Capítulo 185
Pero ella nunca estuvo embarazada. ¿Tanto Alfredo, como Sira, creían lo mismo? Y, después del accidente, Sira apareció a mostrar su falsa preocupación… Al parecer, lo sucedido tenía bastante que ver con ella.
–Basta. César intervino con cara de disgusto al escuchar el tema-. Primero la llevo a casa.
Sira se atragantó por esa actitud. Se quedó en su lugar, viendo cómo él llevaba a Celía al auto con mucho cuidado y la dejaba atrás… Observando el auto que se alejaba, apretó con rencor los puños.
Dentro del auto, Celia también miraba cómo la figura de Sira desaparecía en el espejo retrovisor. Por un momento, como si viera en ella a su versión del pasado.
Resultaba bastante ridículo… En los años en que más amaba a César, él nunca le había dado importancia. Tras su decisión de dejar atrás ese matrimonio, él empezó a prestarle más atención que
nunca…
César estaba revisando las radiografías y le preguntó, serio.
-¿Cómo te caíste?
—¿Y si te digo que alguien me empujó? -dijo ella, impasible.
Él retiró la mirada del informe y la miró a ella. Celia también sabía que, incluso si se lo decía, él no la creería. Por eso, guardó silencio de nuevo. Tras un largo silencio, aún con la tensión en la cara, él le dijo:
-Haré que lo investiguen.
Celia miró por la ventana, mostrando una actitud indiferente. Total, ya no tenía ninguna expectativa.
***
Celia fue obligada a quedarse en casa durante tres días para su recuperación. De día la cuidaba Margarita, de noche era César. Él se encargó de subirla a la cama, bajarla, llevarla al baño, bañarla… En resumen, la había cuidado con mucho esmero. Quizás por su lesión, se contuvo del sexo.
Esa noche, mientras César le secaba el cabello, Celia miraba el paisaje nocturno fuera de la ventana. Sus tres días de amabilidad y cuidados le daban la ilusión falsa de haber sido una pareja enamorada durante tres años. Casi… casi se dejaba convencer…
Entonces, su celular sobre la cama sonó. Ella echó un vistazo sin querer a la pantalla: era una llamada de Sira. Por suerte, esa llamada la devolvió a la realidad. No estaba en un sueño.
Yo puedo hacerlo —dijo Celia, tomando la toalla de sus manos para secarse el cabello.
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Capitulo 185
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César la miró, tomó el celular y salió a atender la llamada. No se supo qué había dicho Síra, pero logró que él no regresara en toda la noche.
Al día siguiente, ella supo por un mensaje de Sira que Óscar casi había muerto por un ahogamiento y que César se había quedado con él toda la noche. En las fotos que había recibido, César permanecía al lado de la cama de Óscar cuidándolo.
“También ves el lugar que mi hijo ocupa en el corazón de César. Aunque estás embarazada, ¿crees que él tratará bien a tu hijo? Celia, acepta la realidad. Él no te ama“.
Celia leyó los mensajes sin alterarse. No respondió. Ya estaba acostumbrada a la doble cara de Sira.
Después de todo, estaba desesperada por el título de la señora Herrera. Al ver que ella no se divorciaba de César y creyendo que estaba embarazada, se sentía amenazada.
Ya que, como ella no le había respondido, Sira parecía enloquecer. Le envió una serie de insultos y sarcasmos. Incluso mencionó que ella se trepaba a la cama de César para seducirlo… 1
Todas estas palabras sucias le daban mucho asco. Por suerte, tenía el brazo lesionado y César no la tocaría durante ese tiempo. De lo contrario, vomitaría por el asco.
Por otro lado, César pidió las grabaciones de las cámaras cerca del estanque. Estaba claro que alguien había empujado a Óscar. Lástima que las cámaras no captaron quién fue.
El niño, que ya tenía trauma por la caída de la azotea, tras casi ahogarse, se volvió aún más callado. Sira se acercó a César por detrás, con los ojos aguados.
César, si no lo hubiera encontrado a tiempo, Osqui probablemente… ¿Por qué mi hijo tiene que sufrir esta desgracia? No debí dejarlo solo en la casona, ¿no?”
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