia también había comprado sus propios boletos.
Solo le quedaban tres días antes de la partida.
Celia fue a la oficina para realizar los trámites finales de transferencia, pero mantuvo en secreto su traslado. Al salir de la oficina de Samuel, se encontró con la supervisora de enfermería, Linda Moreno.
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Capitulo 28%
+25 BONUS
Al ver a Celia, Linda recordó las palabras que Sira de ese día:
El director López valora tanto a Celia, realmente es por su capacidad? Hay muchas personas más habilidosas que ella. Quizás entre el director y Celia haya… ese tipo de relación.
Linda lo meditó. Era cierto que desde que Celia ingresó al hospital, Samuel siempre la había favorecido. Sus ascensos fueron diez veces más rápidos que los de miembros antiguos.
Aunque Celia era una estudiante destacada de medicina, ¿cómo podría alguien sin contactos ni recursos convertirse en jefa de departamento en solo tres años?
Celia no sabía lo que pasaba por la mente de Linda en ese momento. Simplemente, como de costumbre, intentó saludaría.
-¿No temes que expongan tu relación oculta con el director López? -resopló Linda, con desdén. El hecho de que su madre fuera despedida injustamente aún la mortificaba, y había guardado rencor hacia Celia.
Celia se detuvo en seco y se volvió hacia ella.
-¿Qué dijo?
Al ver su expresión de desconcierto, Linda también se rio.
-Qué bien actúas. Si no me lo hubieran contado, nunca lo habría creído. Cuando otros te llamaban “zorra” a tus espaldas, yo no lo creía. Pero parece que sí lo eres.
Linda se dio la vuelta para irse, pero Celia la agarró del brazo. Por primera vez, la llamó por su nombre.
-Linda, ¿quién te dijo eso?
-Eso no importa. -Linda se liberó de su agarre-. Si no quieres que se sepa, no lo hagas.
Observando la retirada de Linda, Celia entrecerró los ojos. Pero, pronto dedujo quién estaba detrás de esos rumores.
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