C13- ESTOY CASADA HACE SIETE AÑOS.
C13- ESTOY CASADA HACE SIETE AÑOS.
-E-Ethan…
Kate lo miraba como si estuviera frente a un recuerdo materializado. Uno que no esperaba volver a ver. Uno que dolía y al mismo
tiempo… sanaba.
Él sonrió, con la rosa aún en alto.
-Hola, Kate.
Ella no supo qué hacer. Ni qué decir. Se quedó ahí, con la respiración entrecortada, sin moverse, sintiendo cómo las palabras se
atoraban en su garganta.
Ethan bajó lentamente la rosa y la colocó en sus manos.
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-No pensé que vendrías -dijo con sinceridad, con una mirada que la atravesó por completo-. Pero tenía que venir… por si lo
hacías.
Ella bajó la vista al tallo que ahora temblaba entre sus dedos, mientras que a su alrededor, todos miraban en silencio, algunos
sonreían, otros contenían las risas.
-¿Esto fue idea de ustedes? -preguntó, girando la mirada hacia Aisling.
Su amiga levantó las cejas con una sonrisa culpable.
—No me mires así. Solo… pensé que merecías una noche bonita.
-Una noche bonita -repitió Kate, con una mezcla entre incredulidad y nervios.
-Te ves hermosa -dijo Ethan de pronto, con la misma suavidad con la que la miraba en los pasillos del campus años atrás-. Igual que antes… o más.
Ella sintió un nudo en el pecho. No lo veía desde hacía siete años. Desde que su vida cambió. Desde que dejó de creer en muchas
cosas y ahora él estaba ahí, como si el tiempo no hubiera pasado, como si todo siguiera en pausa, esperándola. 2
-Dios, es increíble verte otra vez dijo Ethan acercándose un paso, como si no pudiera evitarlo.
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Pero ella retrocedió casi sin darse cuenta, el gesto fue automático el de alguien que no estaba preparada para su presencia.
-¿Qué tal si nos sentamos? -Ethan saco una silla para ella, ignorando (o fingiendo ignorar) su tensión-. Podemos ponernos al día.
-No, no puedo. -Kate miró hacia la salida, calculando la distancia.- Tengo que irme.
-¿Tan pronto? Su sonrisa se desvaneció un poco, pero aún había esperanza en su voz-. Solo unos minutos, Kate. Por los viejos
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истроз.
Ella negó con la cabeza, ya retrocediendo.
-Los viejos tiempos ya no existen, Ethan. -Respiró hondo, evitando su mirada.- Fue… bueno verte.
Y antes de que él pudiera responder, ya se estaba yendo, alejándose rápido, como si quedarse un segundo más la hiciera vulnerable.
Kate caminaba rápido, casi corriendo, cuando salió el aire fresco de la noche le golpeó el rostro, pero ni siquiera eso logró borrar el calor de la vergüenza-o tal vez del miedo-que sentía al escapar de él.
Pero Ethan no se dio por vencido.
-¡Kate! -Su voz resonó detrás de ella, más cerca de lo que esperaba.
Ella apretó el paso, pero sus pasos largos la alcanzaron fácilmente. De pronto, una mano envolvió su brazo con firmeza,
deteniéndola en seco.
-¡Kate! -repitió, esta vez más suave, pero con una urgencia que le quebró el alma-. No… no puedes simplemente desaparecer
de nuevo.
Ella se volvió, sus ojos brillando con lágrimas que se negaba a dejar caer. La entrada del hotel estaba casi vacía, solo el resplandor
de una farola iluminando sus rostros.
-Déjame ir, Ethan -susurró.
Él no soltó su brazo. En cambio, su mirada se llenó de un anhelo desesperado, como si temiera que, si parpadeaba, ella se esfumaría otra vez.
-No lo haré. Han sido siete años, Kate. Siete años sin saber si estabas viva o muerta. ¿En serio vas a hacerme pasar por eso otra
vez?
Una lágrima escapó, recorriendo su mejilla antes de que pudiera detenerla.
-No tienes idea de por qué me fui -murmuró, desviando la mirada.
-Entonces dime. -Él se inclinó, buscando sus ojos-. Porque yo… yo nunca dejé de esperarte.
-Han pasado siete años, Ethan.
-Lo sé. -La observó en silencio, y luego dio un paso
más cerca-
Pero te juro que cuando te vi esta noche… fue como si no
hubiera pasado un solo día.
-No digas eso…
-¿Por qué no? -preguntó él, directo-. ¿Porque tú sí me olvidaste?
Ella no respondió.
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CIS-ESTOY CASADA HACE SIETE AÑOS.
+25 BONUS
-¿Por qué te fuiste así, Kate? ¿Por qué desapareciste sin una explicación? -continuó, con voz ronca-. A veces pensaba que me lo había imaginado todo. Que no fuiste real. Pero ahora estás aquí, y sigues siendo la misma.
Kate bajó la mirada. Sus manos temblaban levemente, aunque intentó disimularlo.
-Yo te quise, Ethan. De verdad. Pero lo que tuvimos… ya no existe. No tiene sentido hablar del pasado.
-¿Y por qué no?-insistió, acercándose más-. ¿Por qué no me dejas al menos entender? Te busqué, Kate. Y tu madre me dijo que
te habías ido.
-Porque tenía que hacerlo —dijo ella, con un tono más firme-. Porque mi vida cambió, y tú no tenías lugar en ella. No podía
darte explicaciones. Solo… no podía.
Ethan apretó la mandíbula.
-¿Y ahora tampoco puedes?
Kate intentó alejarse, pero él no la dejó.
-Kate…
-No sigas, por favor -pidió ella, con la voz apenas controlada.
—No. No hasta que me digas que me olvidaste. Que ya no queda nada.
Ethan se acercó hasta que su cuerpo rozo el de ella.
-No puedes negar lo que hubo entre nosotros. Lo que hay ahora -dijo con voz baja, intensa—. Lo sentí en tu mirada. En cómo te
quedaste sin aire cuando me viste.
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-¡Eso no significa nada! -espetó, desesperada-. ¡Fue sorpresa, Ethan! ¡Nada más!
-Mírame -susurró él, acorralándola suavemente entre sus brazos. Por favor mirarme.
-Ethan, por favor…
-Dímelo -pidió él-. Dime que no significo nada. Que no queda nada en ti. Pero mírame a los ojos cuando lo hagas.
Kate parpadeó, sintiendo un nudo en la garganta. La cercanía de él, su olor, su voz… todo la sacudía. Pero no podía dejar que eso
creciera. No ahora. No cuando ya todo estaba tan complicado.
Y entonces lo dijo.
-Estoy casada.
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El impacto fue instantáneo. Ethan se tensó como si le hubieran clavado un cuchillo y retrocedió bruscamente, con los ojos
dilatados y la respiración entrecortada.
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-¿Qué?
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CIS ESTOY CASADA MACE SIETE ANUS.
-Estoy casada -repitió ella, más bajo esta vez. Hace siete años.
Kate aprovechó para escurrirse, apartándose de la pared con el pecho agitado.
-Lo siento murmuró, aunque no estaba segura de por qué se disculpaba.
Él seguía inmóvil, como si el mundo entero hubiera colapsado a su alrededor. Y entonces, justo cuando ella daba media vuelta para irse, su voz la detuvo.
-¿Lo amas?
Kate se detuvo, no era la pregunta que esperaba. Pero la respuesta era más fácil de lo que creía.
-No insistas, nuestro tiempo… acabó.
Kate apenas había dado tres pasos cuando Ethan la agarró de nuevo, esta vez con una fuerza que la hizo girar bruscamente. Sus
manos se cerraron alrededor de sus brazos, tirando de ella hacia él con una urgencia casi violenta.
—¡Dímelo! —exigió —. Dime que no lo amas. Dime que no amas a ese hombre y te dejo ir.
Ella intentó zafarse, pero él no cedió. En cambio, una mano se deslizó hacia su rostro, acunándolo con desesperación.
-Ethan, basta- protestó, pero su voz sonó débil, temblorosa.
Él la empujó contra la pared otra vez y sus cuerpos quedaron tan cerca que el calor entre ellos era casi insoportable. Su aliento le
acarició los labios, su mirada fue un incendio de obsesión y dolor.
—¿Por qué le diste a otro lo que era mío? -susurró, con la voz áspera, como si cada palabra le quemara-. Te juré que eras lo
único que quería. ¿En qué momento dejé de serlo para ti?
Ella no supo qué responder, pero el dolor en su pecho era un nudo demasiado apretado.
Hasta que una voz cortó el aire como un cuchillo.
-Gray, mira… ¿No es la abogada Langley?
Todo se detuvo.
Giró la cabeza hacia la voz y Sienna estaba allí y a su lado, Grayson.
Su marido. 2
El no dijo nada. Pero sus ojos-fríos, calculadores-se clavaron en la escena frente a él: Ethan, demasiado cerca, con las manos en
Kate, donde la intimidad entre ellos fue imposible de negar.
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