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Thirst 21

Thirst 21

C21-MALDITO EXNOVIO. 

C21-MALDITO EXNOVIO. 

Kate descendió del auto y ajustó su abrigo antes de alzar la vista hacia el letrero del restaurante francés. Eva, le había dicho esa mañana que el abogado de Julián Ainsworth había solicitado una reunión personal para negociar directamente los términos del 

divorcio. 

Como profesional, era lo lógico. 

Estaban frente a un caso delicado, con una familia poderosa detrás. Detalles como ese no se discutían por correo, se firmaban cara 

a cara. 

Kate no lo dudó. 

Avanzó con paso seguro, entrando al lugar y se acercó a un camarero. El empleado asintió con una leve reverencia y la guio a través del salón, hacia una mesa privada junto al ventanal. 

Kate llevaba una sonrisa profesional en el rostro, pero en cuanto vio a la persona sentada… su sonrisa se congeló. 

-¿Ethan? -susurró, desconcertada. 

Él se puso de pie al instante y bastó un segundo para que ella entendiera todo. 

-Por Dios… -exhaló-. Dime que tú no eres el abogado de Julián Ainsworth. 

La tensión llenó el aire como una cuerda a punto de romperse y Ethan asintió en silencio, sin dejar de mirarla. 

-Hola, Kate. 

Ella cerró los ojos un segundo, queriendo maldecir al universo. 

Primero tenía que gestionar el divorcio de la amante de su esposo. Y ahora, su exnovio resultaba ser el abogado de su cliente. El hombre con quien una vez pensó tener un futuro. 

<<Maldita sea…>> pensó apretando los dientes. 

Pero no se movería. No daría un paso atrás. 

Loca o no, difícil o no, ella estaba aquí para conseguir su libertad. Y la obtendría, incluso si eso implicaba enfrentarse en un 

juzgado al hombre que una vez amó. 

Se sentó, abrió su carpeta y fingió que era cualquier otro caso. 

-Vamos a lo que importa -dijo con tono firme, sin mirarlo-. Sienna Rowe y Julián Ainsworth llevan separados un año. Mi clienta está dispuesta a firmar sin escándalos si se garantizan ciertos beneficios, como acceso a varias propiedades y una pensión 

mensual. 

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C21-MALDITO EXNOVIO 

Ethan no respondió. 

Solo la miró. En silencio. Como si cada palabra del caso no significara nada en ese momento. 

Kate frunció el ceño. 

-¿Estás escuchando? 

De repente, Ethan atrapó sus manos, haciendo que Kate se tensara. 

-¿Qué pasó anoche? -preguntó, en voz baja-. Te desapareciste… 

El corazón de ella se agitó. Y la escena con Grayson la golpeó como un látigo. El beso. El roce. Su amenaza. Y ahora Ethan, frente a ella, tocándola como si aún tuviera derecho a hacerlo. 

-Ethan-dijo con un tono contenido, retirando sus manos-. No estoy aquí para hablar de mi vida personal. Soy tu colega en este 

momento. Trátame como tal. 

El apretó los dientes y la frustración le cruzó el rostro. 

-¿Es por él? ¿Por tu marido? ¿Quién es, Kate? ¿Por qué nunca me dijiste que te casaste? -La voz se le quebró levemente. ¿Fue 

por eso? ¿Fue por él que me dejaste sin una palabra? 

Ella cerró los ojos y sus dedos se aferraron con fuerza al folio que tenía entre manos. 

-Ethan… —murmuró, sin mirarlo-. Si me citaste aquí fue para hablar de trabajo, no de mi vida. Confórmate con saber que estoy 

casada. Quién es… no es tu asunto. 

Abrió el folio con lentitud, conteniéndose. 

—Ahora bien, mi cliente… 

—Aún te amo —interrumpió el, con voz suave . Cuando volví a Londres y Aisling me habló de ti… tuve la esperanza 

vez podríamos empezar de nuevo. 

Las palabras le cortaron la respiración y Kate se quedó helada. Pero, por dentro, era un mar en plena tormenta. 

de 

que… tal 

No quería herirlo. No lo merecía. Ethan había sido un buen hombre. Uno que la había amado limpio, sin trampas. Pero también era 

parte de un pasado que ya no podía volver. 

-Eres un iluso respondió al fin, sonando fría y dura-. ¿Volver después de siete años? Eso no pasa, Ethan. Acaso tú no seguiste 

con tu vida… ¿no estuviste con nadie más? 

Ethan desvió la mirada un segundo y luego volvió a mirarla. 

-Sí. Pero nunca te olvidé. Nunca dejé de amarte. Mi corazón… todavía es tuyo. 

-Pues devuélvelo a su lugar —dijo Kate con frialdad, sin embargo, el nudo en su garganta dolía. Pero debía mantenerse firme.— Olvida lo que tuvimos. Olvídame a mí. 

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Lo miró a los ojos. 

-Y mejor seamos dos extraños sentados frente a un caso. Así dolerá menos cuando uno de los dos lo pierda. 

La puerta del restaurante se abrió otra vez y la persona que entró, era Grayson seguido de cerca por Sienna, que se sujetaba de su 

brazo como si le perteneciera. 

El lugar era discreto, perfecto para conversaciones privadas. Sin embargo, Grayson apenas prestó atención al entorno. Porque en 

cuanto sus ojos cruzaron el salón, su mirada se clavó en una figura sentada al fondo, de espaldas a él. 1 

Y la reconoció. 

No necesitaba verla de frente para saber que era ella. Podía identificar la curva de sus hombros entre miles. La manera en que 

inclinaba la cabeza al escuchar, la rigidez elegante con la que sostenía una carpeta entre las manos. 

Kate. 

Y entonces vio al hombre que la acompañaba, era Ethan, el maldito exnovio. 

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