Capítulo 43
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Capítulo 43
-¿Divorcio?
-se sorprendió Carlos-. ¿Por qué ella quiere divorciarse de César? ¿Fue por lo mío…?
-¡No es así! -lo interrumpió Rosa, acercándose con cariño-: Esto no tiene que ver contigo, hijo. No te culpes. Ella conocía el temperamento impulsivo de su hijo. Si descubría la verdadera razón del divorcio, ¡iría directo a causarle problemas a la amante de César! Y si enfurecía a César, los Sánchez sufrirían las consecuencias. También le importaba su hija, pero… la influencia de los Herrera era la única oportunidad de ascender socialmente para la familia. Al fin, debido a la falta de influencia, ellos eran incapaces de proteger a Celia.
-Exacto. Celia no sabe valorar su buena suerte. Debe agradecer que César la aceptara como su esposa, ¡pero esa ingrata aún quiere arruinarlo todo! -Fabio continuó criticando, creyendo que Celia solo le traería vergüenza y no entendía sus preocupaciones.
Carlos, silencioso bajó la mirada, pensativo.
***
Mientras tanto, en el hospital, Celia había estado en el quirófano desde las ocho de la mañana, realizando una compleja craneotomía. Cuando al final la terminó por la tarde, revisó su celular guardado en el vestidor y notó múltiples llamadas perdidas: varias de Carlos y una de César. Dudó por unos segundos y solo devolvió la llamada a su hermano. Salió del vestuario.
-¡Celia! Papá me dijo que quieres divorciarte de César, ¿es eso cierto? -le preguntó Carlos con voz preocupada -¿Él te lastimó?
-No-le respondió ella mientras masajeaba su hombro adolorido-. Con sencillez… dijo ya no compartimos los mismos valores.
Era mejor mantenerlo en la ignorancia. La impulsividad de Carlos era peligrosa.
-Si quieres divorciarte, hazlo. Aunque mamá y papá digan que los Herrera nos hicieron un favor con tu matrimonio, sé que es una mentira suya para engañarse a sí mismos. Con su influencia, ellos nunca nos vieron como iguales. Quizá el divorcio sea lo mejor. 1
De repente, Celia detuvo sus pasos. Un calor inesperado le recorrió todo el pecho. De toda su familia, quien la entendía era justo este “chico rebelde” consentido por sus padres… Sabía muy bien que, en el fondo de su corazón, Carlos no era malvado. Solo era algo témpera, y mimado por sus padres.
-Carlos, después de lo ocurrido, no seas tan impulsivo como antes. Mejor enfócate en tus estudios y logra éxitos por mérito propio. De esta manera, nadie nos menospreciará.
Carlos aún era joven. Ella esperaba que pudiera cambiar. No quería que los valores incorrectos de sus padres lo afectaran. Aunque no alcanzara grandes logros, al menos que fuera una persona recta y decente. Un joven como él debía entender de una vez por todas que algunos abismos sociales eran inquebrantables. 1
-Lo sé. La última vez que viniste al campo, ese imbécil te vio. Si no hubiera difamado tu nombre, jui le hubiera dado una mirada! -se quejó Carlos al recordar lo sucedido.
En su corazón, Celia era la más bonita del mundo, pero ese imbécil la difamó de la peor manera. ¡Dijo que una
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Capítulo 43
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mujer tan linda como Celia en definitiva había dormido con media la Facultad de Medicina! Si tan solo pudiera revelar que su cuñado era César Herrera, él no lo habría golpeado…
Celia parpadeó, sorprendida. ¿Así que Carlos había peleado por ella?
Recordó su visita al campo de Carlos meses atrás debido al requisito de su profesor, porque Carlos había faltado a las clases durante una semana entera. Ella se había acostumbrado. Como siempre, cada vez que Carlos causaba problemas, sus padres pedían que ella fuera a resolverlos.
-De todos modos, no pelees en el futuro. No siempre podré ayudarte -Con esto ella lo educó.
-Ay, ya lo sé. No seas como mamá ―replicó el joven.
Al salir del ascensor tras la llamada, Felipe la esperaba ansioso en la estación de enfermeras. Le dejó sobre el escritorio el documento del traslado de puesto y le informó:
-Doctora Sánchez, a partir de hoy se reportará directamente a la directora Sira Núñez. Felicitaciones. 1)
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