C9-AMABLE Y TIERNO.
C9- AMABLE Y TIERNO.
El impacto fue inmediato.
Grayson se irguió con lentitud y la miró como si acabara de decir una obscenidad.
¿Su divorcio? 1
La palabra retumbó en su pecho, como si le arrancaran algo que no sabía que aún le pertenecía. No tenía una razón lógica. No había
una respuesta clara. Solo lo sabía:
que Kate era su esposa y así debía seguir siendo.
Pero enterró ese pensamiento, como enterraba todo lo que dolía y a cambio, dejó que hablara el hielo.
-¿Y para qué quieres divorciarte? -preguntó con desdén —. No tienes familia. No tienes a nadie. Yo te doy todo para que vivas —¿Y
como una reina. 3
-Una reina en una jaula -disparó ella, en voz baja.
Grayson la ignoró. 1
-Sin mí, no tendrías dónde caerte muerta. 2
Kate se puso de pie de golpe, sin temblar y la silla chirrió al empujarse.
-¡No he tocado un solo centavo tuyo! -espetó, con el rostro encendido por la rabia—. Lo único que hago es respirar dentro de la
maldit4 casa que tú me dejaste antes de largarte.
Grayson se quedó inmóvil y sus ojos, siempre fríos y calculadores, parpadearon con una vulnerabilidad que jamás habría
permitido que nadie más viera.
Siete años.
Siete años huyendo de ella, de eso, de la forma en que incluso su voz lo sacudía por dentro. Porque Kate no era una mujer para la
que él estaba preparado.
No era dócil, no era predecible, no encajaba en ningún molde. Y eso la hacía peligrosa. Porque no podía controlar lo que ella le
hacía sentir: esa anhelo, ese… algo que se le enredaba en las costillas cada vez que la miraba. 2
Kate sonrió, burlona.
-¿Qué pasa, señor Maxwell? ¿No quieres ser libre? ¿No quieres estar con ella? -Dio un paso más cerca, desafiante-. Pues bien,
firma. Tu felicidad con Sienna… me importa un carajo.
Y esas palabras. Esa frialdad. Lo golpearon justo donde no sabía que podía dolerle. No entendía por qué, pero dolía. Y ese dolor se
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convirtió en enojo.
Bien siseó, avanzando hasta que solo un suspiro los separaba-. ¿Quieres divorciarte? Gana el caso. Consigue que Sienna sea
libre… y yo te daré tu libertad. 2
Kate sintió primero la sorpresa, luego un destello de felicidad. Algo más, algo amargo, se agitó en su pecho, pero lo ahogó rápido.
-Hecho -dijo, con una sonrisa que solo lo enfureció más-. Tu amante será libre. Yo me aseguraré de eso.
Grayson le devolvió la sonrisa, fría, calculadora.
—
-Espero que estés preparada. Porque este no será un caso sencillo su voz goteaba sarcasmo.
Kate entrecerró los ojos.
-¿Qué estás diciendo?
Él se acercó al escritorio, tomó un papel con los datos legales y lo deslizó hacia ella. 2
-El nombre del esposo de Sienna es Julián Ainsworth.
El aire se congeló.
Kate tardó un segundo en reaccionar. Ese nombre pesaba. Era una figura política, amigo de jueces, un hombre con poder y
conexiones.
Y antes de que pudiera decir nada, la puerta se abrió.
-¿Gray? -Sienna apareció, mirando con desconfianza la escena. Su voz sonó suave, pero sus ojos analizaban todo y se tensaron
al verlos tan cerca-. ¿Ya podemos irnos?
Grayson no la miró de inmediato, sus ojos seguían clavados en Kate. Solo después, con calma medida, se giró hacia Sienna.
—Sí, ya vamos.
Y entonces cambió.
La frialdad desapareció, él sonrió con ternura, le apartó un mechón del rostro y le susurró algo al oído que la hizo sonreír, antes de
caminar a la puerta.
Grayson le lanzó una última mirada, intensa, antes de envolver el brazo de Sienna alrededor de su cintura.
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Y cuando la puerta se cerró. Kate soltó el aire que no sabía que estaba conteniendo, mientras un sentimiento amargo la envolvía.
Resulta que él, si podía sonreír, ser amable y hasta tierno, solo que con ella… nunca lo fue. 3
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