C23- SEÑORAS MAXWELL.
C23- SEÑORAS MAXWELL.
Sienna se acomodó en la silla como si el despacho le perteneciera.
-He estado pensando empezó con voz suave-. Que siempre apareces donde esta Grayson… Me pregunto si no estás empezando a… confundirte.
Kate ladeó la cabeza, sin cambiar el gesto, para ella era como si escuchara a una niña berrinchuda fingiendo madurez.
Sienna en cambio, continuó, con el veneno escondido detrás de cada palabra.
–Sé cómo funciona esto. La tensión, las miradas. Las mujeres como tú… siempre creen que pueden subir de nivel si se meten en la
cama correcta. ¿Qué pasa? ¿Se te metió la fantasía de convertirte en la señora Maxwell?
2
Kate alzó una ceja, divertida, porque el nivel de ridiculez de Sienna era casi ofensivo.
Por dentro, le ardía la necesidad de escupirle la verdad en la cara. Ella no tenía fantasías, ella ya era la señora Maxwell. Por derecho, por papel, por todo lo que Sienna soñaba ser y no era. Pero no podía arriesgarse, porque si algo salía mal, si Grayson reaccionaba mal… Oliver quedaría expuesto.
Así que se tragó la verdad, pero no se quedó callada.
-Señora Maxwell -repitió con ironía-. Qué título tan… frágil. Cualquiera con un vestido ajustado y apellido prestado puede
reclamarlo, ¿no? Pero mantenerlo… eso ya es otra historia.
1
Sienna abrió la boca, pero no encontró palabras y Kate la miró sin pestañear.
-No te preocupes, Sienna. Grayson no es mi tipo -su voz fue más baja y fría. -No se me da lo masoquista.
El golpe fue limpio e impecable.
Sienna apretó los labios, furiosa, incapaz de ocultar el rubor que le subió al rostro. Pero Kate no le dio oportunidad de responder. Se sentó con elegancia detrás de su escritorio, tomó una carpeta y la abrió como si la otra mujer ya no existiera.
-Ya que estás aquí, aprovecho para informarte -dijo sin mirarla-. Me reuní con el abogado de tu esposo. Julián no aceptó
ninguna negociación. Iremos a juicio.
Sienna perdió todo color.
-¿Qué? ¿Juicio?
-Así es, revisaré tu contrato matrimonial. Veré qué podemos usar a tu favor… si es que hay algo que valga la pena rescatar.
Entonces la miró, sin rodeos y directo a los ojos.
-Y si no hay nada más que hablar, señora Rowe, le agradecería que se retirara. Me gusta trabajar sola.
1
1/3
་་་་་་
palabra… salió de la oficina con pasos duros.
Kate la siguió con la mirada un momento y luego soltó el aliento que había contenido y por inercia, toco su anillo de bodas debajo
de blusa.
Lo que la condenaba como la única señora Maxwell.
Lejos de allí, en el patio de recreo, Oliver sostenía su iPad, la luz del dispositivo iluminaba su rostro serio y enfocado. En pantalla, habia una foto de Grayson -extraída de un artículo corporativo- y ocupaba todo el marco.
La había descargado, había leído sobre él, buscando cada detalle, su nombre, su empresa y ahora, por fin… lo vería cara a cara.
Sus dedos pequeños acariciaron el contorno del rostro de Grayson. No sabía cómo se sentía. Emoción, sí. Pero también un vacío extraño y también una mezcla de nervios y esperanza que no sabía cómo manejar.
-Voy a conocerte, papá -susurró, como si el hombre pudiera escucharlo a través de la pantalla-. Quiero saber si de verdad no
me quieres.
Dejó el iPad a un lado y se sentó con determinación mirando a sus compañeros jugar.
La salida la planeó como un rompecabezas, por eso habia esperado la hora del recreo. Sabía que justo a esa hora, los chicos más grandes solían jugar fútbol cerca del pasillo de administración y la mayoría de las maestras estarían atentas.
Así que fingió que se sentía mal y se encorvó, presionando su estómago, y caminó hacia la enfermería con paso lento y calculado.
-Señorita Linda… me duele mucho la barriga —dijo con un hilo de voz, mirándola con sus grandes ojos azules.
La enfermera lo miró con preocupación.
-¿Comiste algo raro, cariño?
-No sé… tal vez el sándwich de atún. No sabía igual.
La mujer frunció el ceño.
-Voy a llamar a tu mamá o a tu tía para que venga por ti, ¿sí?
Oliver negó de inmediato, apretando los labios.
-No. Están trabajando. No pueden salir. Pero mi… mi tío trabaja cerca y me dijo que si alguna vez me sentía mal podía llamarlo.
Tiene permiso, él puede venir por mí.
Le mostró su reloj inteligente y fingió un contacto y le dijo un nombre falso. La mujer dudó, pero ante la insistencia y la educación
impecable del niño, cedió.
-Está bien. Pero avísame cuando llegue, ¿de acuerdo?
Oliver asintió y salió por la puerta con paso tranquilo, pero en cuanto dobló la esquina, corrió.
2/3
་་་་་ ་་ལ་ ་་ ་ ཡ ་་བoc་བ сза цис зала по сstava vijнала сп погаз ис Sur y Segio a la calle como si lo ficiera LOGOS 105 Ulds.
Un taxi se detuvo al ver su manita alzada. El conductor bajó la ventanilla, arqueando una ceja.
-¿No eres muy pequeño para tomar taxis solo, niño? 2
Oliver se irguió con dignidad.
-Mi mamá dice que la edad no define la responsabilidad. Y tengo dinero, puedo pagar.
El taxista lo miró por un segundo… y luego soltó una risa baja.
-Eres más valiente que muchos adultos, enano. ¿A dónde vas?
Oliver abrió la puerta trasera y se subió con determinación.
-A Maxwell Industries. A la empresa de mi padre.
1
El chofer alzó las cejas, mirándolo por el retrovisor con una mezcla de asombro y diversión.
-¿Tu padre?
-Si, pero todavía no lo sabe ―respondió Oliver, cruzando los brazos. Pero hoy va a enterarse.
2
El taxista soltó una pequeña risa, pensando que el niño solo bromeaba y que probablemente su padre trabajaba en esa empresa en
vez de ser el dueño, el motor rugió y el taxi se alejó.
3