Capítulo 188
-Bueno, estoy agradecida por lo que me hizo.
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Celia sonrió con indiferencia-. Si no fuera por su
ayuda, no habría podido volver a trabajar en tan poco tiempo.
Sira fingió no entender lo que estaba insinuando.
-¿Qué quieres decir? -preguntó con cara inocente.
Ella se le acercó. A una distancia muy corta, le dijo en voz baja:
-No estoy embarazada, así que tampoco hubo ningún aborto. Señora Núñez, ¿te sientes decepcionada?
Sira se quedó petrificada. Su sonrisa también se borró. Antes de que pudiera reaccionar, Celia miró a
Alfredo.
-Bueno, me voy–se despidió de él.
Alfredo hizo un breve gesto como respuesta, observando con calma cómo ella entraba al ascensor.
El brazo derecho de Celia aún estaba en recuperación, así que no podía participar en ninguna cirugía. Samuel le había suspendido todas las cirugías recientes, asignándole solo consultas preoperatorias.
Celia había pedido a un colega que la ayudara a revisar las grabaciones de las cámaras, pero no captaban el interior de las escaleras. Además, mucha gente de los pisos de arriba y abajo habían pasado por ahí. Sería muy difícil identificar quién era el culpable.
Ese día, la esposa de Rodolfo recibió el alta oficial y pidió ver a Celia. Rodolfo programó una cita especial para ellas. Así, Celia fue a la habitación a visitarla. Llamó a la puerta y entró.
Rodolfo estaba sentado a un lado, empacando las pertenencias de su esposa.
-¡Doctora Sánchez! -La señora Juárez le sonrió y la invitó a sentarse en la cama-. Gracias a su cirugía, ya estoy mucho mejor.
Celia también sonrió con alegría.
-Me alegra oír esto.
-Doctora Sánchez, ¿ha considerado trabajar en otra clínica?
Celia se sorprendió. Antes de que pudiera preguntar, la señora continuó.
-La Clínica Central de Rivale es una clínica con fama. Es también la mejor en Rivale. Las remuneraciones de los médicos allí no son mucho más bajas que las de las clínicas de la capital.
Celia apretó los labios. Había oído hablar de esa clínica desde la universidad. Muchos expertos
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Capítulo 188
médicos trabajaban allí y sus equipos eran también muy avanzados. Se especializaban en enfermedades complejas que otras instituciones médicas no podían atender.
Pero los requisitos para trabajar allí eran bastante estrictos, Solo admitían a ciento veinte másteres clínicos al año. El examen inicial representaba el setenta por ciento del puntaje y exigían un alto nivel en la medicina basada en evidencia y en el análisis de casos.
-Por ahora, aún no soy apta para trabajar allá. -Dudó Celia.
-¿Cómo no? -se sorprendió la señora Juárez-. Ni siquiera los médicos pudieron remover el tumor en mi cerebro. No podían garantizar al ciento por ciento no dañar mis nervios durante la cirugía, pero usted sí lo logró
Mientras hablaba, tomó las manos de Celia.
-Ya le pregunté al director López. Dijo que usted tuvo el mejor rendimiento académico en todas las asignaturas cuando estudiaba en la universidad. A los dieciocho años, como pasante, ya pudo realizar una craneotomía de tumor del tronco encefálico. Solo con estos éxitos, ya está calificada para ser un miembro de la Clínica Central de Rivale.
Celia guardó silencio. Sí quería trabajar en esa clínica. Ofrecía a los médicos una remuneración considerable, ¿cómo no iba a tentarle?
En el pasado, por César, había optado por trabajar en la Clínica Central de la Capital durante tres años. Pero, como iba a abandonar la ciudad, quería elegir lo que quería.
-Bien… Mil gracias por su recomendación. Hablaré con el director -respondió Celia con una
sonrisa.
Al obtener su respuesta, la señora Juárez mostró una sonrisa y le pidió a Rodolfo que le diera los
contactos.
-Cuando llegue a un acuerdo con el director, recuerde contactarme.
Ella guardó la información de contacto con gratitud. Después de charlar un rato, se fue. Cuando Rodolfo terminó de empacar las cosas, notó el buen humor de su esposa. Se sentó a su lado y le preguntó:
-¿Te cae tan bien esa joven?
Ella se recostó con intimidad en su hombro.
-¿No crees que se parece mucho a una persona?
-¿A quién? -Rodolfo no lo recordaba.
-A Nieve Vargas.
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Capitulo 189
